Mostrando entradas con la etiqueta Ciclismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ciclismo. Mostrar todas las entradas

lunes, 5 de junio de 2023

Madrid - Segovia 2023 MTB

Han pasado dos semanas exactas desde la HU-108 y, aquí estamos otra vez en la parrilla de salida de una prueba ciclista. Esta vez la "Madrid-Segovia MTB", en la que repito por segundo año consecutivo.

Parece fácil ¿No? En un momento dado, finales de 2022 o principios de 2023 eliges una prueba, pagas el dorsal y el día señalado coges tu bici y te plantas en la salida.   Pero no es tan sencillo.  6 meses, son muchos meses y pasan muchas cosas.  En concreto, en las dos últimas semanas ha pasado de todo: ninguna tragedia, por suerte, pero sí multitud de obstáculos que en mi mente me habían hecho convencer de que era mejor emplear el día en cualquier otra cosa. 

Un paseo por El Pardo con Antonio, Almudena y Cima la tarde de antes, acaba con los 6 en "Ricardo" yendo a toda velocidad a por el dorsal a lo que antes era la Ciudad Deportiva del Real Madrid.  

Que la organización haya "perdido" mi dorsal no es más que otra anécdota a sumar a la larga lista de obstáculos que sin tregua me han acompañado en los últimos días.

Unas cervezas y unas raciones más tarde nos venimos arriba definitivamente. Ya no es que el plan sea tomar la salida y abandonar en Cercedilla, ahora vamos a por todas.


El sábado, cuando suena el despertador a las 6 de la mañana, llevo ya una hora dando vueltas en la cama.  Ya no estoy tan venido arriba como ayer, pero no me puedo echar atrás.

Gema arranca la primera como siempre, y lo siguiente que recuerdo, es estar compartiendo el desayuno con un buen café y unas tostadas de  mantequilla de cacahuete y queso, la fórmula mágica a la que sólo recurro días en los que hay que darlo todo físicamente.

El caso es que a las 8 de la mañana Antonio y yo, acompañados por Dani, Pagán, Pablo y otro de sus amigos, damos las primeras pedaladas de una prueba que se va a los 114 kilómetros y casi 2.500 metros de desnivel


Según arranca la prueba me doy cuenta de que me he dejado las gafas en el coche, los pequeños inconvenientes se siguen acumulando en un saco que aún está por completarse.

Llevamos un mes de mayo/junio que por suerte, está siendo muy lluvioso, no me quejo, pero complica mucho lo de salir a entrenar.   En los huecos en los que puedo salir el cielo no da tregua, así que, el lunes, que dan despejado por la mañana, me lo cojo libre dispuesto a hacer una salida de fondo. 

Duro 10 kilómetros, los mismos que necesita el tensor del cambio para decir que "hasta aquí hemos llegado"

Vuelvo a casa en modo "fixie" y Gema se pone en modo "rescate", una hora más tarde, estamos en Bici Escapa haciendo puerta fría en el taller.  

Me ponen cara rara por no haber pedido cita previa, pero le explico la situación y me cogen la bici agendando su revisión para el jueves. 



Parece que como decían los de Gomaespuma, Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien, pero no es el caso.  Contra todo pronóstico recibo un mensaje unas horas más tarde de que la bici está lista.

Aparco TONelete  en una plaza entre Alberto Contador, y Perico Delgado. Estando entre estos dos monstruos, nada puede salir mal.

 



El martes Pepa pasa la mitad de la noche bebiendo agua y la otra mitad vomitando.  Pinta muy mal pero sé lo que tengo que hacer, muevo hilos laborales y personales y a las 11 ingreso a Pepa en el Hospital Veterinario con el diagnóstico esperado de pancreatitis. Una de las tres patas de mi taburete vital cojea, todo lo accesorio o secundario, se pone en pausa.

Pepa odia los espacios cerrados, así que como era de esperar monta un pollo que no veas.  Entre eso y que parece que está mejor, nos adelantan el alta a el miércoles por la tarde.  

En el hueco entre el café de la tarde y la hora del alta, Gema sale a correr y yo doy una vuelta a la Casa de Campo. La bici va genial y tengo piernas, pero no pulmones.  A penas 21 kilómetros, una hora y cuarto sobre la bici,  y Strava me dice que descanse dos días ¿Para qué sufrir más?  En mi cabeza hace ya tiempo que he abortado la misión segoviana.

Volviendo a la carrera, después de unas horas llego al avituallamiento principal de Cercedilla.   Por el camino he ido regulándome muchísimo dejando que hordas de ciclistas motivados me rebasen como cohetes. Es por eso que me llevo una buena sorpresa en el kilómetro 25, primer avituallamiento líquido, donde coincido con Antonio y el grupo de Dani, todos ellos mucho más fuertes que yo.   Ambos van con problemas:  Antonio con calambres y Dani ha vomitado dos o tres veces.

Antonio no para en los avituallamientos, pero con Dani si intercambio unas frases, lleva los ojos hundidos, pero su grupo le hace fuerte y su motivación no decae.

La segunda sorpresa es que cuando me lo vuelvo a cruzar, la rueda de un Antonio venido a menos, sí me sirve de referencia y la sigo hasta que los calambres le hacen reducir la velocidad a modo "protección de motor"

La tercera, es doble y es que, en el segundo avituallamiento, primero sólido, solo hay fuet y también me vuelvo a encontrar a Dani, Pablo, Pagán y compañía.  

Dani tiene mejor cara.  Desconozco los valores nutricionales que hacen del fuet un alimento idóneo para una prueba maratón de mountain bike, tampoco suelo comer cerdo, pero agarro dos palitos y los engullo. No es momento de hacerse el exquisito cuando se trata de sobrevivir.

La cuarta sorpresa es que unos kilómetros antes de Cercedilla, en un tramo de asfalto, vuelvo a coger a Antonio que sigue con sus problemas de calambres, no está para mucha conversación así que pongo mi ritmo y le dejo tranquilo.

