viernes, 2 de diciembre de 2011

Ya está aquí el "Columnvert"

Nuestros colegas, Javi y Susana, sacan al mercado un nuevo producto para proteger nuestros machacados cuellos mientras aseguramos a nuestros compañeros de cordada.

El invento funciona, es asequible a todos los bolsillos y bajo mi humilde opinión es más cómodo que las famosas gafas.

Toda la información aquí:


jueves, 1 de diciembre de 2011

Adiós La Bestia, Bienvenida La Fiera

...Como decíamos ayer...  y han sido ya unos meses sin escribir aquí... el tiempo sigue su cadencioso transcurrir y los cambios se suceden tanto en nosotros como en nuestro entorno... Algunos de estos cambios colman ilusiones materiales y son más que bienvenidos...

Así pues "La Bestia", nuestra querida Dobló, seguirá devorando Kilómetros esta vez comandada por otro timonel, que la conducirá seguro por buenos caminos en busca los mejores lugares para hacer barrancos...  La Dobló nos llegó de paso y a su paso se nos abrieron nuevos caminos que contribuyeron a ensanchar aun más los ya casi infinitos de nuestros amigos Susana y Javi.


Desde Tarragona, y para quedarse con nosotros muchos años, llega la que Gema ha bautizado como "La Fiera", una hermana gemela de la Trafic con la que tanto he dado el coñazo los últimos años.


En este enlace cuento el proceso de camperizado que hemos iniciado para hacerla aun "más nuestra".

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Vaciones 2011 IV: Asturias: Quirós y Regreso.

...Amanecer en las Agüeras, desperezarse con tranquilidad, disfrutar de no tener prisa...  Deberíamos nacer para vivir muchos días así...  No es el caso,  así que mientras dejamos escapar de entre los labios el aire limpio que respiramos y nos proponemos muy enserio el no complicarnos la vida, nos centramos en lo realmente importante, la satisfacción de los sentidos en el corto plazo...

 
 El balneario de Las Caldas: Aquaxana, tiene una tarifa matutina que nos podemos permitir.   Un chorrito por aquí, otro por allá y  una música de esas que te dejan alelado.  Cuando cruzamos la puerta dirección salida, no hay ni un sólo resquicio del cuerpo que conserve  polvo del camino ni rincón en nuestras mentes donde perviva nada parecido al estrés.


Mar y Manu nos hacen una visita y desayunamos por segunda vez con la excusa de no dejar que lo hagan solos... El panadero de Teverga hace sonar insistentemente el claxon para avisar a los vecinos que ha llegado, que está en Aciera, en su sitio habitual junto a la panera  y con la furgoneta a tope de empanadas, bollos preñados y pan.

Hacemos un alto en el café y nos unimos a los vecinos que se arremolinan para pedir "uno de cada"  La excusa, esta vez, es contribuir a que prospere la economía local.

Pepa se tumba, se levanta un poco y se vuelve a tumbar...  está agotada hasta el extremo, pero la jodía no ha perdido ni un gramo del tocinillo que le sobra ni de su caracter sociable.

Estamos en Quirós sin compromisos y con tiempo por delante... Va a ser que habrá que escalar un poquito...


Iniciamos el camino a las Paredes ni muy pronto ni muy tarde, justo cuando nos da la gana.  Nos dirigimos a La Selva porque hay sombra y Pepa puede dormitar todo lo que necesite.  También porque hay un 6c+ que no he encadenado.

En Quirós la desmotivación hacia la escalada no tiene cabida.  Levantas la vista y el cuerpo te pide trepar, no hay lugar a preguntas retóricas absurdas.

Nos ponemos a ello, Gema escala de primera y encadena viejas conocidas,  yo me ocupo de la variante de 6c.   Nos aburrimos a dar pegues y  nuestros objetivos van cayendo... básicamente nos divertimos.

Repetimos el esquema durante los próximos días, holgazaneamos durante la mañana y exploramos el entorno.


Nuestra curiosidad por el pasado minero de los quirosanos nos lleva de visita el Museo Etnográfico de Quirós. El desquiciamiento lingüístico de este país se pone de manifiesto al comprobar que todas las explicaciones que se ofrecen en el museo están en bable.  Ni siquiera nos dejan quedarnos con un folleto en castellano... Sólo tienen uno, nos dicen.

Comemos pronto, queremos estar a pie de vía justo cuando la sombra comience a ganar las paredes.

Cae el 6c+ tras un número de pegues no apto para puristas.  Me da igual, no busco el reconocimiento de los demás, busco y encuentro objetivos que sólo a mi me atañen. 

Manu nos saca a rastras de La Selva para que no nos vayamos sin probar alguna de las rutas del Axteris.   Nos mete en un V+ que nos saca los colores, y lo que nos quedaba de fuerzas.  Ahora sí que ya no nos queda nada más que dar.

Lo hemos dado todo y en vez de estar vacíos ¡Estamos llenos!

Aun nos quedan un par de días de vacaciones... pero la vuelta a la realidad la queremos hacer progresiva, los pasaremos en Madrid.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Vacaciones 2011 - Parte III - Retorno a Quirós

...Según fueron pasando las horas, los montañeros con los que habíamos compartido camino de regreso a Cabrones, habían ido abandonando el refugio de vuelta a la civilización...  Eran entre las seis y las siete de la tarde y había llegado el momento de tomar una decisión ¿Nos vamos o nos quedamos?

Estábamos cansados, pero habíamos comido, dormitado un poco y habíamos recuperado algo las energías.  Nos preocupa Pepa.   Estar aquí un día más puede ser, según del lado en el que caiga la moneda, una muy buena o una muy mala idea.

Pienso que en el caso de que desfallezca, cuanto más cerca estemos de Bulnes, mejor será para todos.

Gema tiene algunas reticencias, pero logro convencerla...  Un vivac en la zona del Collado de la Cima no entra dentro de sus planes...  Las vacas que nos cruzamos a la subida no fueron demasiado amistosas y ahora, nuestra querida perra flauta, no estaba precisamente como para esquivarlas.

Nos ponemos a andar, la temperatura es agradable y las piernas responden. Pepa sigue nuestro paso con cara de concentración... Su ojo izquierdo sigue cerrado y la hinchazón no es que haya remitido precisamente.

Gema camina despacio, yo estoy más fuerte y me desespero un poco, pero se que aquí todos vamos poniendo lo que tenemos:  Las últimas migajas de nuestras agotadas energías. 


