martes, 29 de septiembre de 2009

LOS ANTIHÉROES - CAPÍTULO FINAL

Durante la cena habíamos preguntado por una ruta: la que une el Refugio de Vegarredonda con el de Vega Ario (Refugio Marqués de Pidal), el destinatario de nuestra interpelación era un veterano montañero miembro de la Federación Asturiana.

El libro de Adrados esbozaba la ruta sin entrar demasiado en detalles: ausencia total de caminos, duración estimada de cuatro horas y media, desnivel moderado, dificultad media y cosas así.

Teníamos serias dudas respecto a la ruta, por un lado nos apetecía mucho hacerla por el componente aventurero que presenta una travesía fuera de los senderos señalizados del parque, por otra parte ir a Vega Ario y luego bajar a los lagos desde allí evitaría desandar los senderos ya andados para acceder a Vegarredonda y nos permitiría conocer una zona más amplia del macizo Occidental.

El señor de la Federación nos convenció a medias, solo se trataba de coger el camino del antiguo refugio, girar un poco antes a la izquierda seguir unos hitos hasta un cruce donde debíamos tomar los de la derecha, luego coser y cantar... seguir los hitos hasta Vega Ario.

Al día siguiente, volvemos a preguntar, esta vez a la mujer del guarda. Ella nos matiza los primeros metros hasta coger los primeros hitos y nos da una recomendación vital...

-Mira el camino no es obvio, puedes tardar esas cuatro horas y media si lo conoces, y si no te puedes tirar todo el día... el truco consiste en no dejar un hito hasta que no has localizado el siguiente. A pocos minutos de aquí tendréis que estar atentos a una pintada en una roca que señala la dirección a Ario, si no la vierais bajaríais a los Lagos lo cual tampoco supone un problema.

Convencidos con estas últimas explicaciones, emprendemos la marcha. Los primeros metros son un exceso de hitos, localizamos la pintada que indica la dirección a Ario y llegamos a un ancho collado con un poste pintado de varios colores, el camino gira a la izquierda en este punto y al poco creemos reconocer el "Río Resecu" de donde parte el Canalón del Conjurtao y otras referencias que habíamos marcado en el mapa.

No era nada fácil seguir los hitos, algunos estaban muy distanciados entre si, otros habían desaparecido, el caso es que nuestro avance era lento y al no conocer la zona no teníamos referencias que contrastaran que nuestra dirección era la correcta. Por otro lado el itinerario rozaba lo abrupto en algunos puntos y había que andarse con ojo. La multitud de pequeños "jous" o agujeros de profundidad indeterminable que íbamos sorteando le terminaban de dar a la ruta su sal y su pimienta...

En un par de ocasiones nos costó lo nuestro encontrar el dichoso "siguiente hito" y estuvimos a punto de dar la vuelta, pero siempre acabábamos dando con un montoncito de piedras que nos permitía avanzar un poco más...

En estas, llegamos a un punto donde no vemos ningún hito más, después de muchas vueltas creo ver uno en lo alto de un collado al que se accede por una pedrera. Me adelanto para confirmarlo y tardo lo mío en llegar, desde luego es un hito y también veo el siguiente, a mis pies una vega se abre y creo ver a lo lejos 2 personas y una casa... pero no estoy seguro.

Comunico las novedades a Gema y ambos avanzamos con dificultad por la pedrera hasta ganar de nuevo el estrecho collado. Miramos el mapa y no tenemos ni puta idea de donde estamos... Gema cree también que se trata de personas lo que vemos, además parece que se ve una senda desdibujada y animados nos lanzamos hacia abajo. Después de una hora atravesando la vega nos desanimamos al comprobar que lo que creíamos una casa era en realidad un abrevadero de piedra y las personas, unas vacas que tranquilamente están tumbadas al sol.

Nos enfadamos cuando no vemos ninguna inscripción en el friso de piedra del abrevadero que nos indique el lugar en el que estamos. Decidímos seguir andando media hora más hasta que alcancemos algún punto donde podamos divisar una amplia perspectiva de nuestro entorno... el camino superaba pequeñas alturas seguidas de pequeñas depresiones y el alcance de nuestra vista era por tanto muy limitado.

Llegadas las 5 de la tarde llegamos al final de la vega pero el terreno sigue sin aclararse nada y del Refugio de Vega Ario ni rastro. Gema y yo cada uno por su lado busca la pista definitiva, yo gano un alto de rocas donde por fin tengo una vista amplia pero solo logro ver como las laderas de las montañas llanean hacia el horizonte donde muy lejos logro distinguir un par de construcciones. Desde luego nada que ver con el Refugio... consulto el mapa, me convenzo de que puede ser Caín, pero también podría ser cualquier cosa... me rindo.