En el tramo de asfalto subiendo al hotel Arcipreste de Hita pillo al grupo de Dani, que ya va muy recuperado.  Su ritmo conservador está en el rango de mi ritmo máximo y me pongo a rueda.  

En el grupo de Dani, que ya está completamente recuperado

Retomamos la pista y entramos en terreno neutralizado, tenemos a Cercedilla a tiro de piedra y el terreno pica para abajo.  No me puedo resistir y tomo la delantera del grupo, me siento como en una salida de esas, cuando tenía veinte años y consideraba las cuestas arriba el precio a pagar por un buen descenso.

Sin pretenderlo, les dejo atrás, rebaso el polideportivo y llego a la zona de avituallamiento.

Me reúno con Gema y Pepa, estoy muy contento de verlas, me siento bien. El plato de pasta y la Coca Cola me saben a gloria

Gema, además,  me trae las gafas y la cacharra de reserva, la otra se me cayó en un descenso por Colmenar y se picó en el impacto. Como está llena de agua y la otra, la pequeña en la que llevo la bebida isotónica, a medias, decido no cargar más agua para subir el puerto.

Avituallamiento de Cercedilla

Almudena por su parte, se ha quedado junto al polideportivo dando un avituallamiento personalizado al resto de la expedición.  Me hubiera gustado estar todos juntos compartiendo el ambiente del que la organización había montado en Cercedilla, pero cada uno hace su carrera y yo no soy una excepción.

Polideportivo de Cercedilla

En cuanto termino mi plato de pasta, me despido de Gema y de Pepa y retomo la prueba al ralentí. La mayoría de ciclistas no ha acabado su ración, y yo no he dejado ni las migas. Mejor ir con precaución no se me vaya a dar la vuelta al estómago.

El Puerto del León se me hace duro, pero pillo un ritmo y no cejo.  Cerca del final me alcanza el grupo de Dani.  Es la enésima sorpresa del día, pensaba que iban muy por delante de mí. Las noticias sobre Antonio no son buenas, concibo la idea de que a lo mejor se ha retirado aprovechando la cobertura de las chicas.

Al coronar hay un repecho que la mayoría hace a pie, yo me sumo a ellos, Dani y los demás lo intentan sobre la bici y les pierdo definitivamente.

Al iniciar la bajada por la trialera se desata la tormenta.  Todos paramos a ponernos el impermeable. A pesar de la tromba de agua, podemos estar muy contentos de que el día haya aguantado hasta aquí porque la previsión era mucho peor.

Trialera bajo la lluvia

El caso es que la lluvia llega en la zona más técnica y peligrosa; no arriesgo. Tampoco podría hacerlo porque los que tengo delante, echan pie a tierra y el resto de la fila les seguimos en una coreografía improvisada.

Después de la trialera llega una zona de sube y baja, la lluvia escampa y echo mano al bidón, al menos eso pretendo, porque no está.  He debido perderlo en la trialera. 

Desde ahora y hasta el siguiente avituallamiento sólo me quedan dos o tres dedos de isotónico.  Lo voy a pasar mal.

Dosifico el agua todo lo que puedo, pero las matemáticas son las matemáticas y llego al fondo de la cacharra. Me toca resistir sin agua.    Unos chicos en un control me dan un poco de la que tienen, pero no da ni para un par de tragos.

No tardo en notar síntomas de acalambramiento.   Al principio los voy manejando cambiando la postura, el desarrollo, pedaleando de pie, pero finalmente tengo que parar.

Llegar al avituallamiento se me hace un mundo, pero ya nada me puede parar.    

Lleno el bote, engullo dos trozos de sandía y me como una barrita, doy por hecho que los calambres van a remitir, pero no es así: van y vienen por oleadas.  Ahora soy yo el que progresa en modo "protección del motor".  Por suerte, los avituallamientos empiezan a estar cerca unos de otros y los 550 ml de la cacharra se hacen suficientes.

En el último avituallamiento casi nadie para, no es mi caso, hay agua y plátanos y es justo lo que necesito.

El terreno deja de tocar las narices y ya no se empina, entramos en los últimos 10/12 kilómetros donde se alterna el llano con las bajadas.   

Cuando enfilo las calles de Segovia estoy muy contento, entero mentalmente y manejando bien los recursos físicos que me quedan.

Cruzo la meta y esta vez no tengo que contener las lágrimas, el panorama es muy diferente al del año pasado.  Llamo a Gema y me reúno con ellas en meta, contentísimo de estar contento y de ver a Gema contenta.  Pepa no tiene claro lo que pasa, pero está allí y eso es más que suficiente.  No hace ni 3 días que ha salido del hospital después de superar su tercera pancreatitis, hemos estado muy, muy preocupados.  Vernos a los tres juntos parece lo normal, pero es normalidad que vale su peso en oro.

Antonio llega 5 minutos más tarde, otra alegría que me llevo; llega serio pero entero.  La verdad es que es un tío duro, pero duro de los de antes, sin gilipolleces, y de los que siempre está ahí cuando le necesitas.  


En la mesa de la celebración nos juntamos junto a unas cervezas y hablamos de las carreras del año que viene... Dani no quiere repetir, la precariedad de los avituallamientos le ha mosqueado un poco, pero apostaría a que es un fijo en la línea de salida del año que viene.  Se habla de una prueba en Burgos, de repetir la HU-108, se pone sobre la mesa El Soplao, la Transpirenáica... en fin, proyectos, sueños, planes que si se llegan a cumplir será indicador de que estamos bien, de que la vida no nos plantea obstáculos que no podamos superar y que seguimos con ilusión de implicarnos en movidas como esta.

Gracias infinitas a Almudena y especialmente a mi mujer, Gema, por estar entre bastidores haciendo de soporte para que un día como hoy salga todo como ha salido. 