Cuando llegamos al paso asegurado con un pasamanos, quitamos el arnés a Pepa y lo arrojamos camino a bajo. Sin trastos en el lomo y con un poco de mi parte atraviesa el tramo difícil.  Luego vuelvo a hacerme cargo de la mochila de Gema que ya ha superado con creces su límite de estrés en esta singladura por Picos.

En el resto de placas que aun nos quedan encontramos menos problemas y, casi sin darnos cuenta, tenemos a tiro de piedra "La Collada de la Cima".   Estamos en las Campas del Trave y aun tenemos como mínimo una hora de luz por delante.   Es el momento y el lugar.  En un pequeño rellano herboso, decidimos disfrutar del final de aquel día primero de agosto de 2011, y prepararnos a contemplar un espectáculo, que ningun televisor por muy 3D que sea podrá reproducir jamás.


A nuestros pies, un impresionante mar de nubes cubría todo el valle, dejando la Collada de la Cima al descubierto. Miráramos donde miráramos, montañas de perfil afilado parecían flotar sobre las nubes en un paisaje irreal...   Luego llegó el juego de colores del atardecer...

Embobados, instalados sobre nuestro pequeño jardín colgante, habíamos esperado aquel momento con los deberes hechos:  Pepa, envuelta en su manta y embutida en mi funda de vivac, aguardaba dormida su primera noche a la intemperie.     La cena de infiernillo a base de pasta precocinada nos supo a gloria y la infusión de Infurelax había sido el colofón para sentirnos no necesitados de nada.

Después de asistir un buen rato al espectáculo celeste... Metidos ya en nuestros sacos, esperámos la traca final.   Gema me había hablado de las estrellas de Picos la noche de la Horcada de Caín... Sentía envidia de no haberla podido acompañar aquella vez; tan molido como estaba, fui incapaz de encontrar las fuerzas para salir del saco y de la tienda....  Esta vez era yo el que luchaba con mas ahinco por no quedarme dormido...   Sin tienda entre nosotros y el cielo solo nos faltaba lograr mantenernos despiertos un poco más.

Una a una, como si de artistas de cine se tratara, fueron irrumpiendo en escena... Gema es capaz de reconocer a algunas por su nombre y me las va señalando....  finalmente tenemos tal cantidad de ellas sobre nuestras cabezas que es ya es imposible señalar nada.

La temperatura está lejos de ser gélida; el cielo, sin una sola nube sobre nosotros, da lo mejor de si.  A pesar de nuestro desconocimiento, de nuestras torpezas y de todos los adjetivos achacables a nuestra incomparable inexperiencia...  Por esfuerzo y por ilusión nos habíamos ganado una traca final como esta.  La única inquietud que tenemos es el estado de salud de Pepa.

Estoy completamente dormido, cuando poco a poco una serie de ruidos cada vez más cercanos me arrancan  de los brazos de Morfeo.

Gema pregunta ¿Qué es eso?...  No me hace falta abrir los ojos para contestar.  Son cabras y deben de estar muy cerca....  Busco mis gafas con la mano y me las llevo a la cara a la vez que abro los ojos... ¡Y tan cerca!

Estamos rodeados de unas veinte cabras,   la más próxima no estará ni  a tres metros.  Pepa intenta gruñir, pero no puede, está al límite.

El silencio absoluto, roto unicamente por el sonido de los cascos, su respiración y la luz de la luna, crean una atmósfera mágica.   A pesar de la proximidad y de estar desprotegidos dentro de los sacos de dormir, no estamos asustados. Ni siquiera cuando dos de ellas enfrentan sus testuzes disputándose el pienso de Pepa;  sin embargo, cuando ya casi las podemos tocar con las manos, si nos preocupamos de que puedan acabar por pisarnos y hacernos daño.   Encendemos la lámpara y las doy un par de gritos, suficiente para hacer que retrocedan unos metros...  Después, simplemente nos volvemos a quedar dormidos.

Salimos definitivamente del mundo de los sueños con las primeras luces del amanecer. Las cabras siguen ahí, han pasado la noche con nosotros, pero al igual que con el mar de nubes que cubría el valle, la luz del sol las hace desvanecerse... No me ha dado tiempo ni  a coger la cámara...  Ni un minuto ha durado la transición entre el día y la noche.   Aquí, en Picos, todo es abrupto.

El nuevo día nace con nuestras mentes enfocadas en un único objetivo, llegar con Pepa viva al primer veterinario que encontremos.

Sacamos a Pepa de su envoltorio y milagrosamente se pone en pie, la damos los mejores manjares que aun nos quedan y la hacemos beber.   Es hora de volver a la civilización.

Según nos ponemos en marcha me doy cuenta de una cosa, mis piernas no van.   No ha sido algo progresivo por el cansancio acumulado y eso... No.  Ayer iban y hoy no.  Lo voy a pasar fatal.

Bajar hasta la Canal de Amuesa se me hace larguísimo... y eso que estamos al lado,  pero la bajada de la Canal se me convierte en una especie de purgatorio en el que pongo a prueba la santa paciencia de Gema.   Voy tan despacio que me desespero, se me cruzan los cables y voy lleno de rabia, GPS en mano, dispuesto a no parar hasta que al menos no descienda tandas de 40 metros de desnivel.  Gema intenta ayudarme pero es mejor darme distancia... Estoy tan inaguantable como mis piernas.
Pepa, rendida junto a un Hito en las Campas del Trave

Cuando finaliza la Canal, Los Llanos del Torno me sirven para recuperar ritmo y descruzar el cortocircuito de mi cerebro...   Gema acepta mis disculpas.  Es hora de ser prácticos.   Mis piernas no funcionan bajando, así que una vez en Bulnes El Castillo, ella se adelantará con Pepa. La idea es que pregunte en el funicular si nos dejan bajar con ella  y si no, me evite el paseo hasta Bulnes Villa. 
Estas cabras domésticas son las primas de nuestras amigas del vivac.

Así lo hacemos, nada más iniciar las rampas de descenso desde "El Castillo", cada paso mío vale por tres de Gema... Tardamos 20 minutos en subir  cuando veníamos... Y ahora por lo menos el doble en bajar.

Una vez abajo, el camino hasta el funicular es un camino plano con tendencia a subir...  puedo con el, y meto la directa...  justo al llegar a la entrada de la boca del funicular me encuentro con Gema.  Nos dejan bajar.   