Gema por su parte también tira la toalla, decidimos regresar.

Mi desanimo va creciendo cuando nos cuesta reconocer el camino que acabamos de andar... Gracias a que Gema mantiene la calma y me da ánimos, logramos volver al abrevadero y en 1 hora más nos plantamos con algún que otro equívoco en el estrecho collado desde donde creímos ver la casa y las personas. Cuando miramos al valle hacia el que nos dirigimos nos lo encontramos invadido por la niebla y con una masa nubosa entrando a tal velocidad que damos por supuesto que en poco tiempo estaremos envueltos en ella.

Buscamos con desesperación algo de cobertura, queremos llamar a alguien para decirles que volvemos a Vegarredonda y que si no aparecemos avisen a quien se tenga que avisar... no lo conseguimos, las 2 ó tres rayas de cobertura aparecen y desaparecen como si jugaran con nosotros, me decido a intentarlo con el 112 y tampoco. Sabemos que este es el único punto del camino donde hemos tenido cobertura pues nos saltaron varios mensajes a la ida. A cada paso lo vuelvo a intentar y por fin consigo la señal de llamada

-Emergencias, dígame.
-Mira estamos en Picos de Europa, hemos salido de Vegarredonda a Vega Ario, nos hemos debido despistar del camino y estamos volviendo a Vegarredonda. Este es el único punto donde tenemos cobertura, queremos avisarles para que nos tengan controlados...

-¿Cuántas personas? -Dos.
-Un momento, le paso con Bomberos de Asturias
-¿Dónde están?
-Ni idea, en un collado. Creeo que sabemos volver, pero la niebla lo está cubriendo todo...
-Quedaos dónde estáis, os va a coger la noche y va a ser mucho peor
-En media hora estamos allí.
-Vale.

-¿qué han dicho?
-Que vienen a por nosotros en 30 minutos
-¿Y cómo saben donde estámos? ¿Por el móvil?
-No creo...
-Haber si van a venir en helicóptero... -No jodas... -¿y si no cómo van a venir hasta aquí en media hora? -Pues ahora que lo dices... joder qué marrón.

Efectivamente, al cabo de unos minutos empezamos a oír el rotor, al poco tiempo les vemos dar vueltas de un lado a otro, cada vez más cerca, pasan por encima nuestra y pensamos que nos han visto... pero nada.

Gema se asoma al collado y cree ver a los bomberos que vienen andando desde donde estaban las vacas...

Finalmente suena mi móvil.. - ¿si? - Soy de bomberos de Asturias, no os vemos. Dime desde tu posición que tiene que hacer el helicoptero para llegar hasta vosotros y yo se lo diré al piloto.

- Ok. dile que giren a la derecha 45º - Crispín, que gires a la derecha 45º
- dile que gire un poco más - Crispín, gira un poco más.
- Que avance recto, estamos a unos 200 metros. - Crispín avanza recto, los tienes a 200 metros.

Finalmente los tenemos encima, vemos al helicóptero que intentar posarse, pero enseguida se va. No sabemos que ha pasado... Hasta que desde ese punto vemos aparecer un señor que nos saluda con una sonrisa.

- Disculpar, lo sentimos mucho, no queríamos movilizaros.
-No te preocupes, soy el médico ¿Hay algún herido? -No. Estamos bien.
-¿Dónde estamos? - No te se decir exactamente, pero no estamos lejos de Vega Ario.

Este señor, realmente nos trató como un padre. Gema y yo nos sentíamos unos aunténticos pardillos y muy avergonzados... nunca creímos que esto nos iba a pasar a nosotros... pero estaba pasando y agradecíamos la simpatía de este hombre.

Nos dió unas instrucciones para subir al helicóptero y les llamó por el walkie, al poco estaban de nuevo allí... y en un terreno mínimo entre rocas y con mucha precaución logran posar el aparato. Otro miembro de la tripulación baja para dejarnos hueco y se queda allí con el médico. El helicóptero gana altura y en estas nos preguntan

-¿Os parece bien si os dejamos en Vega Ario? - Pues.... sí, nos viene muy bien.

Y de esta manera, tras menos de 5 minutos de vuelo aterrizabamos frente al Refugio, haciendo una entrada triunfal. Menos mal que allí no había nadie más que el guarda y un mostoleño que se estaba fumando un porro y no le dio mayor importancia al asunto... El guarda sí...