Epílogo

Y aquí estamos Dani, Antonio, Gema, Cima, Pepa y yo mirando a la cámara que sujeta Almudena; dispuestos a salir en la última foto antes de emprender la vuelta a Madrid.  "Paloma" nos espera: 4 plazas, 5 humanos, dos perros, tres bicis y un espejo retrovisor hecho fosfatina pocas hora antes en Carabanchel.  Otra obstáculo que no es nada y que sirve para redondear la lista de anécdotas que están en cada foto de esta entrada, aunque no se vean.



domingo, 21 de mayo de 2023

Fin de semana de carrera ciclista - HU 108 Gran Fondo 2023 - Mountain bike.

18 de mayo de 2023

En diciembre del año pasado, Antonio y yo, de acuerdo con Almudena y Gema, decidimos cambiar para el 2023 la participación en los "Diez mil del Soplao" por otra carrera algo más "amable" pero que supusiese igualmente un desafío.  La elegida fue la HU-108 en el término municipal de Huesca.

Son las 17:21 del jueves 18 de mayo cuando en un área de servicio, pasado Zaragoza, nos reunimos con Amudena y Antonio que vienen de escalar en Morata de Jalón.  


 Dos horas más tarde aparcamos en Angües, a unos 25 kilómetros de Huesca, nuestro destino del día y nuestro campo base hasta el domingo.


Una vez instalados en nuestro apartamento de Casa Marzo, salimos a estirar patas y piernas por los alrededores


Me encantan los pueblos, y éste no es una excepción.   


19 de mayo

Amanece el viernes 19, desayunamos y, tras un rato de tertulia, persuado a Antonio de salir a rodar una hora.   Cuando voy a ponerme las zapatillas, no doy crédito.  Me he puesto la del pie derecho y, la que me falta por poner, también es del pie derecho.


Llego a pensar que me está dando algo en la cabeza pero no, no es un ictus.  Es que soy gilipollas y me he traído una zapatilla de carretera.  


Es la segunda vez que me pasa algo similar en menos de un mes.   Al "Stage" de Cartagena ya se me olvidaron las zapatillas y tuve que comprar unas de urgencia.

Gema quiere volverse a Madrid a por la zapatilla, Antonio y Almudena me quieren llevar a comprar un tercer par, a mi me sale humo de la cabeza.

De repente caemos en Dani, hace un cuarto de hora que llamó para decir que iba a recoger a Pablo y que salían para Huesca.   Le llamamos y tras un par de intentos, nos devuelve la llamada. Aún están en Madrid. 

Ésta vez, la moneda cae del lado de la cara. Ha estado apunto de haber un desastre, pero la situación se reconduce.  Paco, nuestro portero, les da las llaves y ya sólo es cuestión de tiempo y kilómetros.   

No salir a rodar queda en algo insignificante.

Como tenemos tiempo y ganas de disfrutar de las buenas noticias, bajamos a Huesca a hacer una visita al Outlet de Barrabés.   Arrasamos. Todos salimos con algo en la mano: a mi me cae una rueda delantera nueva, una Giant XCR2 que por causa de un pequeño arañazo y haber comprado Barrabés a Mamouth, acaba en un gancho del local con una etiqueta marcando un precio de derribo de 75€.  Gema me la pone en la mano y no la suelto hasta cruzar la puerta de salida.

Rueda Giant XCR 2 con llanta de carbono

Por la tarde, volvemos a bajar a Huesca a por los dorsales.  El corazón de la carrera está ubicado en el Palacio de Congresos y allí vamos.



En los jardines exteriores nos reunimos con Dani, Pablo y mi zapatilla izquierda. Forzando un poco la presencia de Pepa, tenemos una foto de la expedición al completo.

Dani, Antonio, Alberto, Gema, Almudena, Pablo, Pepa y Cima


Sábado 20 - día de carrera


Nos levantamos a las 7 de la mañana.  Por suerte, la salida es a las 10:00 y podemos hacer las cosas con calma.  

A pesar de los nervios, he logrado dormir bien y me encuentro descansado y tenso, como hay que estar.



Sin Gema y Almudena nada de lo que ha pasado este fin de semana hubiera sido posible ni hubiera merecido la pena.  Verlas a ellas contentas junto a Cima y nuestra queridísima Pepa es un extra de motivación para lo que he venido hasta aquí: participar, superarme y divertirme.  


...Y por fin, llega el momento de la salida.


Pablo y Dani en uno de los avituallamientos.  Estos maquinones estuvieron entre los 150 primeros.


Y aquí el menda lerenda en plena faena, yendo a saludar a las mejores animadoras en ese mismo avituallamiento un cuarto de hora más tarde.



Después de batallar por el recorrido cruzo la meta 7 horas 5 minutos y 7 segundos más tarde en la posición 332.
Beso final de carrera

Cuando llega el momento de esta foto no puedo estar más contento.  Dani y Pablo han hecho un carrerón.  Antonio, se ha sobrepuesto a una lesión que se hizo aparcando la moto dos semanas antes, el día que vino a echarnos las dos manos para ayudarnos con la camperización de la furgoneta.  El tío  ha ido de menos a más y ha acabado sin ningún tipo de dolor, siendo competitivo, como siempre.  Gema y Almudena no han parado y han disfrutado haciéndonos la cobertura mientras Pepa y Cima han servido de apoyo moral y de compañía inestimable.

En cuanto a lo deportivo... no me quejo.  He llegado de los últimos pero he terminado la Gran Fondo. Dos pinchazos casi seguidos y mi torpeza, me han robado 40 minutos, pero he podido acabar la carrera, me he sentido muy bien en algunos momentos y he acabado muy entero. Cuando he tenido problemas la gente no ha dudado en animarme y en ayudarme. Me han regalado una cámara e incluso alguno ha parado a echarme una mano y se ha estado conmigo hasta el límite de lo razonable.  No puedo estar más feliz ni menos agradecido. 


La organización ha estado de 10, a mi criterio, mucho mejor que en "El Soplao" , el "avituallamiento final" en compañía de mi "grupeta" y del resto de corredores, es el mejor resumen de como se cuida el lado humano de una carrera.   Buena comida, helado, bebida a discreción y un ambiente de lo más amigable y distendido.


