miércoles, 25 de diciembre de 2013

...De cuando no solo se vuelve a escribir en un blog... Navidad 2013.



...El ser humano cuenta entre sus cualidades, con una indiscutible,  objetiva y alejada de cualquier debate, que es la capacidad de adaptación.  Nos adaptamos a casi todo: al frío, al calor, a lo bueno, a lo malo, a lo que nos gusta y a lo que no.  Es obvio que la facilidad de adaptación es mayor si la circunstancia en particular nos es favorable, pero esto no deja de ser ni bueno ni malo ni todo lo contrario.  Sin querer filosofar mucho y como todos sabemos, la rutina de lo bueno también tiene su lado malo.

Uno se puede acostumbrar a renunciar a algo que le gusta, como a salir al monte o a no escalar. Al principio le cuesta, luego se resigna y al final se va olvidando de lo mucho que le gustaba o de porque no podía pasar sin las sensaciones que le aportaba.   Pasado un plazo, un día las cadenas vuelven a aflojarse y vuelve a ser dueño de parte de su tiempo.   Entonces, puede que de  vértigo (como dice Sabina) volver a lugares donde fuiste feliz. Sientes pereza, dudas y hasta miedo de haber perdido el sitio. Ya no te consideras a ti mismo un escalador y quizás ya no vuelvas a serlo.  Quizás haya cambiado todo.

Hablo en tercera persona, pero es también mi historia, el volver a encadenar un 7a no era la cuestión, la cuestión era, si seríamos capaces de volver a juntar las piezas del puzle, de volver a encontrar el sitio que un día tuvimos que dejar y si nos volverían a saber igual las raciones y las cañas en El Manolo, La Jara o el Sol Horrin.

Después de año y medio de haberme alejado gradualmente de todo lo que tuviera que ver con la escalada, Pepa había engordado y parecía más vieja, Gema y yo no compartíamos más que una pequeña parte del fin de semana y mi única válvula de escape era la bici.  Todo lo ocupaban los malditos libros y entre otras, la bendita ley 30/1992.

El día 1 de junio se aflojaron mis cadenas, a finales de julio cruzando el desfiladero de La Hermida me enteré de que esas cadenas tardarían en volverse a apretar, y un anuncio en el Boletín del 30 de septiembre me liberó de ellas para siempre.  Para entonces ya nos habíamos quitado algún kilo de encima y a las suelas de nuestras botas un par de milímetros de goma.   La Pedriza y Picos son buenos lugares para "renaturalizarse"... y aunque estábamos en el camino, no escalábamos.

Quirós, la escuela de escuelas  en mi particular jerarquía de lugares (excluyendo a La Pedriza), nos vio volvernos a poner los pies de gato, pero solo fue algo fugaz... no era el momento aún.  La Pedriza en pleno agosto nos vio intentarlo de nuevo, pero la cosa seguía sin coger ritmo, aun así, nosotros seguíamos sudando la gota gorda rumbo a sectores sombríos como La Cueva de La Mora o Cancho Islazo, y un día dejamos de ir contracorriente y volvimos a Patones y ya no dejamos de fallar a nuestra cita semanal con la roca.  Por el camino, a pesar de no ser yo un tío especialmente sociable, apareció "El Sota" a pocos metros del refugio de Collado Jermoso y volvió a repetir con nosotros nuestra conexión asturiana: Manu.


El Domingo, en una pequeña glorieta junto al Casa Julián en La Pedriza, pasaban los minutos junto a Zulema, Javi, Susana, Enok, y por supuesto Gema y Pepa.   El Moli y Virginia estaban en camino y yo me desesperaba con buen humor porque eran las doce y no arrancábamos a ninguna parte.   No todos ellos son amigos, pero todos sin excepción son gente muy querida y tan necesaria en la escalada como la propia roca.

Un poco de "cara de acelga", muchas risas más tarde y tres pegues a un 6c+ que en mi mejor momento me había resultado imposible, me vuelven a poner en el camino, "Soy capaz de hacer esto" que más da si la encadeno hoy o mañana o ningún día, esto es lo que me gusta hacer, este es mi sitio y esta gente que va y viene es mi gente.
Molina y Javi visualizan los pasos de "Carnes Prietas" y "Huesos Duros" en La Bola junto a Musgogénesis.

Uno se llega a acostumbrar a cosas extrañas, pero cuando vuelve a ganarse su espacio en el lugar en el que le gusta estar y  recupera lugares, personas y hábitos,  entonces  esas costumbres suponen su modo de vida y el espacio que ocupan los límites de su libertad.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Pedriza: Risco de las Bellotas - Guadalix: Peñarrubia

RISCO DE LAS BELLOTAS

...Repetir visita al "Risco de las Bellotas" era algo  pendiente desde que anduvimos por allí el 8 de febrero de 2011 con Javi y Susana.

De aquella vez, además de los gratos recuerdos que acompañan a todas y cada una de las jornadas roqueras que hemos compartido con ellos, quedaron otros asociados principalmente a la vía Alba Marina, (un clásico 6a de tres tiradas) que bajo el regustillo agradable de lo realizado, no se correspondían exactamente con la realidad.

No es un tópico decir que la mente es el principal músculo de la escalada.  Si estás fuerte de coco, subes independientemente de tu estado físico, y si no lo estás, lo normal es que pequeños inconvenientes se traduzcan pronto en un "¡Pilla! o  en un  ¡Bájame!

Tener buen coco no depende de las horas de entrenamiento en el roco, ni tan siquiera exclusivamente de  los días que se suba a escalar (aunque evidentemente esto si tiene más relevancia).  Tener un buen o mal coco puede derivar de causas no reconocibles y que no pasan de lo puntual,  pero también de otras que consisten simplemente en la capacidad de normalización de determinadas situaciones en las que pasamos miedo.

De la Alba Marina yo recordaba un primer largo fácil, sobreequipado con espit, y un segundo con distanciamiento entre seguros y  paso duro de adherencia con caída delicada por ser pendular sobre un espit hecho polvo.

Este sábado no estaba planeado volver a escalar esta vía, pero me vengo abajo intentando chapar el primer seguro de "Con pelos a los lados", que está lejos y aunque no parece difícil, la caída es de las de hacerse papilla. Así que intentamos templar nervios en terreno conocido.

El primer largo de la Alba Marina es casi como lo recordaba, espit cercanos y facilidades de pago en todos sus pasos.  Después del turno de Gema vuelvo a intentarlo, esta vez del tirón hasta la 2ª reunión, los seguros en este largo están bastante más cerca de lo que recordaba y el espit que protege el paso clave, aunque no tiene buena pinta, al menos no se mueve y no está lejos del anterior... Vamos que no era para tanto. Superar el pasito y salir corriendo hasta la "reu" es como coser y cantar. ¡Chupao!

Con la cuerda de 80 metros y con cuidado, soy descolgado hasta el primer seguro de "Con Pelos a los Lados". Desde la vira de roca que hace las veces de zócalo, toco el labio externo de la fisura y noto canto; la cosa es delicada por la caída,  pero el movimiento no es para nada terrorífico. Ahora conozco el tacto del canto y cuento con una cinta larga que reduce las distancias a sensaciones que puedo manejar.


Con Pelos a los lados me dice entre otras cosas que además de no estar en forma (que me lo dicen todas) que soy un tío muy poco polivalente escalando y que no se moverme si me sacas de lo más deportivo.  Me lo dice claramente, porque a ratos voy por dentro de la fisura, a ratos escalo en bavaresa y a ratos voy en Off Width y en todo momento resoplo como jabalí. Además a poco más de media pared desaparecen los seguros...  Así que me tiro por su variante plaquera "Cagando agua", que será 6b+,  pero también una vía en la que se lo que tengo que hacer y no me intimida la separación entre seguros.