- ¿Qué os ha pasado?

Le contamos lo sucedido y no se si por animarnos o por puro consuelo nos contó que en esta ruta se pierden el 90% de los que la intentan... que hemos hecho lo mejor que se podía hacer, que de otra manera hubiéramos tenido a un equipo de bomberos buscándonos toda la noche, y a los guardas "en guardia" ante lo que pudiera pasar... que había muchos Jous y que el otro día habían subido con el helicóptero a rescatar a una vaca que se se había caído en uno. Y además, qué coño, que al concejal le subían siempre en helicóptero.

Algo de consuelo nos aportó y también un poco de bálsamo para nuestro maltrecho orgullo y lo mejor de todo fue cuando nos informó de que era realmente raro de que en Asturias se cobrara un rescate...

Hora tras hora, ese largo día tocaba a su fin. Por recomendación de Ignacio, el Guarda, le dimos carpetazo contemplando íntegra una espectacular puesta de sol... La temperatura bajaba rápidamente y tocaba cenar... pero no pudimos cocinar dentro del refugio... En observancia de una regla que nos pareció inhumana, estaba prohibido cocinar dentro, así que tuvimos que hacerlo a la intemperie, con una caída térmica brutal y un viento que parecía que estuviéramos en Groenlandia. Aún así lo tomamos con deportividad y en cuanto pudimos nos metimos dentro para intentar cenar y dejar de tiritar al mismo tiempo.

Tras una noche algo inquietos, abrimos los ojos con esfuerzo y nos pusimos en marcha. Una vez más fuimos los últimos en abandonar el Refugio.

El chico de Móstoles nos acompañó un trecho hasta el desvío de la Verdiyuenga, luego pusimos el piloto automático y nos lanzamos sendero abajo hasta el lago Ercina. Un ratito más tarde llegábamos a "La Bestia" reventadísimos, con ganas de comer y muchas necesidad de ducharnos.

Eran los últimos instantes de nuestro periplo senderista y los intentamos saborear despacito.

Nos quitamos las botas, el hedor que salió de las mías era tan intenso que se podía escalar aunque con mucha exposición. Metí mis maltrechos pies en mis Teva y nos cambiamos de camiseta. Cuando finalizamos la liturgia textil Gema devora la pera de la que llevaba hablando la última media hora de caminata. Una breve visita al centro de interpretación de la naturaleza (muy oscuro y muy poco interesante la verdad sea dicha) carretera y manta.

Devoramos un cabrito en uno de las bares que salpican la carretera de acceso a Covadonga... nos pegan un buen "palo" pero nos hartamos a comer. En estas hablamos con nuestros amigos asturianos que nos invitan a su casa a ducharnos y si queremos a pasar la noche. Se nos iluminan los ojos ante la primera de las opciones. Una hora más tarde estamos allí, nos acogen con toda la hospitalidad del mundo y nos tratan como si fuéramos amigos de toda la vida. Nos hacen sentir muy bien, casi tanto como la ducha que tomamos inmediatamente a continuación. Limpio el cuerpo y limpia la ropa parecemos otros y nos lanzamos los cuatro a la noche ovetense. Unas raciones y una ronda de cervezas en un garito y estábamos pa'l tinte.

Al día siguiente, tras un reparador sueño volvimos a casa de Manu y Mar para desayunar juntos, agradecerles una y mil veces su hospitalidad y planear futuras aventuras en común.

En ese punto La Bestia puso rumbo al Sur y 5 horas más tarde estábamos en Madrid con esa sensación que tienes cuando las vacaciones han cumplido plenamente su cometido y aceptas de buen grado el tener un curro al que regresar.

jueves, 24 de septiembre de 2009

PICOS DE EUROPA, - LOS ANTIHÉROES III

...Nos despertamos con el mismo criterio del día anterior, 15 minutos antes de la hora tope para poder desayunar. Esta vez lo hacemos con la muy bienvenida compañía de Mar. Después de un rato salimos buscando el sol. En la misma tarea encontramos al Gañote, que planea unirse a una cordada una vez que terminen de escalar una vía en la cara Oeste. Su intención hasta entonces es "fumarse 4 porros y echarse la siesta al sol".

Le acompañamos durante la primera parte de su plan y le abandonamos justo para que pudiera iniciar la segunda.