La Jacinta ha cumplido con nota, es un maquinón, la mejor bici que he tenido.  Aún hay que pulir cosas y es en estas lides donde más se exponen sus fortalezas y debilidades. Con una base como esta todo es posible.



martes, 11 de enero de 2022

2022 - Arrancamos temporada ciclista.

 Han pasado 40 días, una hernia y un covid desde la última vez que monté en bici y ya no podía dilatar la cosa mucho más. 

El año pasado pasé prácticamente de no ser ciclista a sumar 4500 kilómetros y por esto y y un exceso de obligaciones acabé muy quemado y cansado.  

Mr. Covid
Mi idea era empezar a moverme en la última quincena de diciembre,  y así lo hice, con buenos paseos a lo Zugasti, pero Omicrón me trincó por los huevos y tuve que parar del todo.

Inicio el 2022 echo unos zorros pero para el 4 ó 5 de enero quitando algunos síntomas residuales  ya estoy perfectamente y, habiendo pasado el período de cuarentena social, nos regalamos un finde de tres días en Soria, durmiendo bien, haciendo buenas rutas a  con Gema y Pepa y, en definitiva, descubriendo una provincia de clima duro y paisajes sorprendentes, que me hicieron sentir lo suficientemente bien como para volver a subirme a un sillín y empezar el proceso de puesta en forma cara a los Diez Mil del Soplao, a 18 semanas vista.


Trekking a la Laguna Negra

El día diez de enero de 2022 me subí a la "Cabra negra" y recorrí 24 kilómetros, los que suman la ida y vuelta a casa y un perímetro a la Casa de Campo. Suponen mi pistoletazo de salida.  

Las sensaciones las esperadas: flojera, dolor de culo y pidiendo la hora al final por falta de fondo.  

Queda mucho por hacer, pero también tiempo para hacerlo.  De momento voy a volar solo. Los últimos tres meses ciclistas los hice siguiendo las pautas de un entrenador y cuando entraron los watios en juego dejé de divertirme. 

De este tema quizás haga una entrada que me ayude analizar si lo que no me gusta es entrenar, si estaba en una época mala para empezar, o si había algo de este entrenamiento en particular que no iba conmigo.  


Objetivo deportivo del año a 18 semanas vista.


jueves, 27 de mayo de 2021

martes, 25 de mayo de 2021

Biomecánico para aficionados ciclistas no obsesionados ¿Sí o no?

En esta entrada vamos a tratar el tema del servicio biomecánico, o lo que es lo mismo, el servicio de ajuste bicicleta-ciclista hecho por un profesional, de si merece la pena o no y que se puede esperar de el.

Todo ello desde mi personal punto de vista de ciclista aficionado -No avanzado-  con bolsillos con tendencia a la anorexia pecuniaria.


¿Qué hace un biomecánico?

Explicado de manera simple, este profesional cogerá nuestra bicicleta y ajustará la altura de la tija, la posición del sillín, el manillar, potencia y calas adaptándolas a nuestra propia morfología, con el objetivo último de evitar lesiones y optimizar la comodidad y el rendimiento.

En base a lo anterior, puede recomendar el uso de una tija con o sin retroceso, una determinada longitud de potencia y/o cualesquiera otras adaptaciones.  Igualmente puede sugerir que una determinada bici por talla o geometría no es la adecuada para nosotros, o al contrario, recomendar a la hora de una futura adquisición, las marcas, modelos y tallajes que mejor encajan con nosotros.

¿Cuánto cuesta?

En mi caso, pagué 220€ por dos bicicletas, una de montaña y otra de carretera, aunque esto último es indiferente.  Si únicamente hubiese sido una bici el precio según las tarifas de este 2021 para el centro que yo escogí hubiese sido de 150€.

¿Cómo lo hacen?

Básicamente  llevas tus bicis al centro de biomecánica donde te harán pedalear con ellas sobre un rodillo calibrado especialmente para la prueba.

Mientras pedaleas, un programa informático, en este caso el  Retül Vantage analiza tus pedaladas con los datos obtenidos a través de unos sensores colocados en 16 puntos clave del cuerpo.




Situación de partida

A ver, si vas a un biomecánico se entiende que lo haces porque notas molestias o porque no terminas de sentirte bien acoplado con la bici y, en la búsqueda de soluciones, estas harto de dar palos de ciego cambiando cosas y gastando dinero a lo tonto. 

En mi caso yo no terminaba de encontrarme cómodo sobre el sillín de ninguna de mis  bicis y, en particular en la de carretera,  me parecía estar demasiado estirado sobre el manillar donde la postura me era incómoda.

Otra molestia que llevo arrastrando desde siempre es que no me termino de encontrar cómodo calado en el pedal con el pie derecho.  Esto me pasa en cualquier  bici y desde que alcanzan mis recuerdos. 

Se trata de una molestia algo inespecífica en la zona del tobillo, que al iniciar el pedaleo es muy evidente pero que va desapareciendo a medida que pasan los kilómetros.  Lo peor suele llegar al día siguiente donde con frecuencia siento dolor en la rodilla.

En la de montaña, en la que tengo más experiencia, todos los "inconvenientes", salvo el de la cala, eran a pequeña escala y era más cuestión de precisión que de ajuste general, pero lo cierto es, que para lograr cierta comodidad, había tirado la pasta en tres sillines, tres potencias y una tija. Por su parte, en la de carretera, modalidad en la que me estrené a finales del año pasado, para la fecha de la cita con el biomecánico ya iba por el segundo sillín, la segunda tija, y estaba prevista la adquisición de una nueva potencia.  

Benditos chinos y bendito Wallapop que permiten estas cosas sin terminar de arruinarme en el empeño.