Esa noticia, que en cualquier otro momento me hubiera producido urticaria, me sabe a gloria...  He criticado la obra del Funicular de Bulnes en todos los foros donde ha salido el tema y en todos los ámbitos donde he tenido voz.  Y para mi sorpresa allí estaba yo tan contento, con mi billete a Poncebos  de a 16 euros el trayecto.

Gema me pone en antecedentes:  Después de bajar desde Bulnes de arriba, al cruzar el Puente de la Reconquista, Pepa se tumba en el suelo incapaz de andar más.  Después de bajarla al río para intentar que bebiese y refrescarla un poco, retoman camino con ella, a ratos en brazos y a ratos obligándola a andar. Así llegan hasta el funicular donde no les ponen ninguna pega y sólo un requisito, ir con bozal...  que ellos mismos facilitan.

Al llegar a la furgo metemos a Pepa sobre las colchonetas de la cama y empezamos a organizar la intendencia para salir pitando de allí... Es entonces cuando una sustancia viscosa empieza a supurar de entre las comisuras del párpado... Es tan densa que creo que es el propio ojo que se le está saliendo...  Enseguida empieza a brotar también sangre...   Gema me saca de mi error... Es pus  y sangre, nada de ojos, no nos pongamos en plan gore.

Conecto el móvil, tenemos cobertura, así que llamo a nuestro veterinario de Madrid, quizás ellos tengan alguna relación o puedan derivarnos a algún colega de la zona.

Nuestros veterinarios, de Huellas de la Calle La Vía, son buenos profesionales y mucho mejor personas...  Les cuento lo que le pasa a Pepa  y les pido por favor que me localicen un centro veterinario donde puedan atendernos...   La ayuda nos viene directamente en esa llamada,  no es tan grave.   Cuando la llevamos en su día para que le vieran el ojo inflamado pensaron que se trataba simplemente de un golpe y por eso nos recetaron los antiinflamatorios... Ahora estaba claro, había una infección que había que tratar inmediatamente con antibióticos.  Concretamente con el Dalacín 150...

..Antibióticos y descanso y nada más...

Nos suena a música celestial... pero el resto de la tarde la pasamos buscando el dichoso antibiótico de farmacia en farmacia y de pueblo en pueblo... En Cangas de Onís nos dicen que nos lo traen esa misma tarde, por lo que decidimos quedarnos allí a comer.   Cuando dan las cinco y volvemos a preguntar... resulta que se han equivocado y nos han traído otro...

Vuelvo a molestar a nuestros veterinarios y nos dicen que no vale, que tiene que ser el que nos han dicho... Así que vuelta al coche y  de nuevo a peinar farmacia por farmacia.  Estamos dispuestos a llegar así hasta Oviedo si es necesario... No hace falta. En Arriondas, la cara de Gema al salir de la última de ellas me hace saber que ya lo tenemos.

No tardamos ni un segundo y le enchufamos el primero... Ahora son 2 al día y a esperar.

Esa noche dormimos en Las Agüeras... Volver a Quirós es como volver al hogar, hasta Pepa parece reactivarse un poco, bueno más bien un poquitín.     Supongo que más que por Quirós y por el antibiótico, por la cantidad de sangre y pus expulsada que había aliviado notablemente la inflamación, la presión y el dolor

Es hora de descansar en nuestra cama del interior de "La Bestia."

martes, 23 de agosto de 2011

Vacaciones 2011 - Parte III - Picos de Europa

Antes de continuar con nuestras aventuras por Picos, un poco de antecedentes:  En la última feria del libro nos habíamos hecho con  un ejemplar de "Alta ruta de los Picos de Europa" de Luis Aurelio González Prieto y Loli Palomares editado por Desnivel. De tiempo atrás ya contábamos con el mapa de Adrados del Macizo Central y Oriental. En ambas herramientas nos apoyamos para configurar una ruta de 3 ó 4 días no demasiado cerrada en su itinerario ni demasiado ajustada a un margen temporal en la que la única condición "intocable" era la der empezar y acabar en el lugar donde hubiéramos aparcado el coche.

Después de darle algunas vueltas comenzamos nuestros pasos en la etapa de la Alta Ruta "Bulnes-Refugio de los Cabrones" a la que habíamos añadido los 4 kilómetros del sendero que nos separaba de Poncebos, localidad de partida o destino de la Ruta del Cares.

Elegimos "Alta ruta" por varias razones: La principal es porque sus etapas se internan en lo más interesante de los tres macizos que conforman los Picos, también porque es una obra moderna de la que se puede esperar unas referencias actualizadas y por último y no menos importante, porque además de explicar cada jornada "al método tradicional", dichas explicaciones se hacen acompañar de sus correspondientes waypoint (punto geográfico referenciado por coordenadas),  lo cual nos otorgaba a priori ciertas garantías de alcanzar con éxito nuestro objetivos de cada jornada.

No tuvimos demasiado tiempo para preparar las cosas bien en Madrid, ni para contrastar adecuadamente que todos los datos que íbamos incorporando al GPS eran correctos al proyectarlos sobre el terreno en Google Earth, y tampoco lo tuvimos para investigar si existían tracks (huella digital de la ruta grabada por alguien que la ha hecho previamente) de esas etapas en internet y descargarlas para mayor seguridad. Todo lo que pudimos hacer fue ocupar unas horas en traspasar las coordenadas al GPS y tirar líneas rectas entre los waypoint a fin de configurar la ruta.   Con eso hecho, el apoyo del mapa, una brújula y preguntando, esperábamos no tener problemas. Sin embargo y en medio de las prisas ya habíamos detectado un par de errores en las coordenadas de un par de waypoint.  Cruzando los dedos no pudimos hacer otra cosa que desear que no hubiera más.

Volviendo a Cabrones, antes de cerrar los ojos y dejarnos vencer por el sueño, ya habíamos decidido algunas cosas respecto a la etapa del día siguiente.  En vez de ir hasta Collado Jermoso en una etapa de más de 9 horas (Que nos superaba en preparación), nos quedaríamos en la zona de Cabaña Verónica a unas razonables 6 horas, y desde allí, ya decidiríamos si continuar en otra jornada hasta Collado Jermoso y luego volver a Poncebos por la ruta del Cares  o bien, si las fuerzas escaseaban tomar rumbo al Urriellu (Naranjo) y desde allí de nuevo a Bulnes y Poncebos por terreno "turístico" ya conocido.