Recogemos la tienda, organizamos nuestras macro mochilas e iniciamos el regreso, esta vez vía Pándebano a donde llegamos del tirón. A partir de ahí cogemos la senda que lleva a Bulnes y empiezan mis penurias. Las piernas a penas me sostienen, todo mi tren inferior está dolorido y camino como si estuviera pedo. Gema se enfada conmigo y me obliga a comer y beber, yo me pongo borde, que es como gestiono generalmente mi impotencia ante los elementos. Despacio, despacio llegamos a Bulnes, nos lanzamos al primer bar que encontramos abierto y nos apretamos dos acuarios y una ración de patatas al cabrales. Mano de Santo. 20 minutos después todo vuelve a funcionar y nos lanzamos sendero abajo camino de Puente Poncebos.

En el último Kilómetro me vuelven a fallar las piernas y las fuerzas, Gema también va chunga pero no se queja, ni se para, simplemente va al ritmo que puede ir.

Enciendo el móvil y enseguida me entra una llamada, es Manu para decirme que están en un bar en Poncebos... y allí nos esperan.

Reventados cruzamos el puente y subimos hasta la carretera, 25 metros después estamos en la furgoneta... no nos lo creemos. Nos quitamos las zapas y nos ponemos las chanclas, cambiamos la camiseta sintética por una limpia de algodón y nos ponemos el pantalón más cómodo que encontramos, en 15 minutos acompañamos a Mar, Manu y su colega de cordada con unas Coca-Colas. Manu me extiende mi arnés y el friend... a la vez que amplifica su sonrisa...

- Aquí tienes madrileño, hoy es tu día de suerte.
- Sí que lo es, mil gracias asturiano.

Esa noche dormimos en el camping "Naranjo de Bulnes", por la sola necesidad de darnos una larga y merecida ducha.

Al día siguiente, nos despertamos sin reloj, pero no demasiado tarde. Nos damos la ducha más necesaria de nuestras vidas y nos apretamos un desayuno de reyes.

Ese día no hacemos mucho, algo de compra, colada y el desplazamiento hacia un área de aparcamiento a pocos kilómetros de Covadonga. Estamos solos y es muy amplia, así que cenamos, nos lavamos los dientes y ándabamos recogiendo tranquilamente cuando un sonido de ramas que hasta entonces habíamos identificado con el viento se intensifica hasta que de repente un rugido nos deja helados. Quiero decirle a Gema que se meta en el coche pero antes de que termine de decirlo la veo cerrar la puerta... Sin perder de vista la espalda, termino de recoger lo que queda y la acompaño dentro de la furgo.

Al día siguiente nos levantamos a una hora prudente, desayunamos y nos unimos a la caravana de domingueros que ascendía a Los Lagos. Dejamos el coche en el parking de la Buferrera e iniciamos camino hasta el Mirador de Ordiales vía refugio de Vegarredonda.

Lo del Mirador de Ordiales era algo pendiente desde que Tere, una muy querida compañera de trabajo, me habló de su existencia. Para terminar de convencerme, bastó añadir que era tal la belleza del lugar, que fue el elegido por Pedro Pidal para su descanso eterno.

Gema había estado por allí de niña y también le apetecía contrastar los recuerdos que conservaba con la nueva visión de adulta.

En un par de horas estábamos en Vegarredonda, subíamos peso, pero nada que ver al día de la subida al Naranjo por la Canal de Balcosín, el vernos liberados del material de escalada y los primeros síntomas de adaptación de nuestras piernas hicieron que nos presentáramos en el Refugio sin sentir agotamiento. Allí paramos lo justo para asegurarnos la litera, comer y preparar una micro mochila con la seta de mi Deuter. Liberados de todo peso nos presentamos en el mirador de Ordiales tras un agradable paseo de una hora.

El paisaje cuando llegas allí es bonito, pero nada destacable sobre el entorno propio del lugar. La sorpresa llega cuando te asomas sobre la inscripción que acompaña a las cenizas del Marqués de Villaviciosa. Realmente fantástico, un precipicio bajo nuestros ojos deja entrever un brumoso valle, las montañas a contraluz rodeadas de penachos de nubes te hacen sentir en el cielo. Un buen lugar para descansar para siempre. El propio Pidal escribió el epitafio que le acompaña:

"Nosotros, enamorados del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente; pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocimos la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasamos horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoramos a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se nos apareció verdaderamente como un templo."

Cada vez más admirado por este hombre sorprendente volvemos a Vegarredonda para dejar morir el día viendo un hermoso cielo estrellado desde el porche del Refugio.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

PICOS DE EUROPA - LOS ANTIHÉROES II

... Una vez en la tienda y justo antes de que se nos cerraran los ojos, nos dio tiempo a departir brevemente, lo justo para asegurarme de que no había ninguna razón médica que desaconsejase dormir en una tienda enmohecida y para decidir que al día siguiente nos lo tomaríamos con calma y que dejaríamos el intento de escalada para un día después.