Mi apuesta sobre la sesión de biomecánica,  hubiera sido  que la finalizaría,  en el caso de la bici de carretera con una potencia más corta, reposicionamiento de manetas de freno/cambio y las calas Look recién compradas montadas en las zapatillas de carretera también sin estrenar.

En el caso de la de montaña, sólo auguraba un reposicionamiento de las calas Shimano.

Resultado del ajuste

En mi caso lo más llamativo es que llevaba toda la vida con una creencia respecto a la determinación de la altura del sillín que había convertido en dogma de fé,  y cuya posición se determinaba por una mínima angulación de la rodilla en la postura más extendida de la pierna.

Lo que yo no podía saber es que esa postura la obtenía pedaleando pisando el pedal "de punta" es decir, con los dedos del pie tendiendo a mirar hacia el suelo.

De hecho al ver bajar 8 milímetros el sillín de la bici de carretera y 25 milímetros el de montaña y preguntar por qué, no terminaba de aceptar que la causa fuese una mala "pisada" sobre el pedal porque mi propiocepción no era tal. 

Estas dudas se despejaron rápido, porque  además de los datos procesados por Retül a través de los sensores colocados en el tobillo y en la zapatilla, se me mostró mediante una grabación de vídeo. Ver para creer.  

A efectos ciclistas, pisar de puntera el pedal es lo mismo a andar de puntillas:  alarga en apariencia la longitud de la pierna, y en consecuencia falsea la altura a la que debes poner la tija.  

Esto, que puede parecer inocuo, hace entre otras cosas, que metas más carga en el sillín y que lo tiendas a sentir incómodo.  Igualmente, la altura del sillín, afecta a la distancia y posición en la que encuentras el manillar.

Bici de carretera

En la de carretera me equivoqué de lleno respecto a la longitud de la potencia... puede decirse que era lo único que estaba bien a efectos de Retül.  

Salí de allí con la potencia invertida y los espaciadores recolocados de manera que el manillar quedó 15 milímetros más bajo o al menos eso dice el informe, porque mi percepción y sensaciones son que la bajada del manillar fue bastante mayor.

Posición de potencia y manillar inicial


Posición tras el ajuste biomecánico

Respecto a mi incomodidad en el pie al calar el pedal derecho y las posteriores molestias de rodilla y, pese a otorgar el programa datos que reflejaban que todo estaba "en rango", se quiso afinar ubicando una cuña bajo la cala derecha.

Para finalizar con esta bici, el sillín fue recolocado avanzando su posición al límite de lo permitido en las marcas del raíl.

Bici de montaña

En la bici de montaña también hubo ajustes, además de la ya comentada bajada de la tija del sillín de dos centímetros y medio, se desplazaron las manetas de freno hacia dentro dos centímetros dejando la palanca en una postura más adecuada para ser accionada con eficiencia. Se comprobó el ajuste de las calas y se reposicionaron buscando un ajuste "fino" porqué según se comentó estaban esencialmente bien puestas. 

No se puso cuña en la cala de la zapatilla de montaña, porque de acuerdo a la explicación del profesional, al tener la cala Shimano sólo dos tornillos para fijarse, la cuña podía no quedar lo suficientemente firme y desplazarse durante el pedaleo.

Otro cambio, aunque planificado, fue el cambio de sillín Duopower Arrow por una réplica china de carbono del Specialized Comp de anchura 155 milímetros (el más ancho que he llevado hasta ahora). Sillín que al igual que en la bici de carretera, quedó adelantado todo lo posible sobre la tija.

La experiencia durante la sesión

De todos los cambios que se van haciendo en la bici, luego uno da su propia opinión tras probarlos unos pocos minutos en el rodillo y en base a sensaciones positivas o negativas, se modifican o no de manera razonada.

Por ejemplo, no me sentí cómodo con la bajada de la altura del manillar en el caso de la bici de carretera, pero no se modificó porque según los parámetros de Retül esta era la idónea y, tras un cambio tan notorio (inversión de la potencia y aun mayor bajada de altura por reposicionamiento de espaciadores a parte superior), lo suyo es salir a rodar unos días  y comprobar si las sensaciones cambian a mejor.

La sensación inicial de pedaleo en el rodillo con la cuña en la cala no fue notoriamente mejor ni peor, pero tras un par de minutos tuve que decantarme y lo hice porque quizás era mejor. 

Por su parte el biomecánico dijo que con ella puesta, la rodilla se cerraba un grado y que eso era bueno. También dijo que si no se notaba mejoría, lo mejor era no poner nada.  

No me notaba incómodo pero tampoco "normal" con la bajada de dos centímetros y medio de la tija del sillín en la mountainbike, pero las evidencias que se me habían mostrado sobre el pedaleo en punta, no ofrecían discusión y al igual que en el caso de la bici de carretera, lo que se presta es probar los cambios sobre el terreno antes de sacar conclusiones definitivas.

En esta misma bici también se me ofreció la posibilidad de una modificación respecto a la angulación del manillar de doble altura, pero en este caso preferí mantenerlo tal y como estaba, que también quedaba dentro del "rango" aceptable por Retül.

Conclusiones, datos y reflexiones.

El balance final de mi experiencia fue positivo aunque no cien por cien satisfactorio. 

Entrando en detalles, aunque el trato fue muy cordial durante la sesión, tampoco hubo el flujo de información que hubiese deseado para entender realmente lo que íbamos a hacer y lo que se esperaba de cada fase. Por poner un ejemplo se te pide pedalear en el rodillo, pero no se te dice ni cuanto tiempo vas a pedalear ni para qué, con lo que te pones a dar pedales esperando instrucciones que no llegan.  

Hay televisores donde puedes ver que te están grabando, pero no sabes si esas imágenes son, para que las supervise el profesional o para que tú te veas y extraigas algún tipo de conclusión... de una lectura posterior de la web de esta empresa, sí parece que uno debe observarse y verse así mismo pedaleando pero no dice con que objetivo.