Nos pusimos en marcha a las diez de la mañana, fuimos los últimos en salir de Cabrones, pero también eramos los únicos en ir con tienda, y no tener más prisa que la de llegar con tiempo de sobra a nuestro destino para procurarnos un buen descanso y disfrutar del entorno.
Jou de Cerredo

Indicados por otro de los guardas del Refugio, tomamos el sendero que sube hasta el Collado de las Agujas de Cabrones. Los GPS,  no señalan la dirección correcta hasta que no te encuentras en movimiento y la calidad de la recepción puede hacer que esto se retrase unos minutos...  La razón técnica no la se, pero el hecho es que una buena indicación para ponerse en marcha en una zona que desconoces por completo, es siempre bienvenida.

Atravesamos completamente el Jou de los Cabrones y tras subir al mencionado collado ya estábamos jadeantes y totalmente cubiertos de sudor.  Eran las once de la mañana y el sol atizaba ya en lo alto, una vez más pasó por mi cabeza que,  quizás poniéndonos antes en marcha, las cosas nos podrían además de ser más llevaderas requerir menos esfuerzo.

Ascensión al Collado de las Agujas de Cabrones

Seguimos nuestro sendero por el borde izquierdo del Jou Negro, el último reducto del hielo que cubrió los Picos de Europa durante la última glaciación del Cuaternario.
Jou Negro

Sin dificultad, alcanzamos el borde superior del Jou de Cerredo, estamos en un terreno inhóspito pero no estamos solos, resulta que el Torre Cerredo, la cumbre de mayor altura de los Picos de Europa, se encuentra aquí y esto convierte a este desolado enclave  en un singular cruce de caminos.
Jou de Cerredo
Jou de Cerredo

Según el libro, hay que ganar la Collada de Don Carlos accediendo desde "su parte baja"... no nos da mucha más información, así que, aprovechando la coyuntura, preguntamos.  Como no terminamos de convencernos volvemos a preguntar... Todos tratan de ayudarnos, pero no tenemos la suerte de dar con quien ya haya hecho ese camino.   El GPS parece marcar la dirección lógica y al fondo del Jou nos parece ver un sendero que asciende por un pedrero nos dirigimos hacia el.


Estamos solos por el interior del Jou caminando por un terreno sin señalizar al que no estamos habituados y nuestro nivel de atención se eleva considerablemente.   El sol arrecia con fuerza dentro de esa caldera y tengo ganas de salir de ella.   Gema propone avanzar hacia el collado por la base de las paredes rocosas de nuestra izquierda y a mi me parece una buena idea a pesar de no llegar a tomar el sendero que creíamos haber visto desde lo alto del Jou.  Pisar un terreno lo más compacto posible parece, en ese momento, una buena decisión.

A medida que avanzamos, el terreno se va inclinando más y más.   Nuestras mochilas se van volviendo cada vez más pesadas y no podemos evitar desprender algunas piedras al avanzar.  En este sentido, Pepa se convierte en una auténtica amenza al corretear despreocupada pedrero arriba y abajo, desprendiendo piedras sin control que nos meten el miedo en el cuerpo pero que, por suerte y de momento, nos caen a una distancia prudencial.

Yo voy más o menos bien, pero cuando el terreno por el que avanzamos llega a su máximo punto de inclinación y descomposición, Gema entra en pánico.    Nuestra marcha que ya era lenta, acaba por detenerse.  Después de tranquilizarnos un poco, intentar usar la cabeza y agudizar los sentidos, parece que vemos un hito a unos cien metros en dirección al Collado.

Dejo a Gema en un lugar seguro y me acerco a inspeccionar... Lo que veo puede ser un hito o dos piedras una encima de otra... Es difícil de decir cuando estás metido en un pedregal lleno de piedras como esa.  Sin embargo, el supuesto hito está sobre una lengua de roca plana y compacta que se prolonga unos metros en la dirección que nos interesa.

Dejo mi mochila y vuelvo a por la de Gema, su crisis de pánico es tal, que acabo por permeabilizarme a ella y perder la convicción de que la situación está bajo control.  Las sencilla operación de traspasarme su mochila en ese estado de tensión resulta  peligrosa y la hacemos despacio y con pies de plomo...
Liberados del peso de las mochilas, vuelvo una vez más junto a Gema. Juntos, llegamos a la altura de las mochilas, pero para llegar a ellas, aun hay que hacer una travesía hacia la derecha por un pedrero donde ya no hay nada a lo que agarrarse.

Convenzo a Gema que a pesar de las apariencias es una zona mucho más segura que de donde venimos y pasito a pasito, cruzamos a terreno seguro.

Desde donde estamos vemos el Collado cerca, pero no tenemos total visibilidad para asegurarnos de no encontrarnos algún cortado que nos impida llegar a el.  

Empezamos a relajarnos cuando damos con lo que parece ser un sendero desdibujado, luego con hitos y finalmente con el sendero de verdad que viene desde donde creímos haber visto su inicio desde la parte alta del Jou.   A unos 150 metros de la cumbre vemos que por detras de nosotros nos gana terreno un montañero que viene en nuestra dirección desde el fondo del Jou. Su ritmo al lado del nuestro, es meteórico.  

Dejo a Gema a pocos metros de la Horcada y bajo a por las mochilas, quedamos en que cuando éste llegue a su altura, se pegará a él hasta la cumbre y allí me esperará hasta que yo llegue.

Bajo a por la primera de las mochilas... Parece mentira que las hubiéramos dejado tan abajo... Poco antes de llegar a su altura me cruzo con el montañero, un palentino muy majete al que pongo en antecedentes.    Se ofrece a ayudarme con las mochilas pero le indico que me basta con que acompañe a Gema hasta el collado.
Cuando por fin llego arriba compruebo que además de Gema y el chico de Palencia allí se han ido juntando más gente.  Siento que la situación ha vuelto a estar bajo control.

Bajo una vez más, esta vez  a por mi mochila y cuando la voy a levantar no veo el GPS. Me dan ganas de gritar de frustración... ¿Y ahora qué? La sensación de derrota es sólo pasajera ya que al colocarmela en la espalda veo que el GPS estaba debajo vivito y coleando.  La montaña rusa emocional por la que atravieso está a punto de fundirme los plomos..

Desde la Horcada de Don Carlos nos indican el camino y la ubicación de la Horcada de Caín sobre la que tenemos contacto visual.   Nos separan alrededor de  400 metros  y el sendero es por falso llano descendente.   Hemos recuperado nuestra autoconfianza y con ella nuestras fuerzas... 

