miércoles, 9 de enero de 2013

Placas del Halcón (Espolón de los Abruzzos)

El otro día camino de las Placas del Halcón, despistamos el sendero y por no retroceder acabamos "inaugurando" una nueva vía de aproximación que nos dejó al pie de la Placa Sánchez con un macuto pesadísimo y dos perras.

Normalmente la gente baja de allí rapelando y la sola idea de volver por donde habíamos venido no me hacía demasiada gracia.  Tampoco era capaz de dibujar claramente en mi cabeza la idea de rapelar con Pepa en el macuto.

Después de recuperar el resuello y comer algo, un "veterano" nos dijo que se podía "subir y bajar" por la canal que queda debajo de la Placa y nos pareció la mejor opción.

Pero estamos oxidados y en ese momento además, bastante cansados.   Sumemos que la responsabilidad de llegar bien al suelo, cuando abarca un ámbito mayor que el  personal, suele distorsionar las cosas y en un momento dado ya no lo veo tan fácil. Me quito el macuto y me adelanto a ver que cara tienen los metros finales.

Una fisura diagonal que se va empinando cada vez más me deja en el suelo.  No sé como lo hubiera resuelto con la mochila.

Antonio me echa una mano y con él de "refresco" desaparece la tensión. Diez minutos más tarde Gema,  las perras, las mochilas y nosotros, estamos sentados junto a Zule, Almu y Cora.

Rematamos la jornada con 3 vías entorno al V+, unas cervezas en La Jara y un feliz reencuentro con Alex.

 Mis mejores días como escalador están muy lejos... Sin embargo  llevo unos fines de semana en el que salir al campo se vuelve a convertir en rutina feliz y al menos por ahora, eso es todo lo que necesito.