Salí de allí con las dos bicis ajustadas pero sin ningún documento escrito, tampoco se habló de él.  Al llegar a casa y recapitulando me puse a ver que ofrecían otros servicios similares y algunos hablaban de un informe biomecánico de hasta 50 páginas.

Al día siguiente recibí dos archivos PDF por correo electrónico: 4 páginas por informe y algunas fotos.  No me causaron buena sensación. Para empezar,  en uno de los informes se reflejan, además de los resultados finales del ajuste, los cambios realizados para llegar a ese ajuste,  mientras que en el de la bici de carretera no se hace ninguna mención.  

Cuando reclamo los cambios realizados en la Orca,  se me remiten unas modificaciones que no reconozco como realizadas en mi bici y que son presentadas como "según recuerdo". Cuando señalo que los cambios de los que habla no los ha hecho en mi bici y que quizás me esté confundiendo con otro, me manda otros que, al menos en los que yo puedo reconocer, siguen sin corresponderse con los realizados en mi bici.

El informe propiamente dicho refleja  algunos componentes de la bici, en concreto: medida de la potencia, tamaño de los espaciadores, longitud de las bielas, tipo de pedal automático, anchura del manillar  y anchura y marca del sillín.  Respecto a este último dato, curioso que se especifique su anchura en la bici de carretera y no en la MTB

Reseñable también que existiendo una línea dedicada a la configuración de la zapatilla con los campos Zapatillas/plantillas/cuñas/rotación de la cala y base de sustentación no se rellene. Más aun habiendo manifestado molestias con las mismas y habiendo decidido el profesional instalar una cuña.

Hay una parte del informe, casi una página, dedicada a la configuración de la bici, mientras que el resto son medidas y ángulos tomados al ciclista sobre la bici. En ningún caso tenemos llave alguna que nos permita interpretar, valorar o entender los datos que se presentan.

Saliendo del tema del informe y entrando en lo definitivamente importante: las modificaciones realizadas en las bicicletas, hay que aclarar que lo que entra en el precio es un sólo ajuste. Si luego el ajuste no funciona, tendrás que volver a pasar por caja y abonar, en el caso de mi biomecánico, 75 pavos por cada bici que se vuelva a revisar.

Después de 1000 kilómetros con la bici de carretera y la mitad más o menos con la de montaña, puedo decir que hay cosas que me han funcionado bien y otras que no del todo, pero mantengo que el balance es satisfactorio.

Por ejemplo, me han funcionado muy bien los cambios en la altura de las tijas. Tanto en la bici de carretera como en la de montaña soporto mucho mejor las kilometradas y voy mucho más cómodo sobre el sillín.   La postura más erguida que me parecía extraña en la mountainbike, ha resultado ser perfecta a la hora de la verdad.  También estoy súper contento con el reposicionamiento de las manetas de cambio y freno de la bici de carretera.  Su accionamiento es ahora muchísimo más cómodo y eficaz, así como la postura de pedaleo con las manos en esa parte del manillar.

Por otro lado, no me termino de adaptar al manillar tan bajo en la bici de carretera que me produce mayor sobrecarga en el cuello.  Por buscar una explicación, puede que Retül no considera entre sus parámetros la longitud del cuello.  Yo soy cuellilargo y, para mirar al frente con un manillar tan bajo, tengo que hacer mayor esfuerzo de sustentación que una persona con una medida más estándar. No es algo súper exagerado, pero después de tres horas de pedaleo ya voy "Finito de Córdoba"

La cuña de la cala de carretera me ha ido mal desde el principio, las molestias en la rodilla han sido mayores así como la sensación de pisar mal el pedal. La revisión o posterior cambio de calas son 10€ más.  Mejor marcar la cala con un rotulador, quitar la cuña y volver a montar, que es lo que he acabado haciendo.

Así pues, con todo lo expuesto y a pesar de los pesares, doy por bien invertido el dinero.  Ahora ya tengo un buen punto de partida "profesional" desde el que tomar decisiones basadas en mi propia experiencia. 

¿Lo recomiendo? ¿Repetería?

Lo recomiendo sin ninguna duda, sobre todo si nunca antes has acudido a este servicio y tienes molestias o incomodidad en la bici. Casi diría que debería ser  obligatorio y yo, de haber conocido los resultados, habría acudido mucho antes.

Lo que no sé, es si en un futuro, ante una bici nueva, volvería a acudir a los servicios de un biomecánico. Lo más probable, es que intentase antes clonar aquello que me ha ido bien y ajustar a mi criterio aquello que no.

Lo que no haría es repetir con el servicio al que yo fui.  No quiero mencionar su nombre porque estas cosas son delicadas y  tampoco es que haya acabado disgustado. El trato personal fue bueno y la mayoría de los ajustes han funcionado bien. Pero sí que pienso que por 220€ por una hora y media de trabajo puedo exigir un nivel de satisfacción mayor.

Independientemente de lo comentado sobre el informe, que no es ni más ni menos que una falta de celo profesional que da una mala imágen del profesional, lo de la cuña en la cala es una cosa muy seria y fue una decisión tomada un poco "por probar" sin un criterio que pudiese ser explicado. 

Un minuto o dos sobre un rodillo y unas sensaciones poco claras no pueden ser la base que determine si un elemento así se añade o no. Tengo la rodilla derecha con condromalacia leve y no quiero que vaya a más. 

En la bici de carretera, donde llevo la zapatilla con la cuña, la incomodidad al pedalear no sólo no desapareció sino que se agudizó lo mismo que el dolor de rodilla del día siguiente.

Por su parte en la bici de montaña en las que ambas calas se montaron sin cuña, las sensaciones de incomodidad, al  afinar el ajuste, mejoraron sin desaparecer, mientras que el dolor de rodilla de los días posteriores o no se manifiesta o lo hace de manera mucho más leve.


miércoles, 7 de abril de 2021

Ruta MTB por los alrededores del puerto de Canencia

Recorrido basado fielmente en la ruta de Wikilock "Puerto de Canencia - Chorrera de Mojonavalle - Abedular de Canencia - El Espartal - Mirador de Cachiporrilla - Prado Toril" de David3c.