Cagando agua tiene un descuelgue intermedio que uso pensando en un segundo pegue en el que incluir el segundo largo.  Llegado el momento, no soy capaz de chapar el primer seguro después de la reunión así que me fijo de nuevo en "Con Pelos a los Lados",  un único espit en medio de la fisura y luego parece que todo acaba en un tumbarral fácil.   Dicho y hecho, la reunión de destino es la del tercer largo de la "Alba Marina", pero como la instalación está bastante venida a menos y cerca de la de "Qué duro caga mi niño", es esta la que uso para volver al suelo.

Un último pegue para demontarlo todo, me sirve de nuevo para exponerme a mis miedos, que es la única manera que funciona de entrenar el autocontrol y normalizar situaciones que me intimidan.

En el pegue logro encadenar alguna secuencia y otras quedan pendientes aun de resolver, pero sobre todo, dejo casi virgen la parte en la que la fisura se ensancha y se escala como un Off Width.

Habrá nuevas visitas al risco, no sólo porque es un lugar tranquilo con una aproximación que requiere un esfuerzo que nos gusta a los tres, sino también, porque una cosa es no encadenar y otra muy distinta no saber escalar.  Este risco tiene cosas que enseñarnos y que queremos aprender, el tiempo que nos lleve y si lo logramos ya veremos

PEÑARRUBIA

Después de Leiva no nos apetecía nada dejar de lado la caliza.  En este regreso a la escalada, Gema y yo coincidimos en no obcecarnos en un único tipo de roca y alternar las escuelas.  Me encanta el granito pero echo mucho de menos los desplomes que son más habituales en roca caliza. Para escalarlos a parte de una buena técnica, hace falta mucha fuerza en los brazos y para tener fuerza en los brazos, entre otras posibilidades, hay que escalar desplomes.

Patones sigue siendo el mejor lugar para escalar vías de canto en Madrid, pero escalar a la sombra, en ese cañón haciendo un sol tan espléndido y no soplando nada de viento, hacía que tuvieramos como primera opción encima de la mesa la de esta escuela satélite de El Vellón a la que también suele caracterizar la habitual soledad y silencio.

Era una buena idea, pero las buenas ideas rara vez tienen un único padre.   Cuando llegamos allí ya hay una cordada. Mientras nos ponemos los arneses y de más fanfarria llegan un grupo de chicos y, luego aquello acaba convirtiéndose en algo parecido a una concentración.

La escuela es pequeña y, un número considerable de sus vías no son nada atractivas para la integridad física por acumular handicaps conocidos como panales de abejas y bloques que se mueven, cuestiones estas que las anula a efectos prácticos. 

No hubo que pedir número, pero casi.

Antonio, Almudena y Zule compartían escuela con nosotros y poco a poco fuimos mezclándonos para escalar.


De nuevo marro un primer pegue "a vista" a un 6a, la vía nº 7 del sector derecho, esta vez no tengo escusa, esta vía es exactamente lo que se me daba bien.  Una vía desplomada de 8 metros. El ego me suelta un "Qué malo eres", pero la razón me consuela, "Vamos a más"

En el 2º pegue pues eso, se fue para la libreta constituyendo el encadenamiento número 31 de los últimos doce meses.

Como otras opciones más sencillas no estaban disponibles, acabamos por puro descarte debajo de "Tocho Desplome" 6b+, que al principio me pareció imposible, y luego factible y siempre una vía cojonuda, de esas que aparecen marcadas en rojo en las guías.

En la Pedri, "Con Pelos a los Lados" me había dicho que si me sacan de lo habitual no se escalar, lo que me dice "Tocho Desplome" es que si quiero disfrutar escalando vías como esta, no me queda otra que entrenar, y me mandó el mártes a sacarme un bono en el roco.

Después de 4 pegues y observar como Antonio resolvía sencillamente los pasos que yo no había visto, di por finalizada mi exhibición.

Una cosa que si hacemos de manera excelente en la escalada, es acabar las sesiones deportivas tomando raciones en los bares. En Guadalix no conocíamos ninguno y Zulema tuvo que llamar al equipo de asesores, para que nos recomendaran uno:  La Tabernita, en la Calle Mayor 76, nos acogió con los brazos abiertos y nos pusieron lo que necesitábamos.   Mucha amabilidad, precio razonable, buena calidad y el tamaño de las raciones justo. Habemus bar en Guadalix.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Leiva IV - "El Retorno"

No se puede escribir en un blog de escalada si no se escala, esto no es como hablar de toros o de ciclismo.   Esta pasión no se entiende si no se está subido al escenario.  Ser escalador, da igual el nivel,  exige tener las manos llenas de heridas, pasar frío, a veces prescindir de la ducha diaria y a menudo pasar miedo.  A cambio no tendrás dudas en que emplear el tiempo libre, viajarás tengas o no dinero, llenarás tu vida de emociones y vivirás apegado a la naturaleza.

Hablando de viajes, creo que no he tenido más de 15 ó 16 días de vacaciones en los últimos dos años.  Así que disponer de un día libre y colocarlo junto al puente de la Constitución nos concedían unos nada desdeñables 4 días seguidos de descanso y una oportunidad que no se podía dejar pasar de salir de Madrid y oxigenarse un poco.

En cuanto al destino, en esta época del año lo tenemos claro, nos gusta Leiva.  Este ha sido nuestro  cuarto viaje en cinco años y el tercero en las mismas fechas.   Las razones por las que le hemos cogido cariño a esta escuela murciana son variopintas:  Indudablemente, la orientación de las paredes es una de las principales.  Si el día está despejado y no sopla el viento, podremos escalar en manga corta en pleno invierno.  Otra es la aproximación de una hora desde el área recreativa La Perdiz, que hace que no sea una escuela demasiado popular y por tanto que no esté demasiado masificada. A nosotros nos gustan las aproximaciones no demasiado cortas.  Nos gusta sudar el camino, limpiar los pulmones y merecernos estar a pie de vía dispuestos a darlo todo.  Una hora es la distancia perfecta en cuanto se coge un poco la forma.

El Área Recreativa La Perdiz cuenta con parrillas, bar restaurante y unos baños públicos abiertos 24 horas que facilitan el aseo mínimo de campaña.  Pero sobre todo, cuenta con un frondoso pinar en el que tenemos la posibilidad de plantar la tienda de campaña y estar a nuestras anchas.

Pepa estrenaba cada día bajo los primeros rayos de sol
Esto, que empezó siendo una opción, ya no lo es y ha pasado a ser "el único medio" de permanecer en Leiva sin acudir a los hospedajes tradicionales.  La pernocta en furgonetas está prohibida y los forestales se pasan, advierten y hacen la foto; si a la segunda visita sigues utilizando la furgo para dormir te extienden una recetita de esas que se te puede ir la olla.  En conclusión, otra ley que no tiene sentido y una peculiar manera de proteger el medio ambiente.  Se puede ir a Leiva y se puede dormir en tienda de campaña (previo pago de una tasa) , pero si llevas furgo y no llevas tienda, te toca dormir al raso, quizás al lado de tu furgo, o irte al camping del Berro a unos pocos kilómetros de distancia de la zona de escalada ¿Soy muy retorcido si pienso mal?

La tienda hubiera sido igualmente nuestra elección, pero las regulaciones absurdas molestan e iquietan del mismo modo.
Para complicar más la regulación, llendo con la tienda, el máximo de días de autorización por persona es de 3. Si sois dos, como nosotros, puedes reservar tres días a nombre de uno y otros tres a nombre de otro y así puedes llegar hasta los 6.  No está claro si se podría volver a sacar una autorización a nombre del primero una vez transcurridos esos 6 días.

