domingo, 27 de marzo de 2011

La Motivación

La motivación... esa imprevisible variable que a veces llega inexplicablemente y nos mueve a hacer cosas con denuedo, alimentándo el espíritu y cargando las baterías.  Que nos hace sentir plenamente vivos y dispuestos a invertir hasta la última gota de energía y hasta el último segundo de nuestro tiempo en aquello que la despierta... y  que por contra, otras nos abandona, haciendo que nos planteemos cada movimiento, midamos cada segundo y nos sintamos algo perdidos y hasta confusos, cuestionando si merece la pena lo que antes hacíamos con tanto convencimiento...

La motivación viene, permanece junto a nosotros, y cuando nos hemos acostumbrado a ella, la hemos cogido cariño y creemos que forma parte de nuestra propia esencia, un día nos levantamos y  no está. Desaparecida sin  dejar ni siquiera una nota, sin llamar para decir si tiene pensado volver y cuando. Y nos deja perdidos, sin saber muy bien que hacer mientras regresa... o peor aún que hacer en el caso de que nunca regrese.

Nos hemos acostumbrado a vivir la vida de una determinada forma, a construir una existencia entorno a una determinada actividad y a involucrar en ello a nuestros seres más queridos, y de repente te cuestionas si tiene sentido.

Un día cualquiera guardas el balón, la bici, los gatos, las zapatillas de correr o la raqueta de tenis y sin embargo no llega la tarde o el rato del día en que emplees unos minutos o unas horas en quitarle el barro ni engrasarla, no las dejas en la ventana secando después de limpiarlas, ni quedas para echar un partido y ver como va el nuevo cordaje...

Durante un tiempo crees que es pereza, o que estás cansado. Se suceden los fines de semana y un día ni siquiera hace falta poner excusas.  Se acabó el baloncesto, el ciclismo, la escalada, el tenis o lo que sea.

No digo que esto me este pasando a mí respecto de la escalada, pero si es cierto que estoy en horas bajas, que lo que antes salía solo, ahora hay que empujar para que salga y que no encuentro razón externa suficiente para justificar la ausencia de actitud.  También sé que no quiero abandonar este deporte, esta forma de vida,  así como así porque me ha dado demasiado como para pasar página sin más... Pero lo cierto es, que me he planteado que pasaría con mi vida tal y como está si esto se acaba y, he acabado por pensar que es mejor no plantearselo...  Quizás el sábado que viene me despierte y la motivación haya vuelto.   No deseo otra cosa.

martes, 22 de marzo de 2011

Vuelta a las buenas rutinas


Panoramica desde Colina Hueca

En un mundo de charlatanes y trileros donde la democracia ha perdido todo su significado y ha pasado a convertirse en una marca comercial bajo la cual una parte del mundo se permite dar lecciones a otra... (lecciones de como dar ostias) Estar en casa tres fines de semana y seguir día a día la actualidad más o menos tergiversada o cuando menos sesgada de los medios de comunicación, estaba acabando conmigo...   Mientras tanto a Japón le daba una dentellada un brutal terremoto, otra un tsunami y más tarde aguardaba la guinda del pastel... Una central nuclear hecha papilla porque a nadie se le había ocurrido pensar que era peligroso (más aun) instalarla en una zona de alta actividad sísmica...   ¿Qué no se puede renunciar al progreso?  ...Un poquito de por favor...  En todo caso a cierto progreso sí.


Por fin el martes, tras muchas sesiones de estiramientos y por propio aburrimiento el lumbago aflojó el puño permitiéndome retomar parte de mis rutinas, de esas que son como las drogas que atontan mi cerebro y me permiten seguir como un borrego mi día a día sin dar ningún paso más allá de los senderos marcados por quienes los deciden.

Cincuenta minutos de rocódromo dan mucho de sí para unos brazos que se han desinchado en tres semanas al mismo ritmo que mi plan de pensiones del ING... Mi banco amigo...Total, que salí con un buen pete y con mejor humor y más energía que la que traía de casa.  Por cierto una energía bastante "limpia".