Track de la ruta pintado sobre el mapa "Sierra Norte" de la Tienda Verde

Bueno, pues éste de la foto soy yo en el parking del puerto de Canencia,  dispuesto a todo con mi bicicleta de ADN asiático y montaje personal.  Hace 23 años que no venía por aquí a hacer ciclismo, y si no hubiese estado ayer redescubriendo la zona con Gema y Pepa en nuestra faceta senderista, diría que no había vuelto a pasar por aquí para hacer nada de nada.

De aquella ruta volví encantado y con las orejas tiesas como los lobos.  Tenía  que volver aquí cuanto antes con la mountainbike.  Lo propuse y obtuve no sólo vía libre sino apoyo y cobertura.


Aparcamiento de Canencia

Son las 11 de la mañana. La hora a la que hasta hace no mucho me gustaba empezar a escalar.  Hoy también ascenderé pero en lugar de paredes de roca, las rampas de un track por el  que acumularé un desnivel mínimo de 1.180 metros.

¡Vamosss!

Ruta Canencia
Kilómetro "0" - Empezamos.

Estoy nervioso, el track que he seleccionado en Wikiloc marca unos valores a los que no sé como me voy a adaptar. 

Recapitulo internamente, me he tirado 15 años o 16 exclusivamente centrado en la escalada.  Lo dejé a finales del 2019, retomamos la montaña como senderistas en 2020, en marzo llegó la pandemia y el confinamiento. No fui capaz de hacer deporte en casa, me abandoné, engordé 7 kilos, perdí mucho tono muscular y me desmotivé de todo.

Arrancar fue duro, pero el recuerdo de lo mucho que he disfrutado en la naturaleza con Gema y Pepa me servía de guía.  Esas sensaciones tenían que volver.  Las piezas son las mismas.

En agosto añadí a la pócima algunas gotas de ciclismo y en octubre ya era un ingrediente de peso.

El 16 de diciembre me operé de dos hernias... la bici volvió a quedar aparcada pero no tardé en recuperar los paseos largos y los trekkings 

En algún momento oímos hablar de los "Diez mil del Soplao" y nos apuntamos.

El 25 de enero estrenamos rodillo, las sensaciones son buenas  y el 27 por fin vuelvo a la carretera.

Cuando inicio la ruta en el parking de Canencia aún no he acumulado 1000 kilómetros de bici este año. Esta ruta tendrá el honor de hacerme superar esa cifra.

Subo por la pista del GR 10 hacia el "Centro de Educación ambiental El Hornillo" casi en ruinas. Al superarlo cojo un desvío a la derecha y tomo el camino descendente a la "Chorrera de Mojonavalle"

Ruta Canencia
Chorrera de Mojonavalle

La "Chorrera" es una cascadita que atrae a las masas por su belleza y por su cercanía al coche...  hasta aquí me he cruzado con decenas de personas por la pista y otras tantas en el camino.  

Mi respeto hacia los senderistas es total, no dejo de ser uno de ellos que hoy ha cogido la bici. Sé perfectamente lo que les molesta y tengo claro de quien es la prioridad. No doy opción a que nadie pueda decir ni mú. 


Chorrera de Mojonavalle
Chorrera de Mojonavalle

He dicho que soy senderista, pero también ciclista. El respeto es una cosa y el deseo de alejarme de un camino tan concurrido y soltar frenos otra distinta y compatible.

Lo densidad de población se reduce exponencialmente cuanto más me alejo de la chorrera.   El camino se vuelve pedregoso. El nivel técnico sube, mis antebrazos se cargan con el traqueteo de la bici.   No fuerzo pero tampoco voy frenado, me observo desde dentro, intento hacerme una idea de lo que queda de mis habilidades.  Mi yo de hoy llamando a mi yo de "antes de ayer"

En menos de lo que me gustaría desemboco en la M-629, la carretera que une los pueblos de Canencia y Miraflores, pero sólo es circunstancialmente, en menos de 25 metros alcanzo una curva de herradura desde donde tomo una pista de subida que me devuelve al GR10. Empieza el baile.

El desnivel pica y busco un desarrollo que me permita ir cómodo. Esto va para largo y no sé de cuanto combustible dispongo, es otra de las cosas que necesito saber.

La foto que sigue, es del Collado del Hontanar. Estuve ayer aquí con Gema y Pepita. No están conmigo físicamente, pero van conmigo a donde yo vaya.


Collado del Hontanar
Collado del Hontanar

Al poco el track marca un desvío que me aparta de la pista que me llevaría al Refugio de la Morcuera y, tras abrir una cancela, me enfrenta  a un cortafuegos ciclable.   

Hace ya un rato que no veo a nadie. Me siento como un astronauta, un poco acojonado y al mismo tiempo  ávido de exploración.

Altos del Hontanar
Portichuela de acceso a los Altos del Hontanar.  Esta pista, se difumina poco más tarde, pero no es difícil de seguir.

Estoy rodando por una zona llamada los "Altos del Hontanar" coronada por  el pico "El Espartal" con sus 1733 metros. El sendero a veces se difumina un poco engullido por la vegetación pero no es difícil de seguir.

Altos del Hontanar
Altos del Hontanar - Cortafuegos ciclable.


Junto al vértice geodésico de El Espartal hay un panel informativo para interpretación de la zona. Hace tiempo que debería haber sido repuesto porqué el sol y las inclemencias lo están devorando.  No obstante, aún ofrece suficiente información como para situarme.  Frente a mí el Embalse de Pinilla y el pueblo de Lozoya. a mi izquierda parece estar bastante cerca  Pinilla del Valle.

Al no llevar a mano la descripción de la ruta (David3c lo explica muy bien) cometo el error de entender que el track sigue la pista/cortafuegos hacia abajo, dirección a La Cachiporrilla, pero cuando llevo unos metros me doy cuenta de que el track ha cruzado la valla y que yo no encuentro ningún paso por donde unirme a él.