Nos despertamos un cuarto de hora antes de la hora límite para poder desayunar en el refu y nos recreamos en su degustación. 5 eurazos per cápita para un café que supo a gloria y biscotes con mermelada de melocotón (la odio) y mantequilla, que solo sería capaz de ingerir en un entorno como este.

Nos aseamos un poco, dimos un par de vueltas y cuando el sol empezaba a templar le propuse a Gema "ir a ver la vía"

-¿Pero no era nuestro día de descanso? - Sí, se trata solo de dar un paseín para hacernos a la idea.
-¿Entonces no llevamos el material? - bueno, lo llevamos por si acaso.

En el fondo, esta conversación de lo más absurda, quería decir que yo estaba un poco acojonado con la idea de la escalada y que no quería comprometerme de momento a nada, pero que oye si nos daba por tirar para arriba y no nos hacíamos caquita quizás... Un ni sí, ni no, ni todo lo contrario... pues eso.

Total que llegamos a pie de vía una hora y media más tarde, cuando todos estaban ya de retirada... En un momento dado nos pusimos el casco y poco más tarde, como si ese hubiese sido el único plan, nos pusimos los arneses y dispusimos el material convenientemente: yo llevaría lo que corresponde llevar a un primero de cuerda y Gema una mochila de ataque con el agua, los forros, las barritas energéticas y sus zapatillas (al final tampoco subimos con botas ante la posibilidad de hacer la escalada y de la previsión segura de buen tiempo). A eso de las cuatro o las cinco de la tarde comenzamos a escalar con una temperatura ligeramente calurosa y muy agradable.

El primer largo de la "Sur", o "Directa de los Hermanos Martínez" estaba previsto que fuera el más duro. A su favor contaba conque la reunión se ve desde el suelo y que tampoco medirá mucho más de 15 metros y, en su contra, que estaba íntegramente sin proteger (al menos yo no vi nada). A medio largo pienso que si me da por caerme, arrastro a Gema hasta el "Jou Tras el Picu" y que igual aparecemos en Australia... Creo recordar que meto un friend que entra bien y me da un respiro, pero que enseguida va quedando tan atrás que dudo que sirva de algo... Finalmente llego a la reu. Lo he pasado fatal y tengo ganas de bajarme pero callo por aquello de no infundir aun más miedo a Gema.

Gema lo pasa fatal y lo exterioriza. Es su manera de desprenderse del miedo. Sin embargo no propone la retirada. Nos calmamos mientras reorganizamos las cuerdas y decidimos seguir un largo más. Según nuestra reseña, hay que tirar 6 metros a la derecha utilizando una estrecha vira para los pies... Dicho y hecho, en la travesía me encuentro dos clavos que chapo con ansiedad y que me producen algo de euforia. Euforia que me dura poco, pues al tirar para arriba me vuelven a entrar las dudas. Un francés con el que me cruzo mientras rapela me indica donde está la siguiente reunión. Cuando baja su compañero termino de verlo claro y tiro para arriba ¡Reunión!

Esta reunión está petada, lo menos hay 4 cordadas que esperan su turno para rapelar. Por suerte me indican que el siguiente largo es fácil, lo observo y me animo pues me veo capacitado para no pasar demasiadas penurias... Gema lo pasa mal en la travesía, pero sale del trance y llega a la reunión mucho más entera.

El tercer largo se protege bien, es el del diedro, no tengo mucho problema en superarlo, al menos hasta media pared donde parece ser que tiro para la izquierda cuando lo más fácil es ir pegado al diedro... momento kulunguele, vuelvo a pasarlo mal, los friends o bien no me entran, o son demasiado pequeños para realizar su función correctamente. Finamente salgo de un atolladero que por otro lado no sería más que un V con mucha exposición. Gema va cada vez mejor y se reúne conmigo esbozando su maravillosa sonrisa.

Ante nosotros tenemos el último largo serio, el de los tubos de órgano. El itinerario parece más confuso pero por suerte, las cordadas que nos vamos cruzando, nos indican cual es el sitio por el que tirar y donde está la próxima reunión.

Gema lo hace en un santiamén y ya no pensamos más que en la cumbre. El último largo, además de fácil, no nos presenta problemas de orientación, ya que los más rezagados de los que visitaban esa tarde la cima del Naranjo inician el primer rápel justo cuando nosotros salíamos a su encuentro.

