El señor Isidro, con el que coincidimos en la fuente, influye: "Va a hacer un buen día". Gema y yo miramos al cielo y luego nos sonreímos: El día amenaza lluvia, pero don Isidro quiere que levantemos el vuelo. Es tan sutil la formula empleada, que nos parece hasta tierna. Me sigo encontrando sin fuerzas para alternativas más físicas y quiero repetir visita a Gulpiyuri. Gema menciona que nos separan casi 100 Km. pero el espacio-tiempo ha cobrado otra dimensión y nos ponemos en marcha.
Durante el trayecto, a veces chispea (orbaya) y nos animamos pensando que quizás dispongamos de Gulpiyuri para nosotros solos. Casi acertamos. Solo nos acompaña una pareja joven que nos mira con el mismo pensamiento receloso que nosotros les dedicamos: "Qué bien si os hubierais quedado en vuestra casa"
La marea está baja, tan baja que casi no hay mar. Recordemos que Gulpiyuri es una espectacular playa de interior (Sin haberla visto, visualizar el concepto no es nada fácil), hacerla una foto en estas condiciones es como ponerse en el carnet de identidad una en la que vuelves del monte después de una semana asalvajado, con la ropa sucia y sin ducharte... Si, eres tú, pero no hay que hacerse tanta publicidad.
Aun así disfrutamos (los tres) de un buen bocata de lomo y, a pesar del frío, nos bañamos lo que se dejaba el mar, hasta los tobillos. Jugar a "Atrapar a Pepa" es tarea suficiente para entrar en calor y liberar todas las endorfinas disponibles.
Cuando nos saciamos de Gulpiyuri nos subimos de nuevo a la furgo y recorremos por una pista llena de baches, la distancia que nos separa de una playa de ensueño: La Playa de la Huelga.
Si Gulpiyuri es mágica, la Playa de la Huelga es cum laude en belleza. Cierra los ojos. Imagina que aparcas el coche en una pradera de exultante verdor destinada a la siembra. Ahora recorres andando unos pocos metros por una pista que desemboca en un arroyo de agua totalmente cristalina que viene de un viejo molino en medio del bosque y que sale al encuentro del mar en una franja de arena tostada. A pocos metros de la orilla un arco de roca sirve de cobijo a las aves... _No estás solo, tu chica te acompaña y juntos contempláis como tu perro juega con las olas.
Este lugar existe, se llama Playa de la huelga y ojalá nadie venga nunca a conocerlo. En su defecto, si acudís, disfrutadlo y no permitáis que queden mas huellas de vuestro paso que las que dejéis efimeramente en la arena. (Perdonar que sea pesado con la no excepcionalidad de lo que gente normalmente cívica entiende como excepcionable, lo del papel higiénico o las cáscaras de las naranjas... Que no cuesta nada meterlos en una bolsa y luego tirarlos a un contendor)
El arroyo que desemboca en el mar es en realidad el Río San Cecilio. |
El característico arco de roca se llama "Castro de las Gaviotas", mis fotos no están mal, pero si quieres ver la playa desde objetivos más profesionales visita: http://seraporfotos.blogspot.com.es/2013/03/manana-playera.html |
No es nuestra mejor foto pero no me importaría repetir este momento 50 millones de veces en mi vida. |
Releo esta entrada en el bus y me traslado a esos dias y esos lugares tan maravillosos(cursi?,sinceramente da igual) Echaba de menos tus "crónicas".Por cierto,no me parece mal recordar lo del papel higienico,muchos comportamientos se modifican a base de repetir el mensaje,no?
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