Esta regulación aparentemente absurda quizás tenga sentido y solo necesite de una aclaración,  nosotros intentamos salir de dudas y no lo logramos en el Centro de Visitantes y Gestión Ricardo Codorniú.  Tampoco nos pudieron aclarar el sentido de la prohibición de la pernocta en las furgonetas ni el motivo del ensanche de la pista de Prado Mayor, ahora mucho más ancha que la propia carretera de acceso al parque.   Al menos la cuantía de la tasa es anecdótica 1,85 € por persona y día y desde luego no tiene afán recaudatorio.

A pesar de una gestión que no entendemos (salvo que insistamos en pensar mal), seguimos estando agusto en Leiva y seguiremos volviendo mientras podamos; al fin y al cabo nosotros hace ya tiempo que habíamos optado por utilizar la tienda-chalet  por simples razones de espacio y comodidad.

Como ya se dijo aquí en otra entrada el ritmo vital en Leiva suele reducirse a satisfacer cuestiones básicas, dormir como un ceporro (a partir de las 7 es noche cerrada y no hay nada de nada de nada)  comer como cenutrios, higienizarse lo que se pueda, e irse a escalar.  Por muy mal que se de la cosa, apareces a pie de vía sobre las 11 o las 12 de la mañana y tienes 5 horas para escalar con el sol pegando de lleno. Cuando el sol se esconde tras las montañas, aun tienes otra hora para escalar con buena luz pero eso si con la temperatura en caída libre.
Nosotros escalamos los tres días en el sector Las Cuevas, el más grande de la escuela y uno de los más accesibles.  Junto con el ensanche de la pista, se han escabado varias zanjas de desagüe para canalizar el agua de lluvia y por el camino se han cargado algunos de los mejores senderos de acceso.  Nosotros nos sabíamos de memoria el que subía primero a La Pecera y luego bajaba a Las Cuevas pero ya no existe.  Probamos una alternativa distinta cada día y al final nos pareció la mejor un sendero poco marcado que partiendo de un punto de la pista donde se ha acumulado bastante piedra procedente de las obras, accede directamente al sector Las Cuevas. 

En cuanto a la escalada pues no se nos dio demasiado bien, el grado está caro y la roca muerde las yemas, especialmente las pocos curtidas como las nuestras

Alejados de nuestra mejor forma intentamos recortar distancias escalando vías que ya teníamos en nuestro haber, sin dejarnos nada dentro y llegando al límite de lo que podemos dar.  Eso nos da al menos para pasárnoslo bien y no sentir remordimientos.

En tres días de escalada, solo logré una vía que añadir a la libreta, un intenso 6b de nombre Yabadabaduuu que combina pasos de placa dura con un desplome difícil de interpretar a vista.

Gema escala siempre de primera, salvo el caso de "Solo una sonrisa", sólo 6a, pero joder, que 6a más bueno.  A esta vía no le falta ni le sobra nada.  Es simplemente perfecta de principio a fin.

El sábado nos quedamos sin yemas; a mi me lo dijo "Con pelos en la lengua", un 6b+ viejo conocido y a Gema se lo dije yo, que ya tenía bastante.

El domingo toca desmontar el campamento, también hacemos planes para investigar algún otro sector, pero acabamos agotados con tanto ir y venir a la furgo.  La que peor lo lleva es Pepa que sabe que va a pasar del todo a nada en cuestión de 400 kilómetros.  Como al grueso de la tropa, nos queda la esperanza del fin de semana, cuando los escaladores sentimos como se aflojan los nudos que nos atan al día a día.

lunes, 2 de diciembre de 2013

La Pedriza: risco anecdótico en Quebrantaherraduras Superior, overbooking en la Peña del Reloj y visita al Muro del Snoopy

Amaneció el sábado frío y nublado con demasiadas ganas de escalar y pocas de arriesgar con Patones, el cañón del Pontón de la Oliva es una nevera un día agradable de invierno y un congelador cuando no todo está tan perfecto. Sus divertidísmas vías, tendrán que esperar una ocasión mejor.

Una semana atrás nos dejamos convencer por Alex de visitar Quebrantaherraduras Superior en La Pedriza, y el sector a pesar de ser un viejo conocido, resultó un lugar perfecto para escalar.   Habíamos dejado el coche a -2º C y, como consecuencia de una buena ubicación, quince minutos más tarde estábamos escalando en manga corta.

Hoy el cielo estaba cubierto y el viento entraba de refilón; se podía estar y se podía escalar, pero era mejor no entretenerse mucho para no quedarse helado.

Estando las vías principales "ocupadas" por una horda de entusiastas escaladores, calentamos en los bloques chapados de su izquierda "No way out", "Panzas", y un 6a anónimo. Hicimos las tres seguidas para lograr un calentamiento medio digno y avanzamos posiciones a la derecha.  "Mentiras Piadosas" (6c) es otro bloque, también viejo conocido, pero ya tiene entidad suficiente como para ser considerado una micro vía. Comento por si acaso, que el espit que sujeta su mosquetón de descuelgue amenaza disgusto. A su derecha Gema pilota (una vez más) el Halcón Milenario (V) hasta su reunión. 

El muro principal del sector parece que no va a quedar disponible en un periodo indeterminado de tiempo.  No nos gusta ni ser agobiados ni agobiar,  así que aprovechamos la oportunidad de la situación para pegarnos con un pequeño risco algo apartado, donde nos aseguramos  tranquilidad y pulirnos las yemas de los dedos en retos más novedosos.

Pillarle el rollo a "Niscalitos y Boletus" (6b) nos llevó 2 pegues el fin de semana anterior... No parece que el trazado de la vía y las chapas remen en la misma dirección, a cambio esta micro vía exige pensar, mover los pies y un cambio de manos: Poco, pero suficiente.  Gema la castiga al tope hasta "el fallo" que diría Almudena.

"Quien pisa como no debe le pasa lo que no quiere" (6c) es pequeña pero matona, 6c indiscutible.  Me llevó algunos pegues saber de que iba.  Una vez descubierto el intríngulis solo hay que apretar una ñapa con la mano derecha hasta que casi te revienten los tendones, subir un pie y, en equilibrio levantarse hasta el canto bueno.  Intensa, pero anecdótica.

Aun quedaba suficiente luz para un nuevo asalto, por contra el frío arreciaba y no permitía tomarse un respiro para coger aire.  En un gesto de rebeldía contra la realidad, me asomo a escrutar "El gendarme", la vía más llamativa de este risquín, 5 minutos más tarde empaquetábamos el material e iniciábamos el camino a pie hasta la barrera de Cantocochino.  Una vía de tres chapas es argumento más que suficiente para saber que volveremos pronto.

Una cena con amigos y planes de escalada para el domingo son el mejor final de vía para el último día de noviembre.

El domingo salimos de casa con el convencimiento de que íbamos a escalar  en las Placas del Halcón, pero en las escaleras de Casa Julián cambiamos todo lo planeado por la imponente fisonomía de la Peña del Reloj.   Mala decisión.

Cuando llegamos allí descubrimos que nuestra idea no era nada original y que no quedaba hueco para nadie más. Propongo seguir hasta el Cancho de la Muñeca, pero  no cuento con quórum. Si lo logro para ir al Muro del Snoopy y, finalmente tiramos para allá.

La última vez que visité el sector fue con Alberto y Jordi hará al menos 6 años.  Tenía buen recuerdo, pero mis recuerdos no eran buenos del todo. Nos llevó un ratillo dar con el sector y un poco más descubrir que el pie de vía era incompatible con la rodilla de Almu que ya estaba en código rojo.

