lunes, 12 de mayo de 2008

Punto Final

Las cosas han cambiado en exceso desde que comencé a escribir en este blog allá por septiembre del año pasado. Lo único que perdura es que sigo escalando. Es increíble lo evasiva que puede resultar esta actividad... Tanto, que en este momento se que no escalo por diversión, si no porqué no podría hacer otra cosa que calmase el dolor que siento de igual manera. Ese dolor en el alma que no calma la química y que se manifiesta mientras sueño, en un pestañeo, en cuanto dejo la mente vagar libre a sus anchas.

Necesito estar ocupado, acompañado y escalando... entonces las cosas medio van y "sobre el escenario" todo llega a parecer normal. Ahora además trabajo en algo tan insensible como la declaración de la renta, en una compañía que exige una imagen personal básicamente impersonal, lo que también ayuda, porque aunque soy el mismo yo, soy un yo amortiguado en todos los aspectos.

Todos estos recursos, todas las corazas, se vienen abajo cuando como en un flash tomo conciencia de nuevo de que ha muerto. Sí, ha muerto y nada tiene menos solución que eso. Las cuentas pendientes quedan pendientes y no hay manera de saldarlas y dejar en paz mi espíritu. 24 años, 3 años y 27 días de lucha, esperanza y lágrimas con final trágico y con un proyecto en común fracasado por errores infantiles y falta de comprensión pero no por falta de amor.

No puedo escribir más en este blog, escalar, por mucho bombo que le demos, no es más que un hobby tonto al lado de otros aspectos de la vida como ser querido, querer y tener salud... Se me hace imposible, hablar de una vía encadenada, de lo bien que me lo pasé tal día o de con quien lo compartí, si supone echar arena sobre la realidad de que María, Meri, Meripenny, ha muerto.

La vida sigue. Hasta la fecha fracasé en sus aspectos más relevantes y con 34 años no tengo ni oficio ni beneficio ni se hacia donde tirar. Sin embargo tengo razones para intentarlo otra vez y la suerte de tener quien me transmita energía y me haga sentir que esta vez puede ser la buena.

Supongo que he madurado tarde y he visto con demasiada claridad lo gilipollas que he sido toda mi vida. Ser consciente de algo así no exime de la posibilidad de volver a serlo pero da argumentos para pensárselo dos veces y alguna posibilidad más de éxito.

Este blog termina hoy aquí, certificando el punto y final de mi anterior entrada. No hay espacio para más banalidades cuando entre ellas se ha colado la muerte de un ser amado... Dios, nunca antes he necesitado tanto que existas y nunca antes he creído menos en esa posibilidad.

Me gusta escribir y espero más pronto que tarde colar un nuevo blog en el ciberespacio desafecto del dolor que este me produce. Gracias por haberme leído y por haber opinado. La Bitácora Vertical ha escrito su punto y final.