Una vez en la Collada de Caín, el GPS indica que aun nos faltan 150 metros para llegar a ella... A pesar de la información recibida verbalmente hace 20 minutos, pienso que he cometido algún error de interpretación y continuamos hasta desesperarnos tratando alcanzar el waypoint marcado.

Hartos, dejo la mochila en el suelo junto a Gema y, pegado a una pared rocosa asciendo solo por un pedrero más descompuesto aun que las laderas del Jou Cerredo en la dirección que indica el GPS...  Cuando llevo la mitad y mi destino no está nada claro, la distancia  al objetivo en vez de seguir decreciendo vuelve a incrementarse dejándome atónito...   Acabo tirando la toalla.

Pepa ya lo había hecho, después de tratar inutilmente de seguirme en mi descompuesto camino hacia ninguna parte, había regresado junto a Gema y se había tirado al suelo reventada.

Cuando retorno junto a Gema y Pepa, estamos mucho más agotados psicologicamente que físicamente... son las cinco de la tarde y a pesar de contar con horas de luz suficientes para intentar nuevas opciones no tenemos nada claro que hacer.


Después de reflexionar, respirar hondo unas cuantas veces, consultar el mapa y a nuestro sentido común concluímos que la Horcada de Caín es el collado que acabamos de cruzar, tal y como se nos había indicado desde la Horcada de Don Carlos, y que lo que sucede con el GPS es simplemente un error en las coordenadas.  Error que confirmamos, es tipográfico, del libro "Alta Ruta" y no de nuestra transcripción.
Vivac de la Horcada de Caín con el Naranjo (Urriellu) al fondo



Pepa está muy mal, a parte de su extenuación física, arrastra desde Madrid lo que parece un golpe en un ojo, que tratábamos de acuerdo con su veterinario con antiinflamatorios.

En el momento de decir basta, la inflamación había crecido desproporcinada hasta casi no dejárselo abrir.  Ante el temor de  de que no se pueda valer por si misma, decidimos pernoctar en el vivac de la Horcada y garantizarla y garantizarnos el máximo descanso posible.  Montamos la tienda, cenamos un sandwich y nos aseguramos de que Pepa coma y beba...  Por una vez y sin que sirva de precedentes, la comida le fue servida sin restricciones cualitativas ni cuantitativas.

El plan es madrugar mucho, intentar ir a Cabaña Verónica por el Jou de los Boches cuya travesía presumimos más transitada y corta que la prevista inicialmente y que además también recoge la "Alta ruta" como alternativa. Tenemos el agua justa para no pasarlo mal si no fallábamos y un perro agotado con síntomas de estar enfermo que no sabemos lo va a poder aguantar.  En el lado positivo el itinerario comienza en un sendero muy evidente que queremos pensar se mantiene así hasta nuestro destino.

A pesar de tanto discurrir somos conscientes de que el mejor plan hubiera sido seguir el itinerario previsto, por el que sólo nos separan 6 kilómetros de Cabaña Verónica y donde tenemos varios waypoint marcados... El problema es que habíamos perdido la confianza en el libro, sus waypoint y sus explicaciones sobre el camino..

El día comienza temprano para nosotros, quizás las 6 de la mañana, Pepa no puede abrir el ojo.  Intentamos no pensar en ello mientras desayunamos un sandwich rápido.  Recogemos los bártulos y en una hora estamos en movimiento.  Pepa parece que aguanta.

El libro describe la variante "a pelo" sin waypoint ni explayarse mucho,  dice que hay que recorrer el sendero al otro lado de la Collada de Caín en dirección al Jou de los Boches... (lo cual ya era un dato ambigüo pues antes de el está el Jou sin Tierre)   Otra indicación era "llega un momento en que el sendero se bifurca [...] dónde hay que coger el de la derecha que está menos marcado".

Llega un momento ¿qué quiere decir? 100 metros, media hora o un kilómetro...  Evidentemente, nosotros dimos por supuesto que sería más adelante y no a los cinco minutos de empezar a andar y eso, a pesar de que en un momento a Gema le pareció   ver un desvío... (Estamos hablando de senderos, que a veces desaparecen y de hitos que no siempre "estan")  a mi no me pareció más que una variante del que llevábamos "Porque no podía ser tan pronto" y continuamos...

Finalmente el camino desaparece en un punto donde no teníamos claro si debíamos destrepar al Jou sin Tierre o atravesar por unas gradas rocosas a nuestra derecha y tomar la dirección en la que suponíamos que debía estar el Jou de los Boches...

Nuevamente nos separamos circunstancialmente, trepo hasta el paso y cruzo al otro lado, allí tampoco veo nada claro, parece que se puede seguir por una ladera pero habría que acercarse y no quiero estar demasiado tiempo separado de Gema, sopeso los riesgos y vuelvo junto a ella, juntos decidimos dar media vuelta y volver a la Horcada de Caín, y allí definitivamente, consensuamos volver a Cabrones...   Lo mejor era no complicar las cosas aun más.   Pepa iba a nuestro paso y eso no era buena señal.   El agua, empezaba a escasearnos y en previsión de posibles penurias rellenamos dos botellas con agua de un nevero.

Lo mejor de estos fracasos es poder contarlos.  Con esa idea clara, volvimos a la Horcada de Don Carlos y nos volvimos a internar en el Jou de Cerredo, esta vez sin dejar el camino más claramente dibujado sobre el Pedrero.

En un sitio de gran inclinación pero de fácil transito Gema vuelve a bloquearse y estallo... Nos damos unas cuantas voces y tras desahogarnos un poco, dejo mi mochila y desando el camino hacia ella, vuelvo a hacerme cargo de la suya y de Gema.  Juntos logramos superar el tramo y ganar otro de menos inclinación... pronto estamos en el fondo del Jou... Somos un desastre como montañeros, pero bueno,  también tenemos nuestro puntillo.

Durante 5 minutos perdemos de vista a Pepa... Tengo un mal presentimiento.  La llamo y no acude, Gema hace lo mismo.  Tememos que se haya podido caer en alguna grieta o que haya desfallecido...  No tenemos fuerzas para ir a buscarla y seguimos andando hacia la salida, quizás desde el otro lado del Jou tengamos más perspectiva y logremos verla o ella pueda oirnos, o ladre... o algo.


Una vez más, subidos en primera clase a la montaña rusa de las emociones,  vemos aparecer a Pepa tras unas rocas.  Está bien y nosotros al verla mucho mejor.   