Al final toca escalar por separado, Antonio, Zule, Almudena y su rodilla regresan al Reloj con la esperanza de encontrar menos densidad poblacional, mientras que Gema y yo, nos empleamos en salvar algo de un día que empezó presentándose ideal para escalar.

Algunos en el Reloj nos oyen comentar las bondades del Muro y deciden corre que te corre, llegar antes a coger sitio, o lo que es lo mismo, las vías de 6a.   Conseguimos no obstante, hacernos un hueco y escalar sin discutir.   Con 3 vías tuvimos suficiente "Puro Barrio", "Podón" y "Fisura Fontecha" (todas ellas 6a). Tres líneas consecutivas, sobre granito perfecto, con una distancia entre parabolts razonable y reunión común.  Cuando llegamos a tocar la roca, era tal el desgaste anímico y había corrido tanto el reloj, que dimos por buenas las tres vías, el sector y la jornada.

Una ronda de cervezas en La Jara y unas raciones con el resto de la tropa terminaron por completar un día con saldo positivo pese a todo.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Bitácora Vertical

Por si llegas a estas líneas de nuevas o si habías dejado de pasarte por este blog porque lo considerabas muerto y te sorprende ver una nueva entrada, puedes estar seguro que no estoy aquí con la intención de volver a desaparecer.  Bitácora Vertical despierta de su letargo para volver a ser lo que siempre ha sido.  El Blog de un tío que escala y que habla de parte de lo que le va pasando en la vida,  tenga que ver con la escalada o no.

Por si no me conoces ya, o no me has leído antes, te anticipo que no soy nada especial en este mundillo.  No hago mucho grado, soy básicamente deportivo y escalo en pocas escuelas pero que conozco bien (fundamentalmente: La Pedriza, Patones y El Vellón en Madrid, Quirós en Asturias, Leiva en Murcia y Cuenca y Valeria en Castilla La Mancha).   Me gusta repetir sitios, forzar vías y encadenar.  A los escaladores deportivos nos decían antes frikis.  Mi mayor satisfacción friki es encadenar un sector completo y no volver a él.  Sentido no es que tenga mucho, pero a mí me da gustirrinín y me hace enfrentarme a vías a las que de otro modo solo enfrentaría excusas.  Matizo que considero los sectores hasta 7a y que hoy en día estoy lejos de ese grado, así que es fácil verme repetir y repetir... Aunque ya no soy tan cabezón,  siempre algo queda.

Eso sí, considero que mis más de 700 vías encadenadas a lo largo de 9 años, algo de experiencia  aportan y aun a riesgo de equivocarme puedo hacer algunas consideraciones sobre algunos pequeños aspectos que he llegado a conocer bien. No pretendo convencer, ni mis opiniones son inmutables, que cada uno tome esas entradas como una opinión tan sólida como los argumentos que las sustenten.

Cuando esas entradas describen material... se engloban bajo la etiqueta "material", si explican una opinión "editorial", sin son puros pensamientos "desvaríos"... etc.

La entrada más habitual será la que te cuente lo bien que me lo he pasado tal día escalando en tal sitio tales vías, y con quien lo he hecho; normalmente esas entradas describirán someramente las vías en cuestión y se agruparan bajo la etiqueta del nombre del sector y de la escuela... Lo que hacen todos los blogs de escalada, vaya.

Algún día puede que cuente algo personal  y de esto siempre dudo mucho... pero esta es la historia de un escalador, y en la vida a veces pasan cosas tan intensas, buenas o malas que acaban superando todos los filtros y acaban siendo escritas... ¿A quién le importa este exhibicionismo personal?  Esa no es la cuestión, escribiendo a veces me libero y no pienso más.   Entrada escrita y publicada entrada que se suma al blog para siempre...  Aunque tampoco esto es un dogma de fe.

Nunca he mezclado la política con este blog, pero por si acaso un día se me escapa algo, aclaro que no vendo mi capacidad crítica a ninguna tendencia, que bajo distintas marcas se nos presenta un único perro con distinto collar.  Yo les juzgo por lo que hacen, no por lo que dicen que hacen.


Soy ecologista y apasionado por la montaña, pero no soy montañero.  Muchas veces hacemos buenos trekking, pero solo cuando las condiciones prometen ser perfectas... Se que me pierdo mucho, pero me gusta compartir lo que hago con mi chica y con mi perra concediéndonos amplios márgenes de seguridad.

También puede colarse alguna entrada sobre el mundo de la mountain bike, mi antigüo deporte favorito y ahora 2º deporte.   Si te digo que una pieza funciona, o que no funciona, puedes creerme también. He roto todo lo que se puede romper en una bici y he armado un par de bicis desde cero tornillo a tornillo, rodamiento a rodamiento, radio a radio.

No escribo aquí para gustarte, aunque me gustaría gustarte pese a todo.   Si sigues este blog podrás encontrar errores, pero no falsedades, ni un púlpito desde donde se exhiba un ego crecido o crítica personal.   Encontraras eso sí,  vivencias y alguna información útil. Todo ello teniendo como hilo conductor "la conquista de lo inútil" que diría Lionel Terray.

Bienvenidos de nuevo a Bitácora vertical




jueves, 5 de septiembre de 2013

Asturias: Julio 2013 - 3ª Parte: El Picu Mayor

Martes, 2 de julio de 2013.  Sigo moqueando. El maldito catarro, gripe o lo que sea no afloja.  Estoy mejor, pero no estoy bien.  Quizá un buen plan montañero y una buena sudada ayuden a exorcizar los virus.

Nos calzamos las Five Ten y nos vestimos de excursionistas. Tenemos ganas de conocer la cima del "Picu Mayor", también conocido por los no locales como "El Gorrión".  Pico imponente, que preside el valle de Quirós.

Así que ni demasiado pronto ni demasiado tarde dejamos a pie nuestro campo base en "Las Agüeras" y cruzamos la carretera en dirección a Villaorille. Un cartel antes de cruzar el puente de acceso al pueblo marca la ruta: el PR-Q3 Villaorille-Cueva de la Canal-Picu Mayor
El Picu Mayor o Gorrión (1.235 mts.), preside el  valle.  Este cartel a la entrada de Villaorille, otro en el centro  del pueblo y la marca blanca y amarilla de la Cueva, fueron las únicas balizas del PR que vimos en toda la ruta.
Joaquín, uno de sus cinco habitantes fijos, nos aporta más información y un par de alternativas... Elegimos la ruta "normal" que parte de una pista al final del pueblo y que en rumbo Norte va bordeando la cordillera del Picu Mayor hasta cambiar de vertiente por una cueva escavada en la roca.

Según vamos dejando atrás Villaorille, la pista va internándose en una zona boscosa de gran belleza.   y poco a poco comienza a desdibujarse hasta convertirse en un sendero que desembarca a los pies de un pedrero.

Cuando ya pensábamos que nos iba a tocar sudar la gota gorda pedrero arriba, unas cerradas zetas, se nos presentan salvadoras y nos confirman lo que ya sospechábamos: que la pista y el sendero que hemos dejado atrás, constituían antes un único camino carretero que daba servicio a la antigua economía ganadera del valle.

Quirós es desde luego el paraíso de cualquier etnógrafo con un mínimo de curiosidad. Ahora no es fácil imaginar el valle lleno de gente, de  niños naciendo, envejeciendo y muriendo aquí.  Pero aun a día de hoy, están muy presentes las huellas de su pasado minero. Tuvieron tren, industria y una economía rural próspera.  Hoy los pueblos se quedan vacíos y las casas que se restauran son casi en su totalidad segundas residencias de urbanitas o quirosanos emigrados a la vecina capital ovetense.

