miércoles, 4 de abril de 2018

Escalada en el Sector Ferrari de Mula - Semana Santa 2018

Guía de escalada en Mula y el resto de Sierra Espuña
Llevábamos mucho tiempo sin movernos, tanto que cada vez nos daba más pereza y la pereza hacía que nos sintiéramos cada vez más cansados.  Sin embargo, los fines de semana en Madrid se consumían en un suspiro sin apenas ser conscientes de en que empleábamos el tiempo, atados como estábamos a la rutina de lo cotidiano.


La Semana Santa ha supuesto un punto de ruptura con todo.  La meteo, como siempre en estas fechas, era un poco incierta y no lográbamos el empujón suficiente para decidirnos a arrancar, hasta que bien escrutado el mapa nacional, en la pantalla de eltiempo.es identificamos una región que permanece libre de la amenaza de la lluvia. Se trata de Murcia y nuestro dedo índice se posa en la localidad de Mula. Tenemos plan.

El martes después de trabajar, teníamos dos posibilidades: o preparar toda la intendencia y dejar todo listo para ponernos en marcha el miércoles lo antes posible y llegar con luz de día, o irnos a montar en bici  y a clases de danza y que saliese el sol por Antequera.   Optamos por tirarnos al barro y ver salir el sol por Antequera.

El miércoles, como era de esperar, llegamos a casa molidos de la paliza del día anterior con la bici, la danza y el madrugón para ir a trabajar. No hay dolor.  Luchando con la pereza preparamos las cajas con la comida, la intendencia para cocinar, la ropa y el agua.  Cuando queremos darnos cuenta, estamos subidos a la furgo a las 7 de la tarde, vamos a llegar tarde y de noche, pero al menos estamos en ruta.

Llegamos a Mula, GPS mediante, sobre las 12 de la noche.  Hemos pillado algo de atasco de salida y hemos parado a echar gasolina. Hasta aquí no se nos ha dado mal después de todo, pero queda la traca final, llegar al sector Ferrari.

Hace 8 años que no pisamos Mula, hemos venido poco y nunca se nos dio bien llegar.  Lo único que recordamos con nitidez era una infame pista pedregosa que ponía a prueba a los vehículos y a los nervios de quienes los conducían, quitando eso, y un túnel por el que se cruzaba la autopista, todo lo demás había sido barrido de la memoria mucho tiempo atrás.  Así que, cansados y con la noche encima, llegamos a la glorieta de entrada a Mula que tiene un par de arcos de piedra.  Desde ahí hay que cruzar la autopista por debajo y llegar a otra glorieta desde donde se indica la dirección al Embalse de La Cierva que hay que tomar.

Hasta ahí lo teníamos claro, pero desde ahí lo teníamos tan oscuro como la noche que intentaban despejar los faros de la Vivaro.  Así que dimos vueltas y más vueltas, tratando de seguir las indicaciones que gente bien intencionada había colgado en Internet, pero después de pasar la Central Fotovoltaica y cruzar la autopista por dos túneles diferentes y llegar a caminos impracticables o a cruces de pistas de tierra que no hacían despertar ningún recuerdo oculto en nuestra memoria, decidimos volver atrás, hasta la glorieta de entrada a Mula, la de los arcos de piedra, pasar de Internet y seguir las indicaciones de la guía, que aunque escasas, son con las que en el pasado habíamos logrado llegar.

Como llegar al Sector Ferrari

Resumiendo: desde la glorieta de los arcos de piedra ponemos el cuentakilómetros parcial a "cero", cruzamos la autopista por debajo hasta llegar a la glorieta del otro lado (que no dista más de 100 metros de la primera). Desde esta segunda glorieta tomamos la dirección que indica un cartel hacia el "Embalse de La Cierva". Según avanzamos por la carretera vamos dejando atrás una depuradora de aguas y una central fotovoltaica con grandes paneles solares. En el punto kilométrico 3,4 ó 3,5 (desde la glorieta de los arcos) la carreterilla que llevamos alcanza un cambio de rasante muy evidente.  Justo desde la parte más alta del cambio de rasante y por el lado derecho de nuestro sentido de marcha,  sale una pista de tierra que tomamos.  Esta pista de tierra que vamos a recorrer 1,30 Kms hasta un cruce, nos hace pasar primero por un túnel bajo la autopista. Llegados al cruce  no hemos de tomar de frente la pista que toma un sentido descendente y que llevaría a  la Poza de la Fuente Caputa (ya no hay cartel que lo indique) si no que hemos de tomar la opción de la izquierda, que asciende hacia el sector Ferrari.  Ambas pistas tienen dos postes de ladrillo pintado de blanco a ambos lados, que pudieron  sujetar una barrera en su día.  