Y por fin nos vemos en la última reunión o primer rápel, según se mire... nos quitamos los gatos, nos ponemos las zapatillas, recogemos las cuerdas y las metemos todas en la mochila de ataque, bebemos agua...

-¿Y ahora?, Pues ahora n.p.i (no puedo informarla) señorita... unos chicos extranjeros, con mucha precaución la destrepan hasta donde nosotros estamos y más o menos pretenden indicarnos el camino.

La verdad es que acojona bastante y Gema se viene abajo.

-Hasta aquí hemos llegado. No me veo con la mínima seguridad para transmitir seguridad alguna.

Un último escalador aparece en escena en ese momento... Nos ve tan pardillos y ve a Gema tan descompuesta que se ofrece a guiarnos hasta la cumbre... pero Gema ni por esas... En un acto que le agradeceremos siempre por lo que significó para nosotros, Víctor, o el "Gañote" como también es conocido, une su línea de vida a la de Gema y nos deja en la arista cimera.

-Ahora ir vosotros hasta la cumbre, yo os espero aquí.

Con muchísima precaución recorremos los 50 metros que nos separan de la Vírgen de las Nieves y emocionados saboreamos el instante final de nuestra ascensión. Besamos la Vírgen de piedra sin pensar mucho en lo que hacíamos y, tras echar un vistazo rápido a los 360º de horizonte que podemos contemplar, iniciamos el descenso.

Víctor se pone en pie nada más vernos y vuelve a guiarnos en el descenso que es muy aéreo, Gema baja atada a él y yo les sigo a pocos metros, en cinco minutos llegamos a los rápeles y sin mayores complicaciones ganamos el suelo poco después.

Víctor nos ayuda a doblar las cuerdas e inicia el retorno. Nosotros somos más lentos, organizamos todo en las dos mochilas de ataque que llevábamos, una Quechua de 20 litros, que se quedó a pie de vía con una reserva extra de agua y la Millet de 25 que subió Gema. Repartido el peso equitativamente iniciamos el descenso a toda pastilla.

A la carrera deshicimos el camino que atravesaba la Canal de la Celada dispuestos a no quedarnos sin una cena que habíamos dejado pagada, pero el reloj no conoce de amigos ni enemigos y una vez más, llegamos tarde.

Nada más hacer acto de presencia en la puerta del Refugio escucho

-Joder, aquí dejan entrar a cualquiera
-¡Coño Manu!... ¡y también Mar!
-¡Qué pequeño es el mundo! (Gema)

Manuel y Mar, nuestros amigos de Quirós estaban también aquí... y por suerte para ambos.

-¿Qué vais a hacer?
-La Cepeda.
-Cuando bajéis mirad haber si encontráis un Camalot del 3,5 que no hemos podido recuperar del tercer largo... si podéis sacarlo ya sabes... la ley del mar, mejor tú que cualquier otro.
-Ok. Por cierto... me he dejado el arnés en Trubia...
-Sin problema, aquí tienes uno. Ya hablaremos para ver como me lo devuelves.


Esta vez los del Refu fueron más generosos (especialmente una chica de gafas que fue majísima) y organizaron un segundo turno de cena para nosotros y un grupo de 4 vascos. Devoramos la sopa, las lentejas y todo cuanto nos pusieron por delante. Los chicos que nos acompañaban en la mesa eran majetes a más no poder y terminaron de ayudar a poner un broche final a un día en el que todo nos salió redondo: No madrugamos, no hicimos cola en ninguno de los largos de la vía, tampoco nos vimos solos en ningún momento, pues salvo en la primera reunión, coíncidimos con gente en todos los largos. El tiempo fue caluroso pero sin salir de lo agradable y además tuvimos la suerte de conocer a un tío que nos regaló a Gema y a mí un momento breve en la cumbre pero que no podremos olvidar jamás.

Totalmente rotos, nos dormimos en cuanto logramos cerrar la maldita cremallera de los sacos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

PICOS DE EUROPA - LOS ANTIHÉROES

Mis recientes vacaciones en Picos de Europa han dado mucho de sí. Ante todo, se puede decir, que se han cumplido los objetivos generales de cualquier tipo de descanso laboral: inmejorable convivencia, anécdotas para no olvidar en un par de reencarnaciones, amigos que nos han tratado de lujo y poco coste que repercutir a la maltrecha cuenta corriente.

Estando en un período "raro" en cuanto a la motivación vertical, una de las líneas rojas que fueron definiendo el viaje en su concepción, fue que por una vez, la escalada deportiva no sería ni parte ni fin de las vacaciones... A mí me apetecía patear, a Gema también, pero a Gema además, le apetecía asomarse al balcón de la cima del Naranjo y encontrarse allí con la Virgen de las Nieves.