Cruzando el Jou nos cuesta situarnos sobre la huella grabada por el GPS cuando vinimos desde Cabrones, siguiendo la lógica y unos hitos que nos salen al paso, cruzamos el Jou hasta su salida, luego recordamos unas rocas a lo lejos, donde estaban sentados los montañeros que iban a hacer el Cerredo, luego vemos un sendero muy definido que lleva la dirección adecuada... luego estamos ya sobre el Track y luego vemos gente...  yo que tengo un puntillo asocial, me alegro como nunca de ver a los de mi especie...

Finalmente no nos hace falta preguntar nada, llegamos al collado y por el GPS comprobamos que estamos sobre nuestros pasos de venida...   ahora sólo se trata de no perder el track.

Camino al Jou de Cabrones somos neutralizados por el grupo, inmersos entre sus integrantes deshacemos el camino hasta el Refu... Es increíble que hubiéramos pasado por aquí el día anterior ya que apenas recordábamos nada del trayecto desde el Jou Negro.
Refugio de Cabrones

Ganamos la fuente, bebemos hasta saciarnos y con un último empujon subimos la cuesta hasta el Refu.  Poco más tarde tres cocacolas, una cerveza y unos tallarines para cuatro personas que engullimos en cinco minutos nos hacen sentir mucho mejor.

Pepa está cansada y tuerta pero le cuesta sentarse a ver como hacemos desaparecer la comida prefiere quizás irse a "trabajar a otros" con manjares más apetitosos...

jueves, 11 de agosto de 2011

Vaciones 2011 II: Asturias: Quirós y Picos.

... Durante nuestra estancia en Almería  alcanzamos una profundidad máxima de -19,5 metros en la inmersión en El Crater de San Andrés.  Después de hacer parada y fonda en Madrid los objetivos verticales sólo tenían el signo más delante.

Guardados en el armario quedaron las máscaras, los tubos, las aletas y los escarpines. En su lugar, el suelo del salón se fue cubriendo con  todo el variopinto material de escalada y montaña del que disponemos. El criterio es el de siempre... Ante la duda nos lo llevamos todo, luego, ya veremos.

Atrás quedaba el blues de las profundidades almerienses, mientras ante nosotros, se nos abría un no menos emocionante paraiso vertical de Rock and Roll rocoso asturiano..

Con la noche envolviéndolo todo,  echamos el freno de mano en el parking de Aciera.  Jose Antonio abroncaba a unos incautos que no se habían pasado por el bar "ni a decir buenos días"... Se nos escapa una sonrisa: Nos alegramos de verle en plena forma.

Estamos medio muertos, así que tras unos fideos "al camping gas" nos metemos en el sobre, pegamos el sello y hasta el día siguiente.

Comienza aquí un período de largos desayunos, de aproximaciones a la escuela de El Llano, de reencuentros con amigos y conocidos y de exploración del entorno...   El domingo nace nublado, así que con mas pachorra que calma subimos al Escalón.  Hay ambiente y en boca de todos está el fatal accidente de Sergio.  Con una sensación mala en el estómago, nos plantamos ante la roca en un dudoso estado de forma anímico y físico...

Poco a poco, día a día, a medida que la mente y el cuerpo se van poniendo a tono vamos recuperando el placer de escalar.   De menos a más, repetimos todas las vías que ya tenemos en la libreta y alguna que aunque no consta ya hemos probado; canto a canto, paso a paso, busco las sensaciones que tanto me enganchan.

Gema suda miedo.   El atasco mental es difícil de explicar.   En su interior lo intenta, pero fuera sus músculos no se mueven.   Aun así la lucha de cada día nos hace sentir bien. Ninguna frustración resiste a la sensación de hacer lo que te apetece en cada momento. 

El mártes por fin visitamos Somiedo,  era una de las cláusulas condición sine quanum, para viajar a Asturias. 

De camino, aconsejados por Manuel, paramos en Teverga para aprovisionarnos de bollos preñados y empanada en la recomendable panadería "La Rápida". Precios populares y gran calidad en sus productos. La vida es fácil cuando los colegas te abren huella en estos asuntos.

En  Pola de Somiedo existe un Centro de Interpretación y Recepción de Visitantes donde nos facilitan un mapa y nos proponen un trekking que nos llevará a conocer desde "Valle de Lago" (el pueblo)  el Lago del Valle (el lago)   PR.AS - 15.1 este último,  es con sus 24 hectáreas, el de mayor superficie de Asturias

Durante el camino atravésamos algunas brañas, que al contratio de lo que yo pensaba no es el nombre de la cabaña con el característico techo de paja sino el de los terrenos ricos en pastos y agua de los puertos, donde se llevaba al ganado desde la primavera y hasta el otoño.  Algunas de las construcciones de estas brañas son las típicas edificaciones  rústicas, hechas de piedra y paja que principalmente servían para guardar el ganado, aunque en algunas también, se guardaba la paja o servían  de dormitorio al propio pastor.


Además de otras especies más habituales como el venado y el rebeco, en Somiedo encuentran su habitat otras más difíciles de ver como el urogallo, el oso pardo y el lobo... Aunque no será precisamente en esta ruta donde más posibilidades tendremos de avistarlos.



Prolongamos la excursión dando la vuelta al lago para observarlo en toda su perspectiva.  No nos sobra ninguno de los pasos dados.

A la vuelta de Somiedo, pasamos un par de días más escalando en Quirós, poco a poco nos hemos ido poniendo en forma y nuestras piernas nos llevan a pie de vía con menos dificultad.  Manuel nos informa de que hay previstos un mínimo de tres días de buen tiempo. Es el momento de ir a Picos.

En Poncebos, el parking del funicular nos sirve de campo base. Un cartel prohibe expresamente la pernocta de autocarabanas y rulottes... No nos incluímos en ninguna de esas categorías, aun así intentamos no llamar demasiado la atención y como se ve en la foto, pasamos totalmente desapercibidos.


Empieza ahora la parte más aventurera de nuestra estancia en Asturias, y la primera dificultad con la que nos encontramos fue decidir que llevar.   Una vez más pecamos de novatos y llenamos las mochilas a reventar. En realidad no sabemos resolver la cuestión acerca de si hacíamos bien llevando más cosas por el hecho de ser novatos y por tanto más propensos a meternos en líos o si por ser novatos llevábamos cosas de más y por ello íbamos a ser más propensos a meternos en líos... Qué parece lo mismo, pero no lo es.