Al terminar de sortear las zetas, el camino está tan desdibujado que dudamos si estaremos yendo en la buena dirección.  Unos mastines nos detectan desde un collado y nos ladran amenazadores.  Están lejos pero aparentemente en algún momento hemos de tomar su dirección. Seguimos avanzando un poco preocupados y dispuestos a darnos la vuelta ante una eventual escalada de tensión.  Finalmente damos con la cueva, y la tercera y última marca blanca y amarilla de toda la ruta. Pintura no es que se haya derrochado precisamente. Nos animamos por confirmar que estamos en la buena dirección, pero las facilidades acababan de terminarse. 

La otra cara de la sierra está exultante de vegetación.  El 2013 venía equipado con una de las primaveras más lluviosas que se recuerdan.  La lluvia y la ausencia de tránsito humano han constituido el soporte necesario para llevar al viejo bosque a un inesperado apogeo.

 No hay palabras para describir tanta belleza, de verdad que no las hay. Hemos visto cosas bellas, pero esto es una exhibición... Helechos de casi metro y medio, el musgo tapizando las rocas, los árboles...  es imposible de describir y emocionar, hay que verlo, llenarse los pies de barro y mojarse los calcetines, hay que soportar el sudor que empapa nuestra piel por el bochorno de toda esta humedad y por el esfuerzo del paseo, hay que saber valorar que los paisajes más bellos suelen ser los menos cómodos y este no es una excepción.  Es el precio a pagar y es un precio bastante justo.


El apoteosis es la llegada a la braña de Quintaneiru.  Está abandonada, como casi todas ellas. La actividad ganadera ha disminuido tanto que los pueblos se despoblaron, se descuidaron los caminos y ahora solo se yerguen como monumentos a la memoria de un pasado rural en el que la vida en las ciudades no era más que un modo de vida alternativo.

Braña de Quintaneiru


A partir de aquí nos despistamos, seguimos un camino que no lleva una dirección coherente y que al poco comienza a descender... pronto comprendemos que hemos de dar la vuelta. Regresamos a la braña de Quintaneiru y reponemos fuerzas, dudamos sobre que hacer y aunque probamos alguna que otra alternativa nos acabamos dando por vencidos y satisfechos.  Mi cuerpo ha respondido hasta este punto pero no me quedan más pilas que las necesarias para volver.

Estamos contentos, la ruta ha sido preciosa y nos quedamos con ganas de a rematarla.

Epílogo

Joaquín nos pregunta en Villaorille  que tal nos ha ido, le resumimos nuestra aventura y nos aclara donde nos despistamos y la dirección correcta que deberíamos haber seguido desde la Braña.

Le debemos de caer bien, o más sencillamente tiene ganas de hablar y nos cuenta historias que para mi son un regalo:  De como era la vida allí cuando el era niño, de las carretas tiradas por bueyes primero y luego por caballos que subían a la Braña, de los trabajos comunales de los vecinos para mantener en buen estado los caminos y lo unidos que estaban... La gran mayoría emigró a la ciudad, sólo el resistió la tentación ovetense para seguir orgulloso en su pueblo ganándose la vida con sus gallinas y sus vacas.

lunes, 22 de julio de 2013

Asturias: Julio 2013 - 2ª parte "Gulpiyuri y Playa de la Huelga"

Son las 9 de la mañana, el despertador nos arranca definitivamente de los brazos de Morfeo, tenemos mucho que hacer.  Para comenzar un largo desayuno en nuestra mesa favorita del área recreativa de las Agüeras.  El almuerzo incluye café con leche en polvo y tostadas con mantequilla y mermelada.  La señorita Pepis tomará lo de siempre que no pueda evitarlo. El tema de conversación: Hacia donde encaminar nuestros pasos.  El tiempo nublado pretende ser un factor de decisión.

El señor Isidro, con el que coincidimos en la fuente, influye:  "Va a hacer un buen día".  Gema y yo miramos al cielo y luego nos sonreímos:  El día amenaza lluvia, pero don Isidro quiere que levantemos el vuelo.   Es tan sutil la formula empleada, que nos parece hasta tierna.  Me sigo encontrando sin fuerzas para alternativas más físicas y quiero repetir visita a Gulpiyuri.  Gema menciona que nos separan casi 100 Km.  pero el espacio-tiempo ha cobrado otra dimensión y nos ponemos en marcha.

Durante el trayecto, a veces chispea (orbaya) y nos animamos pensando que quizás dispongamos de Gulpiyuri para nosotros solos.  Casi acertamos.  Solo nos acompaña una pareja joven que nos mira con el mismo pensamiento receloso que nosotros les dedicamos: "Qué bien si os hubierais quedado en vuestra casa

La marea está baja, tan baja que casi no hay mar.  Recordemos que Gulpiyuri es una espectacular playa de interior (Sin haberla visto, visualizar el concepto no es nada fácil), hacerla una foto en estas condiciones es como ponerse en el carnet de identidad una  en la que vuelves del monte después de una semana asalvajado, con la ropa sucia  y sin ducharte... Si, eres tú, pero no hay que hacerse tanta publicidad.

Aun así disfrutamos (los tres) de un buen bocata de lomo y, a pesar del frío, nos bañamos lo que se dejaba el mar, hasta los tobillos. Jugar a "Atrapar a Pepa" es tarea suficiente para entrar en calor y liberar todas las endorfinas disponibles.

Cuando nos saciamos de Gulpiyuri nos subimos de nuevo a la furgo y recorremos por una pista llena de baches, la distancia que nos separa de una playa de ensueño: La Playa de la Huelga.

Si Gulpiyuri es mágica, la Playa de la Huelga es cum laude en belleza. Cierra los ojos. Imagina que aparcas el coche en una pradera de exultante verdor destinada a la siembra. Ahora recorres andando unos pocos metros por una pista que desemboca en un arroyo de agua totalmente cristalina que viene de un viejo molino en medio del bosque y que sale  al encuentro del mar en una franja de arena tostada.  A pocos metros de la orilla un arco de roca sirve de cobijo a las aves...  _No estás solo, tu chica te acompaña y juntos contempláis como tu perro juega con las olas.


Este lugar existe, se llama Playa de la huelga y ojalá nadie venga nunca a conocerlo.   En su defecto, si acudís, disfrutadlo y no permitáis que queden mas huellas de vuestro paso que las que dejéis efimeramente en la arena. (Perdonar que sea pesado con la no excepcionalidad de lo que gente normalmente cívica entiende como excepcionable, lo del papel higiénico o las cáscaras de las naranjas... Que no cuesta nada meterlos en una bolsa y luego tirarlos a un contendor)
 
El arroyo que desemboca en el mar es en realidad el Río San Cecilio.


El característico arco de roca se llama "Castro de las Gaviotas", mis fotos no están mal, pero si quieres ver la playa desde objetivos más profesionales visita: http://seraporfotos.blogspot.com.es/2013/03/manana-playera.html

No es nuestra mejor foto pero no me importaría repetir este momento 50 millones de veces en mi vida.
 Después de que sintieramos que era el momento de partir, partimos de vuelta a Quirós, a nuestro lugar en Las Agüeras y para encaminar nuestros pies en el tradicional paseo por Villaorille donde un pequeño hormigueo me recorre el estómago, quizás debí haber sido valiente y comprar aquella preciosa casa en ruinas. Quizás si o quizás no.  La han vendido y tampoco es motivo de tristeza, nuestro rinconcito en las Agüeras y nuestra casa rodante son privilegios suficientes que un día podemos no tener.  Carpe Diem.



Asturias: Julio 2013 - 1ª Parte "La llegada"

 Un día cualquiera, pongamos un 29 de junio, te levantas y sigues teniendo fiebre, tu nariz hinchada y enrojecida como un tomate continua chorreando mocos en el enésimo Kleenex de la semana, y sigues apostando toda tu fe a ese gran invento de la humanidad denominado Frenadol.