Con esas premisas, cada uno por su lado, fue esparciendo por el suelo del salón, la intendencia que previsiblemente podía ser necesaria para nuestros propósitos. En un rincón, saliendo del ostracismo, se encontraban mi juego de friends y de fisureros, mis dos cuerdas de 9, los mosquetones de pera, los anillos de cintas cosidas, el pato... parecían alegrarse de ver la luz después de tanto tiempo de inactividad.

El resto del suelo... absolutamente petado de cosas ¿y qué nos llevamos? -de meterlo todo hubiéramos necesitado un camión de mudanzas y un buen equipo de sherpas... Después de darle vueltas y más vueltas decidimos que el límite lo supondrían una bolsa de mano cada uno y nuestras mochilas, una Quechua de 60 litros Gema y una flamante Deuter aircontact pro de 70+15 litros yo.

El siguiente reto fue que meter en las mochilas... Hacía tantos años que no hacíamos trekking de varios días... y más en un entorno de alta montaña como el de Picos, que nos vimos obligados a pedir consejo...colegas escaladores deportivos tengo varios, pero montañeros, montañeros... pocos. De pronto me acordé de Fer, y le dí un toque. Pocas veces una conversación ha sido tan productiva. De ella aprendí que lo ideal es no llevar más de un 15% del peso corporal como carga en la mochila... que si llevaba tienda de campaña me llevara mi saco más ligero y el más caliente si nuestro plan era vivaquear, que mejor botas que zapatillas de trekking... Cosas elementales... pero que no se nos habrían ocurrido.

Finalmente conseguimos meter todo en "La Bestia" y un sábado cualquiera del mes de septiembre pusimos rumbo a Puente Poncebos.

Los planes iban viniendo solos... primero decidimos darle la vuelta al asunto y subir al Naranjo los primeros días, que era cuando estaba asegurado el buen tiempo. Luego, decidimos que no subíriamos por Pandébano, que haríamos la ruta antigua, la que hicieron el Cainejo y el marqués de Pidal por la Canal de Balcosín y la majada de Camburero y, con estos planes en la cabeza, dormimos en un área recreativa de las muchas que hay por Asturias, no sin antes preparar la mochila para los días siguientes.

Finalmente subimos la tienda y el saco ligero, 3 litros de agua cada uno, así como dos forros polares, un par de mudas, comida, fruta y barritas energéticas como para una boda... sin olvidar toda la parafernalia que una escalada clásica requiere.

No se lo que pesarían las mochilas, pero de largo, superamos el tope recomendado por Fer... menos mal que la ilusión superaba nuestra falta de entrenamiento.

Pasito a pasito llegamos a Bulnes tras 1 hora de pateada, desde allí comenzaba la auténtica aventura.

La ruta elegida estaba descatalagada como PR por su alta dureza, aun así las rayas blancas y amarillas hacían inconfundible el camino a seguir. Llegamos al Refu sin cruzarnos una sóla persona que hiciera el mismo sendero que nosotros en la dirección ascendente, sí nos encontramos con un grupo bastante numeroso, vascos en su mayoría, que la hacían de bajada. Sus comentarios sobre lo duro que era lo que hacíamos y lo que nos quedaba por hacer nos desalentaba un poco, pero ya no había otra que tirar para lante.

La ruta nos encantó y casi nos mata, en verdad llevábamos mucho peso... y eso que finalmente no habíamos llevado ni camping ni lumigas, ni su menaje correspondiente... pero por más que le dimos vueltas no fuimos capaz de reducirlo más. La llegada al Refu fue como la de los beduinos a un Oasis después de atravesar el desierto.

Después de un rato, montamos la tienda (que hacía 12 años que no sacaba de su bolsa) y nos encontramos una bonita colonia de moho campando a sus anchas... -Qué asco!!! - dejamos aquello ventilando y nos dispusimos a cenar lo que los del Refu tuvieron a bien dejarnos, una ración de jamón, cabrales y lomo que nos supo a gloria pero que nos dejo la boca seca como la mojama. (to be continued)

martes, 1 de septiembre de 2009

Ramboncín y otras vías de Patones

Patones, sector Parking

Ramboncín (6c) ***: Esta vía, por la que inevitablemente pasa todo el mundo que busca acceder a los sectores más altos de Patones, no es precisamente de las que salen de ojo por su espectacular trazado.
Dos factores hicieron que la prestáramos atención... por una parte, Ramboncín y el grupo de vías de su entorno (Sector Parking hasta la cascada) suelen permanecer desiertas a pesar de la masificación habitual de Patones y por otra, el contar la misma zona, con objetivos al alcance de las ambiciones de Gema.