Lo que sí teníamos claro es que Pepa llevaría su comida, la correa, sus botas y una pomada que nos habían recomendado para sus pezuñas.   También sopesamos la posibilidad de que llevara su propia agua, pero nos dió pena al verla tan poquita cosa  y dejamos esa botella en el coche.



La primera etapa nos llevó en casi 14 kilómetros desde Poncebos,  a 226 metros sobre el nivel del mar, hasta el refugio Jose Ramón Lueje, en el Jou de Cabrones, a 2.083 metros, pasando por Bulnes, la Canal de Amuesa y las Cuestas del Trave... tenemos los waypoint y el camino esta marcado... solo queda sudarlo.

La Canal de Amuesa no presenta ninguna dificultad técnica, pero sí una gran inclinación que unida al desnivel acumulado desde Poncebos la hace especialmente dura.  Además pica el sol y es el día en el que porteamos más peso ya que llevamos íntegra la comida para varios días.

Una de estas construcciones fue el antiguo refugio vigón

Ganar el Collado de la Cima nos supuso un gran esfuerzo pero allí estábamos... nos detenemos unos minutos para  tomarnos un respiro y aprovechamos para hacerle algunas fotos a la Majada de Amuesa donde estaba el antigüo Refugio Vigón hoy en desuso.  La tranquilidad dura poco porque las vacas tienen terneros jóvenes y andan mosquedas con la Pepa.   Repuesto el resuello nos ponemos en marcha hacia nuestro destino antes de que acaben por envestirla.



Hemos superado el desnivel más pronunciado, pero aun nos quedan más de 600 metros hasta alcanzar la cota del Refugio de Cabrones. Las Cuestas del Trave, más suaves, nos permiten avanzar mucho más antes de darnos los descansos.






El sendero, tras las Campas del Trave da paso a un caos de bloques donde hay que estar atento a los hitos y a las marcas blancas y amarillas para no desorientarse.

Algunos pequeños pasos conflictivos están protegidos por una cuerda a modo de pasamanos.  No son difíciles pero las cuerdas añaden un nesario plus de seguridad.   Otros requerirán nuestra habilidad para destrepar algunas placas bien marcadas.

Después de un solitario ascenso comenzamos a cruzarnos con algunos montañeros, sin preguntar caemos en la cuenta de que debemos estar muy cerca de nuestro destino y así es, una vez cruzado un pequeño collado aparece ante nuestros ojos el Refugio Juan Ramon Lueje.  Hemos tardado 6 horas y media desde Poncebos, un horario razonable y estamos muy contentos.


Una vez en el Refugio lo primero que hacemos tras ser recibidos por el guarda, un tío hospitalario y que además trata muy bien a Pepa, es hidratarnos convenientemente a base de Coca-Colas.

Tras un pequeño periodo de recuperación buscamos un sitio para plantar la tienda e instalarnos.    

Cenamos pronto, miramos los mapas y repasamos el itinerario del día siguiente... todo ello sin demasiada concentración pues estamos muy agotados y nos quedamos fritos tras contemplar la puesta de sol con las primeras sombras del anochecer.  
Puesta de sol sobre las Agujas de Cabrones



lunes, 8 de agosto de 2011

Vacaciones 2011 - Parte I Submarinismo en Almería


Esta noche a las cero horas terminan nuestras tres semanas de vacaciones y tras lo que dé de si la necesaria cita con Morfeo, retomaremos las aparcadas obligaciones que componen el ordinario día a día.  Hasta entonces, aun tengo tiempo de ordenar aquí lo que serán los recuerdos más reseñables, las vivencias por las que merecerá la pena ofrecer resistencia al olvido, haciendo todo lo posible para  que dejen una huella reconocible, cuando el 2011 sea sólo un difuso período del pasado.

El viernes 15 de julio a las tres de la tarde comenzaba de facto nuestro "desesperado" período vacacional aunque administrativamente este se retrasase hasta el lunes 18.  Después de comer, casi a las cinco de la tarde hemos logrado tener algunas cosas claras:   La primera es que nos vamos a pasar unos días buceando y que estos días van a transcurrir en la Provincia de Almería.  Mis padres tienen casa en Roquetas y vamos a coincidir allí con ellos, con mi hermana, mi cuñado y mi sobrina.   Además del buceo la convivencia familiar va a ser otra experiencia de la que intentar salir airosos.

La segunda es que después de Almería y previo paso por Madrid, nos iremos a Asturias a escalar a Quirós y hacer algún treking por Picos de Europa.

A estas premisas habíamos llegado no fácilmente, tras exponer cada uno sus puntos de  vista y negociar sobre las preferencias de cada cual. La bicis se quedarían en Madrid por esta vez. La decisión fue difícil, pero acertamos.

Pepa es difícilmente compatible con la playa, de hecho, es la única limitación que hemos encontrado a la hora de convivir con nuestro perro. No hay ninguna de la que tengamos noticia en la que esté permitido llevarlos.   Javi y Susana de nuevo nos echan una mano en este sentido y se hacen cargo. Valverde de Alcalá y Cuenca serán su destino vacional.

La semana antes de salir, "Bud" o Paco, con el que he compartido algunas salidas en bici de Montaña, me manda buenas referencias del ISUB y tras hablar con ellos por teléfono cerramos un Refresh, o una inmersión de repaso de las maniobras más importantes aprendidas en el Open Water.

Como la vuelta a Madrid será una mera escala para continuar viaje a Asturias, el viernes a plena carrera compro algunas cintas exprés que nos faltaba reponer, contratamos un seguro para Pepa, le compramos el enésimo collar luminoso y encargamos por teléfono unas alforjas y unas botas para evitar los cortes de la afilada y abrasiva caliza de Picos en la palma de sus pezuñas... 

El sábado 16 de julio, después de más de diez años vuelven a verme el pelo por Roquetas de Mar, a Gema no se lo habían visto nunca así que ambos lucimos melena.  Mi madre está muy contenta de tener a tanta familia allí, y yo estoy contento de verla a ella contenta. La ciudad está cambiada, la gente de allí dice que a mejor.

El domingo hacemos nuestra primera inmersión después de que el año pasado hiciéramos en Turquía, el curso Padi Open Water.  Estamos emocionados pero tensos.  El recibimiento en el ISUB nos sorprende por la frialdad...  El Refresh no es tal, se limitan a asegurarse de que sabemos respirar bajo el agua y poco más.  En total 5 minutos de dedicación; el resto de la inmersión buceamos en el área conocida como "El Castillo".    A pesar de todo salimos contentos.  La prohibición del baño al hallarse la zona bajo un cuartel de la Guardia Civil han convertido este rincón de San José es una mini reserva marina.    Vemos en pocos metros cuadrados más vida subacuática que en todas nuestras inmersiones en Olympos.