Ese día en el que te sientes bastante lejos de tu mejor versión, resulta que  es el primero de los únicos 12 que tienes de vacaciones en todo el año y quizás los únicos 12 días libres y remunerados de los últimos dos. Así que sin ofrecer concesiones a un cuerpo que te pide a gritos tirarse en el sillón, nos ponemos pesadamente en movimiento a golpe de un despertador menos severo de lo habitual y, un par de horas más tarde nos hallamos subidos en la furgoneta dirección al Paraiso, también denominado por algunos como simplemente "Asturias".

Escapamos de Madrid justo antes de que arrivase la ola de calor brutal que convierte los meses de julio y agosto en un, escógase entre: "Aquí no hay quien viva" o "Sálvese quien pueda"

Gema, la Pepa y yo, no echaremos de menos ni un solo segundo de estos doce días, nuestra por otra parte, también querida tierra madrileña.

Esta vez no tenemos un plan, solo tres directrices: Quiros, Picos y lo que nos apetezca al ritmo que nos plazca.  No tenemos prisa por llegar, las vacaciones son en si mismas "un viaje" que arranca desde el mismo momento en el que empiezas a meter trastos en la furgoneta y que acaban cuando los sacas.   Por una vez obviamos los atajos en forma de peajes, y nos lanzamos a la experiencia de los puertos de montaña.   Como diría el anuncio ¡...Acierto!

El Puerto de los Leones, Pajares y La Cobertoria  nos confirman que nos gusta conducir, que no nos gusta pagar por quintuplicado lo que ya se nos ha descontado en impuestos, y que hay lugares por los que merece la pena pasar.

Coronando la Cobertoria encontramos una empinada pista de tierra señalizando la ubicacion de la "Necropolis Megalítica de la Cobertoria".  Nos interesa todo lo que tenga que ver con Quirós y por si fuera poco es la hora de comerse un bocadillo, razones no nos faltan para meter primera y orientar el morro de la furgo hacia lo alto de la empinada pista.



Prau Llagüezos: Por casualidad dimos con este trozo de paraíso donde el primer domingo de julio se celebra la fiesta del cordero.  Recomiendo leer el siguiente enlace que resume la historia del refugio y de dicha fiesta, porque no tiene desperdicio: http://www.vivirasturias.com/asturias/quiros/fiesta-del-cordero-en-el-prau-llaguezos/es
 La pista termina en una pradera de cuento, el "Prau Llagüenzos", jalonada de acevos, cabañita incluida y manada de caballos Asturcones.  Por muy tarugo que seas con la fotografía, con que dispares al azar obtendras hermosas fotos y estarás viviendo un sitio encantador... únicamente somos incapaces de dar con las construcciones megalíticas.

El asturcón o pony asturiano pertenece a las razas que habitan desde antaño en los macizos montañosos que van desde la Cordillera Cantábrica a los Pirineos, al menos hay seis subtipos: el asturcón en Asturias, el garrano de Portugal, el caballo galaico en Galicia,  el losito en el norte de Burgos y Palencia, el monchito en Cantabria y la pottoka que pervive en áreas de Navarra y País Vasco.  [texto extraído de la web http://www.senderismoenasturias.es/asturcon.htm, recomiendo su lectura completa]

Nos sentamos a la sombra de un Acevo y a pesar de pincharnos varias veces el culo por sus molestas hojas disfrutamos del bocata y de la naturaleza.   De nuestro paso no quedará mas huella que el recuerdo imborrable en nuestra memoria y las fotografías tomadas, así debe ser.  Así debería de ser en cualquier caso y sin excepción (no, no vale dejar el papel higiénico ni las cáscaras de las naranjas)

 Poco a poco, y a pesar de estar griposo, empiezo a ser consciente de donde estoy y de lo que me gusta estar aquí, se que Gema no comparte al 100% esta pasión por este lugar llamado Quirós, pero al menos si cuento con su 75% y el 100% del de Pepa.   Las mentes analíticas, realistas y prácticas se meten menos ostias contra el suelo y me evitan a mi, impulsivo, pasional y a menudo irracional envestir contra molinos de viento.  Al final es una simbiosis como otra cualquiera.

Tras un emocionante regreso a la carretera y un poco más de diésel quemado, aparcamos en el parkin de Aciera. En seguida empiezan los reencuentros "Jose Antonio" en el mismo lugar de la última vez controlando el cotarro del parkin, Coqui y Carlos "El de Oviedo" en la misma mesa, con la misma jarra de cerveza y bolsa de patatas de sobre. Alberto detrás del mostrador. Sí, nos falta Araceli que se ha jubilado, pero como Quirós marca un guión con marcada tendencia a las historias agradables,  pronto salta al escenario y podemos cumplir el ritual de plantarla dos besos "uno por mejilla" que diría el gran Sabina.

Puede que a criterio de Pepa faltara algún gato... pero el recuento nunca fue demasiado oficial por lo difícil de su relación.

Mar y Manuel han tomado caminos diferentes, pero en nuestro camino siempre los dos.  En este capítulo en concreto, sólo pudimos contar con Manuel.  Él solo se bastó para destrozar los límites del concepto hospitalidad.   Hemos quedado en una deuda de amistad difícil de saldar.

Después de compartir una divertida cerveza con Coqui y Carlos a costa de las experiencias por Noruega de éste último, nos retiramos a descansar a nuestro rinconcito favorito de Las Agüeras,  donde seríamos observados con resignación por el señor Isidro, que no nos reconoció de otras veces y al que no pudimos a pesar de esforzarnos en ello, de evitar perturbar un mínimo en su cotidiana tranquilidad.
Las Agüeras es una parroquia del concejo asturiano de Quirós (España), y un lugar de dicha parroquia. Su templo parroquial está dedicado a San Vicente.
La parroquia alberga una población de 172 habitantes y ocupa una extensión de 15,89 km². [fuente: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Ag%C3%BCeras

Continuará...

lunes, 24 de junio de 2013

Trekking: Cantocochino-Las Torres-Cuerda Larga-Ventisquero de la Condesa-Cantocochino

...El viernes a las 21:15 horas nos presentamos ante la barrera de acceso a Cantocochino.  Nos la encontramos bajada.  Es el primer día del verano y el horario de acceso al Parque se restringe desde las 21 horas hasta las 8 de la mañana.

No somos los únicos a los que les pasa, 20 ó 30 vehículos acabamos pernoctando en el parking exterior.

Hace buena temperatura, sometemos al agua hirviendo un plato precocinado de pasta, cumplimos con el ritual de la cena y a las 11 ya estamos durmiendo.

El despertador cumple su función exactamente a las 7 de la mañana, pesadamente abrimos los sacos y regresamos a la vida.  No hay tiempo que perder.

Preparamos el desayuno y San Café nos allana el camino de la consciencia.   Son las 8:05 cuando cruzamos la barrera erguida rumbo a "Cantoco".   10 minutos más y se nos hubiera quedado cara de idiotas, pues el trajin de coches era ya más que significativo.

8:20  a.m.  Llegamos con la furgo al parking que hay justo pasado el de Cantocochino (Puente de las Ranas).  Aun nos llevaría 25 minutos más ponernos en marcha.

8:45 comienza la travesía.  Tomamos el PR-M1 dirección a Las Torres, la temperatura es considerablemente más fresca que el fin de semana anterior, sin embargo cuando llegamos al Collado Cabrón no queda ni rastro del frío que nos hizo dudar en la salida sobre si mantener el forro polar puesto o dentro de la mochila.