Una vez tomado el desvío de la izquierda, que hemos de seguir 1,45 kilómetros, nos encontramos la grata sorpresa de que la pista ha sido asfaltada y hace que se llegue en un periquete hasta el par de arbolitos pegados a la izquierda de la, ahora carreterilla,   que sirven de referencia para indicar el camino que baja al Ferrari.  Las coordenadas exactas son: 38°04'24.9"N 1°30'05.8"W (38.073583, -1.501611)

Si te lo pasas no hay pérdida tampoco, porque a 500 metros, también a pie de carretera, hay una antigua casa forestal abandonada que es imposible que se nos pase desapercibida.

Además del asfaltado de la pista, otra novedad es que al otro lado del punto de la carretera desde donde parte el camino que baja al Ferrari, se ha despejado una explanada a modo de parking para facilitar la vida a los escaladores.  



Nuevo aparcamiento del Sector Ferrari

Continuando con la narración...

Compartimos parking con una única furgoneta.  Imaginábamos mucho más ambiente y no lo descartamos para días venideros.  El minutero del reloj ha rebasado con creces la una en punto de la mañana cuando nos metemos en el saco.  Nos quedamos dormidos inmediatamente.

Inauguramos el jueves santo bien pasadas las diez. Seguro que si tuviéramos una autocaravana con baño hubiéramos resistido todavía más, pero la vejiga manda.  Más o menos sobre esa hora también se dejan ver nuestros vecinos, otra pareja de Madrid con dos perros. Nos caen bien inmediatamente.

Nos ponemos en marcha sin prisas, disfrutando de un largo y copioso desayuno. Sólo cuando no encontramos ninguna razón para permanecer más tiempo espanzurrados en las sillas, recogemos y bajamos a escalar.

Mula - Sector Ferrari
Recordaba la escalada aquí más agradecida, pero al empezar por vías que ya estaban apuntadas en la libreta, salgo pronto de mi error.   La roca es excelente, el equipamiento inmejorable, pero coño aquí se cotiza caro el grado:   un IV es un IV, un Vº un Vº y hasta un 6a es un 6a, pero amigo, a partir del 6a+ la cosa se pone peliaguda. Sudamos sangre, sudor y lágrimas por encadenar vías cuyo grado hubiéramos usado para calentar en otros sitios.  No me quejo, mi ego no llega a tanto.  La roca no se anda con tapujos y me dice a las claras el tipo de escalador que soy y la forma física que tengo.  No puedo tomarme a mal verdades tan poco disimulables, mi ego hace tiempo que no salta a piscinas vacías.

Las vías que probamos durante estos cuatro días son todas buenísimas sin excepción y están equipadas con mucha inteligencia.  La mayoría, o todas, están reequipadas y las reuniones tienen mosquetón de descuelgue.   Mi reconocimiento sincero a los autores de este enorme trabajo, lo han hecho de diez.

Este primer día en Mula sentimos como nos baja rápidamente el nivel de energía, a las 8 estamos cenados y a las 9  metidos en la furgo.  El parking tiene más ambiente, han llegado otras furgos, 3 ó 4 quizás, todas con perros buenísimos y nos alegramos por Pepa y por nosotros, que no tenemos que sentir tensión alguna por posibles incidentes.

El viernes santo iniciamos el día también perezosos, aunque una hora antes que el precedente. Hemos dormido como lirones aunque particularmente he pasado algo de frío por no cerrar bien el saco y quedarse mal cerrada la puerta de la furgo.  Pepa posiblemente cruza la barrera del constipado perruno y se pasará el resto de los días tirada de un sitio a otro, alternando el sol y la sombra con el estilo que solo un perro es capaz de tener.

Después de desayunar dos veces y forzar el record mundial de prolongación del desayuno, volvemos a la carga con la roca.  Hoy es un día doblemente especial, además de estar de vacaciones súper a gusto escalando en una escuela nada masificada, Antonio, Almudena y Cora vienen a pasar el día con nosotros.

Nos pillan escalando Sikozen, un 6a disfrazado de V+.  Antonio, Almu y su perra Cora son parte de nuestra "familia de escalada".  Vienen resfriados y sin cuerda pero con ganas de pasarlo bien.   No podemos hacer mucho respecto al resfriado, pero la altura de las vías permite escalar dos vías contiguas con una única cuerda de 80 metros y eso hacemos, así despachamos "Pinipón" y "Las medias pa' las tías".

Antonio escalando Pinipón (6a). 


Mula - Sector Ferrari -
Gema escalando O Sel Ling
La temperatura no es mala, pero la sensación térmica es muy inferior debido al fuerte viento.  Es el precio a pagar por ser Murcia la única zona de España que queda hoy al resguardo de la lluvia.