Uno de los del Isub, un veterano rockero bastante majete, disponía de esta máquina para pasearse por San José, no fotografíarla hubiera sido algo imperdonable.


Repetimos con ISUB el lunes.   Las tensiones iniciales han desaparecido.  Hoy buceamos en el área de "Las Hermanicas" compartiendo actividad con una familia un poco especial. Nuestra guía bajo el agua, Rosa, nos transmite buenas sensaciones y a pesar contar con algo menos de biodiversidad marina disfrutamos mucho más de la inmersión.

Lo que hacen realmente bien en este club, o al menos la persona a la que le tocó hacerlo en nuestras dos inmersiones, es el briefing, o lo que es lo mismo, la introducción a la actividad específica que se íba a realizar.   

Gema redactando los pormenores de la inmersión en nuestro cuaderno de buceo.
El mártes toca descansar, visitamos Almería y gozamos de sus fantásticas tapas.  De vuelta en casa degustamos la mejor fideuá que mi paladar ha tenido la suerte de probar.   Mi hermana es la artista.

Esa tarde la dedicamos a dar una vuelta por Roquetas y disfrutar de un relajante baño de mar.  Por cierto, y por si alguien se lo pregunta y permanece por este motivo desvelado durante las noches estivales entre convulsiones y sudores fríos:

Como regla general en los meses de verano, las siete de la tarde es la mejor hora para disfrutar de la playa... mucha menos gente, el sol no quiere arrancarte la piel y el agua esta más caliente que por la mañana.  Comprobado.

Matamos el día visitando la casa de unos buenos amigos de mi hermana.   Parece que estamos dentro de una revista de decoración.  Ni una mota de polvo, ningún objeto fuera de su exacta ubicación,  ningún póster en la pared.   De entre tanto lujo  y diseño nos quedamos (figuradamente, claro) con la piscina y con la tele 3D de Samsung. De verdad que Los Jonas Brothers parecían estar tocando en el salón.   Daban ganas de arrancarles la cabeza.

Pero lo de más valor de estos chicos no es lo que tienen, sino que saben hacerte sentir bien con lo que tienes tú.

Emigramos el miércoles después de comer.  Queremos bucear en otro enclave del Cabo y disfrutar de una noche de vida hippy furgonetil.  Antes, mi hermana y la Termomix han vuelto a hacer de las suyas.    Hoy toca inmersión en Carboneras con el Branquias.   Una llamada al 11888 nos ha llevado hasta allí.

Interior del Branquias
Nuestra guía, Carla, es joven y tiene rastas, también es fotógrafa, acaba de comprarse una Renault Trafic de segunda mano y tenemos la suerte de contar con toda su atención pues nadie más compartirá inmersión con nosotros.  Tras ser sondeados sobre nuestras habilidades submarinas (precarias) y nuestra ilusión (tercer dan), triunfa este último criterio y nos lleva al islote de San Andrés ha hacer la inmersión denominada "El Cráter".

 Los elementos se alían con nosotros: Visibilidad perfecta, explosión de vida marina, y nosotros damos la talla. Observo a Gema bucear tranquila por primera vez. El efecto dominó es total.

Abriendo los ojos como platos, dejamos que los sentidos se emborrachen compartiendo espacio con los bancos de barracudas, las doradas, las nacras, las morenas    y las estrellas de mar.    No son las únicas especies que salen a nuestro encuentro sólo son algunas cuyos nombres  soy capaz de recordar.

A 20 metros de profundidad, hipnotizados por las coreografías de nuestros anfitriones marinos intento no perderme detalle, me siento una especie de Jacques Costeau durante 35 minutos mágicos.

Emergemos junto a Carla, a mi se me escapa un ¡Qué pasada! y a Gema un ¡Qué bonito!  Esto no podía acabar de otra manera que tomando cañas. La idea procede de Carla, luego se nos unen sus colegas Mauro y su chica.

Las cañas se transforman en cena y la cena en helados en el paseo marítimo.  Ya sólo queda que Carla nos guíe a su lugar de furgoneteo favorito.  A 7 metros del mar, el ruido de las olas nos acuna en los brazos de un urgente sueño.
La crisis ha tenido pocas consecuencias positivas, el parón de algunas obras es el mejor ejemplo de que de todo lo malo siempre puede sacarse cosas buenas.

La luz de la luna nos iluminó el camino hacia nuestro descanso.

Despertar con el sol, en la orilla del mar no tiene precio.

 
Nosotros nunca  habíamos pernoctado en un sitio así
Amanece poco antes de que mi Timex Ironman comience su cantinela matutina, pipi pí, pipi pí, pipi pí.     Tras la segunda llamada al orden emergemos bajo la manta tomada prestada de la casa de mis padres (olvidamos los sacos).   Carla nos acompaña a desayunar de nuevo a Carboneras.   Intercambiamos mail y prometemos volver a vernos, quizás escalando en la Pedriza.

Nos queda una inmersión, la compartimos con otros buceadores, hubiera sido reseñable si no tuviéramos tan reciente la del día anterior.  Aun así nos convence el Branquias, quizás hagamos el Advanced con ellos.

Furgoneta y carretera. Paradas, una y gracias.  Tenemos ganas de ver a Javi y Susana y reencontrarnos con Pepa.

Les encontramos en ese equilibrio místico que sólo ellos han conseguido convertir en forma de vida.   Es verlos, y que te entre el buen rollo.

Nos enteramos de sus labios que Sergio Breñas, el guarda del Refugio de Quirós se ha matado al despeñarse desde El Escalón en un accidente tonto y evitable.   Se nos encoge el corazón.   Le conocíamos poco, pero le habíamos tratado con cierta frecuencia y desde hacía tiempo, y podemos decir que ese trato siempre había sido agradable y facilitador.  Personalmente le consideraba un elemento más de Quirós.  Un elemento más de un lugar perfecto en el que nada quieres que cambie.

Un día hace muchos años me recomendó escalar "Ojos de goma cocida" y "La placa del John".  Dos buenos proyectos para homenajearle.

Sergio, sentimos mucho tu pérdida, te echaremos de menos.