9:55 Acabamos de remontar la canal del Pajarito. Hasta aquí hemos remontado 460 metros de desnivel y estamos chorreando sudor.  Hacemos una parada técnica para reponer líquido y tomar una barrita. Esta parada también vale para reencontrarme con el GPS que creí haber dejado en la furgo.
A partir de aquí seguiremos ganando altura pero de manera menos constante y por un paisaje más variado, entretenido y en ocasiones abrupto.

Las marcas blancas y amarillas del PR no siempre son fáciles de seguir, algunas han sido repintadas recientemente por el trabajo altruista de los voluntarios de la federación madrileña, otras apenas se intuyen y en ocasiones nos vemos obligados a desandar parte de lo andado... La cosa no es grave, siempre se acaba dando con ellas.

Antes de llegar a Tres Cestos hay un par de pasos en los que hay que ayudarse de unas cadenas para remontar unos bloques de piedra.  Un poco de pimienta para una ruta apta para casi todos los públicos.

A partir de Tres Cestos, ya no dejamos de tener a la vista Cuerda Larga.  Salvo alguna zona en la que hay que saltar entre bloques de granito, el camino se deja hacer facilmente sin mayor dificultad que los límites que nos marquen nuestras piernas.

Poco antes del Collado del Miradero nos paramos a comer.   Unas ensaladas de lata y unos cuantos tragos de agua son suficientes para terminar de cargar las pilas.  En 15 minutos hemos alcanzado el Collado. Hasta aquí el territorio conocido.

2 parte: Cuerda larga.

Desde el Collado del Miradero buscamos una senda que nos conduzca al pico "Asomate de Hoyos" ya en Cuerda Larga.

El sendero como tal no existe... A veces se intuye un resto de lo que debió ser, otras veces algún hito disperso confirma la buena dirección, pero sobre todo el sentido común y un terreno fácil nos guían sin dudar hasta situarnos en la Cuerda Larga.  Enseguida las marcas blancas y amarillas del PR-M11 nos sacan de dudas.  Estamos en la buena senda.  Hemos sobrepasado La Pedriza; las Torres, imponentes desde Cantocochino, parecen desde aquí vulgares peñascos. Desde este momento y en lo que queda de día ya no perderíamos los 2000 metros de altura.

Asómate de Hoyos es nuestra primera cima, nos lo confirman unos asturianos que allí descansaban.  Es una tontería pero nos gusta: nosotros intentando ponernos en forma para no hacer el ridículo en los Picos de Europa y ellos aquí en los Madriles disfrutando de nuestro querido Guadarrama... El conocimiento mutuo nos enriquece a todos.

Después de "Asómate de Hoyos" Cuerda Larga se nos presenta ante nosotros sin tapujos
Hace calor, no es sofocante pero el lorenzo no deja de manifestarse con poderío. También sopla el viento, de flojo a moderado como dirían en la tele, y ese viento es más bien fresco.  Ayuda a la marcha pues no hay ni una sombra.

Pepa, nuestra perra parece inmune al calor, aun así, cada hora la obligamos a beber agua para evitar sustos, y la verdad es que tampoco hay que insistirla mucho.   Creo que confía ciegamente en nosotros y en su caso, sabe hacerse entender.

Cabeza de Hierro Mayor, es el punto más alto del recorrido concretamente 2.380 metros sobre el nivel del mar y mas de 300 sobre la cima de Las Torres.

Iniciamos el ascenso cansados, pero nos resulta más agotador la romería incesante de gente que se nos cruza sin nisiquiera saludar que el avanzar paso a paso.  Antes había cosas que no se pasaban por alto... El que baja facilita la subida al que asciende y al cruzarse queda muy bien lo de "buenos días" o "buenas tardes"... Son códigos que aun perviven y que distinguen a los buenos montañeros.  Yo hago mi parte para que no queden obsoletos.

En la cima una pareja nos pide que le hagamos una foto y nosotros solicitamos lo propio.  Ellos han venido desde Cotos subiendo por Bola.   Nos parece una actividad interesante para combinar con una posible ruta de tres días desde la Pedriza hasta Peñalara.

Vértice Geodésico de Cabeza de Hierro Mayor
Las Cabras Montesas nos hacen una visita en esta zona, Pepa las organiza y ellas se agrupan en una compacta manada por si acaso hay que dar una coz a ese mico perruno ladrador.   No es más que la naturaleza mostrándose ante nosotros.  Pepa no tiene ninguna mala intención, si las tuviera no se habría ganado la posibilidad de ir sin correa.

Entre Cabeza de Hierro Mayor y Cabeza de Hierro Menor tenemos que atravesar un nevero algo tumbado que nos vuelve a poner alerta... nada importante se trata de pisar justo donde han pisado los demás.    Recordemos que estamos a 22 de junio...  Este año está siendo maravilloso en cuanto al clima.
Nevero entre las "Cabezas de Hierro"

Cuando coronamos el Alto de Valdemartín nos llevamos una gran decepción...  Pensábamos que ya estábamos en la Bola del Mundo y resulta que aun nos queda una buena tirada.  Volvemos a descansar y antes de quedarnos fríos nos ponemos de nuevo en marcha.

Llegar al Alto de Guarramillas o "Bola del Mundo" me resulta especial.  No había estado nunca aquí a pesar de haber mil veces planeado rutas en bici o a pie que lo incluían pero que nunca llegaron a materializarse.  Gema y Pepa han sido definitivas en este proyecto.


Rodeamos el repetidor de TVE buscando la senda que nos lleve al Ventisquero de la Condesa, que junto con el acceso a Cuerda Larga desde las Torres, suponía el otro gran "hito" de la ruta.

Bajo esta tosca caseta de hormigón nace el Río Manzanares, sin un mísero cartel que de fe de ello.  Como un hijo ilegítimo cuyo nacimiento es mejor tapar. (No dejar de leer el artículo de Alfredo Merino en el Mundo digital http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/12/ocio/1315839743.html)

Encontrarnos en el nacimiento del río Manzanares y poder compartir sus primeros cientos de metros  de agua cristalina y verdes praderías casi me emocionan.  El hombre debería valorar más los ríos. Convertirlos en cloacas pestilentes nos retrata como especie.

Primeros metros del río Manzanares bajo el Ventisquero de la Condesa

Llevamos 9 horas de ruta desde que partimos desde el Parking junto al "Puente de las Ranas" y ya no podemos más.   Es hora de preparar el vivac.

A 100 metros del nacimiento del río, junto a una cascada natural encontramos  un trozo de pradera lo suficientemente plano como para pasar la noche.


No nos falta de nada, agua para quitarnos el sudor y rellenar cantimploras, la música de los distintos arroyos que confluyen en el Manzanares, un entorno espectacular, unos pájaros que no se cansan de cantar y una luna... una luna llena supercoñazo que parece impedir que se haga de noche.

Haciendo la cena empieza a dolerme la garganta, cada vez más hasta ser insoportable.  Gema me da un Ibuprofeno que me calma lo justo para poder dormir... Un día que no quiere retirarse, una luna sorprendemente grande y luminosa y un optimista saco de dormir de 5º del Decathlon, amenazan con hacerme pasar una noche toledana.    Solución familiar: juntamos los sacos por sus cremalleras y metemos a Pepa con nosotros... Ya tenemos radiador.  Ni yo le reprocho a Pepa oler a Perro ni ella a mi oler a choto, Gema es práctica y facilitadora.
Increíble, al Manzanares no se le cuida ya desde su nacimiento

Toda esta basura tiene la pinta de proceder de Bola del Mundo

Además de estos trozos de "aislante" es fácil toparse con trozos de fibra de vidrio roja que al parecer proceden de un accidente aéreo ocurrido el 27 de diciembre de  1980 donde perdió la vida el Pte del Club Aéreo Burgalés José Antonio Alonso Bañuelas. (Fuente "El Mundo" http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/12/ocio/1315839743.html )

3ª parte: Regreso a La Pedriza

7 de la mañana, nuestro amigo Suunto nos da el toque.  Llevamos 11 horas en el saco y a pesar de no tener sueño me encuentro fatal.  No soy capaz de salir de él.