Cuando las ráfagas amenazan seriamente con alborotar nuestros flequillos, nos refugiamos al final del sector, disfrutando de un par de excelentes vías de quinto grado que quedan algo más protegidas "La Última" y "O Sel Ling" buenas ambas, pero especialmente recomendable esta última por tener unos bonitos pasos de techo.






Visita a la localidad de Mula

Cuando damos por concluida la sesión nos bajamos a conocer el pueblo de Mula, y confieso que me sorprende para bien. Se trata de una localidad con edificaciones cuidadas, limpias, con un par de bonitas iglesias y un castillo cuya visita dejamos pendiente para otra ocasión.  En el Convento de la Encarnación, compramos a través de un torno, unos dulces a las monjas clarisas que allí llevan una vida de clausura.   Doy mi palabra de que valen cada céntimo de lo que cuestan.

Mula está en plenas fiestas  y aun resuenan por sus calles los ecos de la reciente tamborada.  Las fiestas de Semana Santa han sido aquí declaradas fiestas de Interés Turístico Nacional, entre otras cosas por la alta participación de sus habitantes.   Damos fe de que el pueblo entero vive y participa de las fiestas en primera persona.

Después de comer/cenar y la obligada visita turística al municipio, nos despedimos de nuestros amigos y volvemos a nuestro campo base.   Siempre que nos despedimos de ellos nos quedamos con ganas de más y planificamos cosas para el futuro. Quizás este año volvamos a cruzar juntos la frontera con Francia.

El sábado nos levantamos descansados, hemos dormido bien las 9 horas que teníamos previstas y volvemos a la carga con un desayuno cada vez más largo y placentero. El guión no se diferencia en nada de la política seguida en los días precedentes.  Desayuno, roca y lo que pida el cuerpo.

Después de "calentar" en Sikozen, escalamos Peskera 6a y finalmente Dojitsu 6a+ ¿6a+? Los murcianos son unos cachondos,  la vía es muy buena pero lo del 6a+ es de coña.  Le meto 3 ó 4 pegues y me rindo.   No haré sangre de mi mismo, lo bueno de las batallas con la roca es que no queda todo dicho hasta que lo decide el escalador que en este caso soy yo.  De momento queremos escalar algo que nos deje buen sabor de boca y ponga el broche final a la jornada.  Acertamos eligiendo "Artifo" un V+ flipante, con mucho ambiente, con los seguros justos en el sitio justo.   Una vía Top asequible a todos los bolsillos.  La orografía de estos 20 metros de roca nos recuerdan a Gema y a mí a un segundo o tercer largo de vías de pared.   Técnicamente no requiere mucho y la disfruto como hacia tiempo que no disfrutaba una vía.  Una melodía de Leonar Cohen me acompaña dentro de mi cabeza mientras la escalo. Bajo en éxtasis.

Baños de Mula

Consensuamos dar por finalizada la jornada y darnos un homenaje. Esta vez la furgo nos deposita en la pedanía de Baños de Mula famosa por su manantial de aguas termales.  Hay poca información en Internet con la que enriquecer la aproximación de esta entrada blogera a este enclave; resumiré que ya en la época romana se explotaron las aguas termales para un uso lúdico, y que en la actualidad son pequeñas casas, hostales y restaurantes, las que cuentan con piscinas interiores donde poder disfrutar de los baños.   Nosotros encontramos sitio libre en El Delfín, donde una piscina para dos con hidromasaje y ducha nos cuesta 25 euros bien gastados por una relajante hora a remojo.  



Salimos de los baños con los músculos relajados y el espíritu en calma pero con el estómago vacío,  así que tomamos rumbo a Mula donde llegamos al Mercadona 10 minutos antes del cierre.   Suficiente para aprovisionarnos de agua, pan, hamburguesas y embutido vegetariano.  

El parking del Ferrari está desierto cuando llegamos. Somos los únicos seres vivos que se hacen notar bajo la luna llena del sábado Santo.  El viento que no deja de soplar parece haber barrido a todo el mundo y nos disuade de cenar en el exterior, así que cocinamos y nos metemos en la furgo a degustar nuestros bocatas de espárragos trigueros, tomate de la huerta, queso  y hamburguesas de berenjena.  No somos vegetarianos pero intentamos ir en esa dirección siempre que podemos.  Pepa tiene su pienso pero devora también la hamburguesa que le toca.   A veces me pregunto si saborea algo de lo que come. Lo que está claro es que disfruta como el que más del hecho de comer.

Domingo Santo, últimas vías y regreso.

El domingo amanece un día perfecto, es decir sin viento y con una temperatura algo más alta sin llegar a hacer calor.   Como en días venideros lo damos todo en el desayuno y sólo cuando salta el click de ir a escalar abandonamos las sillas de tijera, nos lavamos y bajamos al sector.