Ramboncín es una vía que cuenta con dos filtros severos para aquellos que aspiran a su encadenamiento: El primero nada más chapar el primer seguro, a base de dinámico a regleta de izquierdas desde una microrregleta de derechas, seguido de dinámico a agujero de derechas para acabar llegando al canto "salvador" desde el que podremos chapar la segunda exprés. El segundo filtro es menos severo, pero llegamos a el muy hinchados y nos lo encontramos antes de chapar la 4ª exprés, consiste en alcanzar en placa desplomada un bidedo de derechas, otro de izquierdas y desde el dinamizar a un agujero con la derecha...

La secuencia de movimientos es espectacular, pero los aspirantes a "seiscegradistas" no la disfrutaremos, más bien desearemos con toda nuestra alma llegar a la cadena para escapar de la intensidad tan elevada que exige.

Un 6c duro, de unos 15 metros, sobre placa desplomada que se surca a base de regletas, dinámicos, y sin reposos. Lo más duro que he escalado hasta ahora. Una delicatessen nada comercial. Para mí una vía que marca diferencias.

Los canarios
(6a) *: Dicen que no lleva demasiado tiempo abierta, que la guía actual es la primera que la recoje... es la hermana de "Jakito" y está situada justo a su derecha. Jorge, Zulema y Eva, todo el mundo parecía hablarnos muy bien de esta vía y había que darla un pegue... Se trata de una vía muy similar a Jakito, con entrada atlética, casi una dominada a la que sigue un dinámico... demasiado duro para llegar justito de grado. El resto de la vía es más suave y mantenido, pero siempre siguiendo la tónica del agujero y el desplome. Chapar la reu supone confiar algo más que un poco en tu brazo derecho.
Antes me encantaban estas vías, ahora me parece que exigen más de lo que dan. No obstante una gozada si tus biceps no están demasiado tiernos. Mejor chapada que Jakito, no obstante hay que tener cuidado. Mejor no caerse.

Jakito (6a) *:
Hubo una época en la que esta era la vía de calentamiento habitual, pues los colegas peleabamos por incorporar al curriculum los 6a´s que jalonan el sector. Tiene dos posibles entradas, por la izquierda de la arista es plaquera y facilita, recta hasta el primer seguro, sale un buen apretón de brazos. Es una vía corta, con 3 desplomes en su recorrido, si solo haces placa agradeceras muchísimo llegar a la reunión... pues los brazos estarán hinchadetes.
Jakito tiene un problema y es que hay un paso del que no te puedes caer antes de chapar, el paso en sí no es más de 6a, pero si te caes, te partes la columna en dos. Además, cuenta con la carga psicológica de no ver el parabolt hasta que lo tenemos encima pues está justo encima del segundo bombé.

El primer pegue que le dí me lo aseguró Marce hace ya un lustro, también estaban por allí Feito y Pedro Pablo. Lo pasé tan mal que aun me acuerdo de el, ya que en el paso clave, el de la caída chunga, me fuí hacia la "cueva" de la derecha y luego no podía salir de ahí... sin chapar y con la repisa "parte-espaldas" debajo, me entraron los siete males. Finalmente y con mucho ánimo desde el pie de vía conseguí llegar al parabolt y salvar la situación.

A mí me gusta esta vía, pero en general no es excesivamente popular.

La locura de los cuerdos (6a):
Esta vía y su compañera de reunión ("la cordura de los locos") aparecierón en Patones hace relativamente poco tiempo y permiten tener, antes de la cascada, unas vías asequibles que abran la zona a cordadas heterogéneas. Hasta aquí todo lo bueno que se puede decir. Son extremadamente cortas y están mal equipadas. El tornillo de algunos parabolts sobre sale tanto que nos jugamos un buen corte en una hipotética caída y la reunión es lo peor que he visto nunca: Se trata de una pletina sujeta por 3 parabolts. La pletina bascula en el momento del descuelgue como si fuera papel... Realmente hay más peligro por el equipamiento que por la propia vía en sí.
La línea no es fácil, tiene un comienzo exigente que constituye lo único bueno de toda la vía. La llegada a la reunión te obliga a meterte en el trazado de "La cordura de los locos" pero la chapa parece invitarte a seguir de frente... Probablemente la vía peor equipada del mundo. Ponzoña total.