Gema toma las riendas y me prepra un buen café y luego otro más de propina.  Esperamos que el sol caliente algo para intentar poner mi cuerpo en marcha.  Tengo fiebre y estoy echo un despojo, pero a la aventura la llaman aventura por algo.

Antes de las 10 de la mañana nos ponemos en marcha.  De nuevo no hay un sendero evidente pero sí una ruta lógica: seguir el río, según el mapa por su orilla izquierda.   Luego nos acompañan hitos y enseguida las marcas blancas y amarillas del PRM-18 (en mi mapa de la tienda verde esta senda no venía con ninguna denominación)  Además están recien marcadas y una vez más agradecemos calladamente la desinteresada labor de los volutarios que lo han hecho.   Además añadiría en este caso, que muy bien, por cierto.


Durante esta fase de la ruta tardamos en encontrarnos con nadie de nuestra especie, cuando lo hacemos, un chico nos ayuda a terminar de definir el resto de la ruta hasta el coche.

En una hora amplia alcanzamos el Puente de los Manchegos, atravesado por las famosas y conocidas "Zetas" de la Pedriza, que tomamos hacia la izquierda unos cincuenta metros hasta dar con dos hitos que nos muestran el resto del PR-M18.   Gema había hecho este sendero antes de iniciar la Universidad y yo que ando casi como un zombi, saco fuerzas para no perderme ni un detalle de una amplio sector de La Pedriza que desconocía por completo.

La senda es fabulosa, el manzanares se encañona y a ratos salta de cascada en cascada en lo que el mapa denomina "Los chorros".

La senda es muy cómoda, ofreciendo sombras de cuando en cuando y sorprendiéndonos con bosques de helechos y robles que saboreamos como buenos gourmets senderistas. El agua no falta para Pepa y nosotros hemos respostado la suficiente como para no tener que preocuparnos.
Cuando la Naturaleza se vuelve rococó

El "Puente del Retén" es una joya de simplicidad e integración en el paisaje, me emocionan las cosas simples como esta de una época en la que el hombre no se esforzaba por dejar su impronta en la naturaleza, sino porque la naturaleza no perdiera su impronta ante su intervención.

El Puente del Retén es una simple pasarela de troncos y tablas de madera simple y eficaz

A la sombra de unos árboles hacemos un buen descanso y comemos otra ensalada enlatada, hemos perdido casi 800 metros de altura pero aun nos queda un trecho y quiero llegar a casa cuanto antes.

Al llegar al Puente de los Franceses volvemos a las "Zetas" 50 metros bajo un calor infernal  nos hacen agudizar la vista y observar que una senda discurre paralela algo más abajo.  La tomamos sin dudar, resulta que es la continuacion del PR.   Esta senda es más transitada de lo que parece ya que viene desde Charca Verde y muchos la siguen buscando pozas menos concurridas donde darse un baño.

Nosotros ya solo pensamos en llegar, 4 horas más tarde llegamos a la furgo... Estoy exhausto. Un señor me informa de que han hecho un bollo en la furgo. pero que me han dejado una nota para ponerme en contacto.  Se lo agradezco, me libero de la mochila y me voy al río, Gema se ocupa de toda la intendencia...  Pienso que cuando yo me vuelvo débil ella se vuelve fuerte, el pensamiento me agrada.

Pepa se tumba a la sombra después de darse un baño en el río, Gema y yo nos conformamos con meternos hasta las rodillas para descargar las piernas.

Mañana no se como coño voy a ir a trabajar.




lunes, 18 de febrero de 2013

Cualquier actividad física es complaciente con la rutina y severa con la inconstancia... Esto, que es una perogrullada, viene al caso, porque en la escalada, donde la condición física va de la mano con un determinado grado de percepción mental, la cosa se complica y ya no es cuestión de que te canses antes, tengas menos fuerza o elasticidad porque te hayas tomado unas largas vacaciones de roca. Muy al contrario, puedes estar hecho un toro, salir a correr 2 dias en semana, hacer pesas y practicar otros cinco deportes simultaneamente, que si dejas de escalar por la razón que sea, volver no va a resultar nada pero nada fácil.

El miedo distorsiona la realidad como también lo hace el exceso de confianza. En ambos casos una situación potencialmente inofensiva puede tornarse automáticamente en algo peligroso, y lo curioso, es que somos nosotros, quienes modificamos las circunstancias: El seguro está igual de lejos, la regleta es igual de ancha y la ñapa es la misma mierda a la que nunca antes habías dado importancia. Pero  un día, normalmente después de un largo periodo de ausencia o tras una experiencia desagradable, quieres calentar en la vía que solías hacer con los ojos cerrados y todo a cambiado, aunque la foto del momento refleje los mismos accidentes orográficos y el mismo careto que lleva soportando tu cuello toda tu existencia.

Creo que sólo existe una forma de afrontar la situación y supone una combinación de actitudes y sentimientos: Para empezar humildad y pasión por la "Actividad" (no me gusta llamar deporte a la escalada, me parece que la categoría le resta parte de su grandeza). Estar dispuesto a pasarlo mal donde antes se disfrutaba, a pedir ayuda cuando antes la ofrecías tu, y a saber reirse de uno mismo y, fundamentalmente, a no ponerse plazos, meterse prisa o marcarse más metas que las de disfrutar... Porque la escalada es mala, malísima compañera de las prisas.  Si se consigue esto se conseguirá volver a sentir aquello que nos hizo llegar al punto donde lo dejamos y en este asunto de la escalada, sentir adecuadamente es una herramienta más poderosa que unos brazos fuertes y unos tendones de acero.




miércoles, 9 de enero de 2013

Placas del Halcón (Espolón de los Abruzzos)

El otro día camino de las Placas del Halcón, despistamos el sendero y por no retroceder acabamos "inaugurando" una nueva vía de aproximación que nos dejó al pie de la Placa Sánchez con un macuto pesadísimo y dos perras.

Normalmente la gente baja de allí rapelando y la sola idea de volver por donde habíamos venido no me hacía demasiada gracia.  Tampoco era capaz de dibujar claramente en mi cabeza la idea de rapelar con Pepa en el macuto.

Después de recuperar el resuello y comer algo, un "veterano" nos dijo que se podía "subir y bajar" por la canal que queda debajo de la Placa y nos pareció la mejor opción.

Pero estamos oxidados y en ese momento además, bastante cansados.   Sumemos que la responsabilidad de llegar bien al suelo, cuando abarca un ámbito mayor que el  personal, suele distorsionar las cosas y en un momento dado ya no lo veo tan fácil. Me quito el macuto y me adelanto a ver que cara tienen los metros finales.

Una fisura diagonal que se va empinando cada vez más me deja en el suelo.  No sé como lo hubiera resuelto con la mochila.

Antonio me echa una mano y con él de "refresco" desaparece la tensión. Diez minutos más tarde Gema,  las perras, las mochilas y nosotros, estamos sentados junto a Zule, Almu y Cora.

Rematamos la jornada con 3 vías entorno al V+, unas cervezas en La Jara y un feliz reencuentro con Alex.

 Mis mejores días como escalador están muy lejos... Sin embargo  llevo unos fines de semana en el que salir al campo se vuelve a convertir en rutina feliz y al menos por ahora, eso es todo lo que necesito.