Pepa está un poco más activa, pero sólo un poquito, ha debido de tener algo de fiebre, un día como hoy seguro que la ayuda a terminar de reponerse.

Escalamos tres excelentes vías de 6a con un inicio común, se trata de Nirvana, Cuesta de Paco y Al Grano.  Nirvana es la más espectacular, Cuesta de Paco la que tiene el paso más duro y Al Grano la más desplomada.  Todas con la marca de la escuela:  roca excepcional, chapajes puestos de manera racional y líneas bien vistas por el equipador.   Un consejo: imprescindible el uso del casco también para el asegurador en las vías bajo la cueva. 
Escalando Nirvana,  Gema se apoya en un pedrolo que se suelta y cae a 15 centímetros de mi pie. Una piedra cojonuda para reventarme la cabeza.  Hacía tiempo que mi ángel de la guarda no hacía acto de presencia.
Tras el grito de "Pieeedra" sólo me da tiempo a cubrirme la cabeza con el brazo. La suerte, o llámalo X, ha vuelto a estar de mi lado.

Quiero dejar escrita una reflexión ante esto último,  sobre todo cuando aun está tristemente reciente, el fallecimiento de una escaladora en Entrepeñas por un desprendimiento de piedras cuyo desencadenante fue la escalada del compañero al que aseguraba.

La escalada es un deporte de riesgo.  En la escalada deportiva si se utiliza la cabeza, el sentido común y se siguen los protocolos básicos, el riesgo es muy moderado pero sigue estando presente y no sólo depende de las imprudencias del escalador. Ésta es una verdad que todos  asumimos con la boca pequeña, pero que no condiciona que dejemos de escalar. Esto es natural porqué no se puede vivir atenazado siempre por el miedo a riesgos poco probables. Si evitáramos todas las situaciones que tienen riesgo en la vida, no haríamos nada, no podríamos vivir.

A donde quiero llegar es que ante una caída de piedras natural, por mucho que pueda haber sido desencadenada por la actividad de un escalador que agarra o pisa un canto que se rompe, es un imponderable y no hay nadie culpable, por muy dolorosas y catastróficas que puedan llegar a ser las consecuencias.

Con los brazos ya castigados y las baterías al límite,  queda despejado el camino para volver a medirnos con Dojitsu, el 6a+ que me machacó la moral el sábado.  Le doy un primer pegue bastante arrastrado, colgándome de cinta en cinta hasta le reunión.   Gema la da un meneo al top y baja definitivamente fundida.  Inicio mi último pegue sin mucha fé, sufriendo cada paso, pero sorprendentemente me planto debajo del techo con un hilito de energía. Resulta ser suficiente,  encadeno la vía y me siento como cuando Messner coronó el Everest sin oxigeno.

Aun queda mucho día por delante pero nuestras fuerzas se han vuelto ya para Madrid y no tardaremos en seguirlas.

Epílogo

Han sido 4 días gloriosos, reparadores, divertidos y relajados.   Evidentemente me hubiera gustado volverme con un ramillete de vías de grado más duro. Confieso que era lo que esperaba, pero junto a Gema y Pepa he logrado lo principal, pasarlo bien y motivarnos para futuras aventuras, en ese campo si que hemos hecho grandes encadenamientos.

La vuelta a Madrid por carretera si que es una actividad de riesgo causado al 100%  por humanos inconscientes. por suerte salimos también indemnes aunque algo estresados de este trance.



Parking del sector Ferrari (Mula), quien esto escribe acompañado por Pepa

5 comentarios:

  1. A veces uno no se da cuenta de que necesita romper con el ritmo habitual hasta que lo hace....
    Gracias por tu relato, me transporta a esos 4 días reparadores y nuevamente me inunda el buen rollo y las ganas de más.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a las dos por un viaje corto que ha dejado huella.

    ResponderEliminar
  3. Qué buena crónica primo!! Y enhorabuena por tantas vías!! dado el nivel que parecen... Yo ni Pinipón ni nada :P entonces!! no existen IVº?
    Me alegra que hayáis roto con la rutina. Es maravilloso desconectar. Y por Pepa que también encuentra amiguitos en las andadas.
    A seguir disfrutando mucho, con cascos y con mucha dieta sana y ecológica!!

    ResponderEliminar
  4. Gracias Beatriz, que honor tener un comentario tuyo en BV. En Mula hay IVº grado, en el sector Ferrari sin ir más lejos, hay 2 ó 3, pero han abierto nuevos sectores y hay uno de ellos que se llama "Iniciación". Estoy seguro de que allí hay vías asequibles para todo el mundo.
    Cuando quieras te sacamos de gira ibérica.

    ResponderEliminar

Gracias por participar en Bitácora Vertical.