Aprieto con fuerza las manetas de los frenos y detengo la bici.  Imposible para mí recular sobre la bici, me toca empujar "La Cabra Negra" el desnivel descendido.  Se me hace eterno.

Voy pegado a la valla, buscando el punto en el que el track la cruza al otro lado.   Lo encuentro junto al cartel de interpretación del paisaje... pero no hay paso.

Concluyo erróneamente que la ruta ha sido realizada en un momento en el que sí se podía cruzar la valla y me vengo un poco abajo.

Estoy sólo, solísimo y dudo sobre las fuerzas que me quedan. La noche de ayer, cuando repasaba la ruta en el mapa, visualicé varias fuentes sobre el recorrido del track y pensé que con la cacharra de 750 cc iría sobrado, pero de las fuentes no he tenido noticia y ya me he bebido más de la mitad del bote.  

Me planteo bajar a Pinilla del Valle y llamar a Gema para que me recoja allí.  Me frena principalmente el no hacerla pasar por el trance de coger la furgo en una carretera estrecha y complicada con tropocientos mil ciclistas.  

También me frena el pudor de acobardarme y el picor del gusanillo de la aventura.  Decido seguir.

El Espartal
El Espartal - Cartel interpretativo del paisaje

Vuelvo a bajar por el cortafuegos tomando los desvíos que me permiten ir lo más pegado a la valla posible.    En un momento dado veo un mojón de piedra por el que me puedo valer para pasarla bici al otro lado. Me lo evita mi ángel de la guarda que me echa una mano. Resulta que justo ahí, hay un trozo de vaya cortado a rás de suelo.... ¡Bingo!

Ruta MTB Canencia
Paso bajo la valla para retomar el track

Una vez al otro lado, en la más absoluta soledad, busco el track que encuentro sin muchos quebraderos de cabeza y lo sigo hasta el mirador de la Cachiporrilla, el punto más alejado del aparcamiento de Canencia. La zona es ciclable  pero apuesto que no son muchas las bicis que pasan por aquí.

Mirador de La Cachiporrilla
Mirador de La Cachiporrilla

Después de escrutar el horizonte y hacer la pertinente foto,deshago parte de lo andado para coger un desvío por pista que me baja al Arroyo de Cebadillas.

Cuando llego a la casa de la foto bajo estas líneas,  a la orilla del mencionado arroyo, la identifico erróneamente como el refugio de Canencia.  Aprovecho la belleza del lugar y la cobertura para parar a comerme una barrita y enviar un whatsapp a Gema para que sepa que todo va bien y que voy a llegar con mucho retraso.  

Confío de todas maneras que esté informada al minuto, porque estamos estrenando la funcionalidad de "Live Track" del Garmin, que se supone que le va indicando en tiempo real mi trayecto y posición en su móvil.

Aclaro que la casa no es el refugio de Canencia.  Según Google Maps es el Diseminado los Caños, 2 .  Un diseminado es una finca urbana en terreno rústico.  Dicho de otra forma, la casa tiene pinta de ser de un afortunado propietario particular. No localicé fuentes a su alrededor. 

Diseminado Los Caños, 2
Diseminado los Caños, 2

Desde este punto llevé el racionamiento del agua al máximo y tampoco hice más fotos.  Todas mis energías se centraron en lograr completar la ruta de vuelta al puerto de Canencia.

No encontré ninguna fuente cuando no muy lejos de allí volví a la carretera M-629, carretera que enseguida abandono para tomar una pista cuya pendiente apenas va ya a darme tregua. 

No sé exactamente cuanto me queda. La ruta son 39 kilómetros pero pequeñas dudas sobre los desvíos y el error de navegación en El Espartal, me hacen suponer que, como mínimo haré 40.  En cualquier caso me mentalizo para diez kilómetros más.

Subo y subo y vuelvo a subir,  el Garmin marca porcentajes que alcanzan el 11%.  Me pongo en "modo Nepal", la estrategia que seguimos Gema y yo durante las secciones más duras del trekking de los Annapurnas, en la que  nos fijábamos desniveles mínimos antes de parar a darnos pequeños respiros.

En uno de esos "respiros" rebusco en el bolsillo de mi maillot hasta encontrar un botecito de "Energy Shot" una pócima de Isostar que me había regalado Antonio.  En mi ignorancia, creí que era un gel y esta vez di gracias por haberme equivocado, porque es un líquido que le viene genial a mi boca seca.  Tiene de todas la mierdas legales que pueden ponerte como una moto: ginseng, cafeína, guaraná, azúcar... no noto nada especial, pero mi ralentí no baja.

En otra parada para intentar recuperar el riego cerebral, conecto también la ruta en el Wikiloc del móvil y localizo dos waypoints cercanos entre sí, el más lejano se llama "Bajada final" y el anterior "Prado Toril"

Cuando llego a una pradera con un gran corral de piedra no me hace falta mirar nada para saber que estoy en el "Prado Toril", desde aquí la pendiente se suaviza mucho y a penas queda desnivel por ganar.  En este momento ya sé que voy a completar la ruta.

En el Garmin alterno la pantalla con el track con la del desnivel que me queda por recorrer, por fin este llega a la "cota cero".  He llegado al ansiado waypoint "bajada final".  Me detengo y bebo el último cuarto de sorbo de la cacharra. Ya sólo me queda dejar rodar la bici hasta enlazar de nuevo con el Centro de Educación Ambiental y la pista que me devuelve a Gema, Pepa y la pradera del Puerto de Canencia.

Son casi las cuatro de la tarde, estoy roto, contento y con ganas de pillar la cama.

Gema me pregunta que si quiero comer.  No puedo, estoy empachado de tanto azúcar. 

Conduzco hasta la salida de Miraflores y ahí nos cambiamos el puesto.  A Pepa y sus 24 kilos le da por ir en mi regazo.  Adiós quedarse frito.