El jueves salí a trotar, sólo 20 minutos y por prescripción médica, que Gema si no se mosquea conmigo. No por la posible recaída en si misma, sino porque me vuelvo insoportable cuando estoy físicamente ocioso.

El sábado, todos lo sabéis, salió un día de primavera-verano en El Corte Inglés, pero tocaba cita familiar... y  hubo que reorientar el timón.  Así que aprovechamos la coyuntura, unos para estudiar, Gema... (Qué cómo se lo está currando), y otros a organizar nuestra inmediata diversificación deportiva hacia el mountain bike (un retorno en mi caso) Una Giant Trance X que me tiene loco y me lleva a hacer locuras que no encajan en mi estricta política de gasto actual...  y una Marín East Peak hecha a la carta que clama por una nueva oportunidad de volver a los senderos... si todo va bien en manos de otra ciclista.

El domingo, esta vez sí, sonó el despertador cumpliendo con su desagradable misión, pero ya estábamos en pie... Pepa andaba como loca pues su infalible olfato le decía que el plan de hoy le iba a gustar  y mientras, nosotros... pues al tran trán. Gema tenía ganas y yo estaba perezoso sin saber muy bien si tenía ganas de escalar o no... ciertamente no estoy en un pico de motivación y el parón me ha venido fatal.

Son las nueve y veinte cuando llegamos a la barrera de Cantocochino, increíble la caravana que se ha montado en un momento... De hecho nos la encontramos cerrada.  Menos mal que Antonio, Almu y Zule han podido pasar y nos han esperado al otro lado a bordo de su nueva furgo.  No me extraña que el Antonio no pueda dejar de sonreír... Está como un niño con zapatos nuevos... unos zapatos nuevos y cojonudos diría yo.

El plan inicial era ir al Risco de los Principiantes, pero la rodilla de Almu tenía otros planes, así que nos quedamos en el Cancho de los Brezos... Desde el principio no vi clara la elección. El sol pegaba de lo lindo y apenas eran las diez de la mañana. Unos cuantos resbalones más tarde, un poco de dolor de cabeza y una solanera de justicia me hacen clamar por un cambio hacia Colina Hueca.

Solo se aviene Gema, no se si por convicción o por resignación, pero el caso es que con acierto (y esto lo añado yo y mi punto de vista).  Trescientos metros más allá, justo al otro lado del Barranco de los Huertos, y las condiciones son exactamente las contrarias:  simplemente perfectas para la adherencia. 

Una vía más tarde, y mi humor en caída libre ha cambiado por completo, después de tres semanas me vuelvo a sentir escalador en un 6a por el que he pasado ya unas cuantas veces... Cuando re-encadeno  "Selva Negra" un 6b+ dificilillo (desde mi punto de vista), me he quitado de encima la pereza y todas las dudas.

No necesitamos más.  Gema está petin y yo quiero llevarme a casa exactamente esa sensación mental y no otra sensación más lumbar... Desandamos lo andado hasta retomar el contacto con nuestros amigos a los que encontramos mucho más... "morenos"... pero también encantados de la vida. Existe el indiscutible derecho a torrarse,escalar y además disfrutar haciéndolo... se trata de que todo el mundo disfrute haciendo lo que le de la gana.

Cada uno por su camino y ya estamos todos preparados para las cervezas y las raciones pertinentes. La Jara nos acoge en este empeño. Una vez más... Lo hemos conseguido.

lunes, 7 de marzo de 2011

De Lum y Vago.

Tenían que llegar los 7a's, los treinta y siete palos y lesionarme la espalda. Todo en la misma semana...Y lo peor  es que encima sale un sábado aprovechable "pedriceramente hablando" y un domingo pa' haberse hinchao'...  Por una vez planes, anticiclón y temperatura se confabulan a mi favor y  me pillan con la bolsita de agua caliente y atiborrado de antinflamatorios... ay, aaaaay,  aaaaaaaaaayyyyyyy....