En mí búsqueda de compañeros para escalar en La Pedriza este "finde", Carlos me había sacado las castañas del fuego el sábado en nuestra visita a Colina Hueca, pero aun quedaba un día y había que aprovecharlo como si fuera oro.
El viernes lancé un globo sonda al ciberespacio y Vlady lo interceptó como si fuera una pelota de béisbol. No nos conocíamos, pero sabíamos de nuestras peripecias y ya habíamos coincidido en el espacio-tiempo una vez. Lo justo para decir aquello de "Oye tío ¿Tú no eres tal? -Pues yo soy cual. Encantado aquí un amigo".
Como Vlady ejercía de anfitrión y yo de gustoso invitado, estaba decidido a embarcarme en lo que propusiera, sin poner ni un pero ni añadir una coma. De esta manera acabé convirtiéndome en un personaje de sus Historias de Montaña y no en protagonista de una de mis propias aventuras... y yo encantadísimo.
-A las 9.30 en Cantoco y mejor si es un poquito antes ¿vale?
"La primera en la frente" pienso. Odio madrugar, lo primero que haría si fuera rico es bailar claqué sobre el despertador y encima con la paliza del sábado acuestas...
- Vale tío, allí estaré.
Y allí estuve. No me había bajado aún del coche y Jose Miguel (de Al filo de lo improbable) me toca el cristal con los nudillos... Como no le conozco y hay un pifostio de gente increíble, pienso que he hecho algo indebido con el coche, no sé, igual he atropellado una mochila o he rozado a alguien...
- ¿Sí?
-¿Eres Alberto?...
-Pues sí. y veo como sonriente me da la mano. Levanto la vista y veo a Vlady que también me saluda sonriente...
"Parecen majetes". Pienso y, en cierto modo me quito una tensión que no sabía que tenía.
Aparco, nos presentamos en condiciones y me comentan sus planes... Ya no vamos a las Buitreras, Vlady se presenta con la única guía de La Pedriza que no tengo (y tengo 5), concretamente con una de Tino Nuñez de las mejores escaladas de la zona centro, y me señala con su dedo índice una página.
-Mira ésta, a ver que te parece.
La segunda en el pecho. Bajo su dedo veo una escalada clásica, en un risco del que no había oído hablar "La Bola de San Antonio". 7 largos 7. De nombre Route 66.6 y unas reseñas escasas (en la línea del autor de la guía) que escupen un largo de 6c+ /A1 (que en ese momento no se ni lo que es) y otro de 6b, a saber Dios, como estaría de protegido.
- Me parece perfecto.
Lo que de verdad me gustaba del plan, era que el risco en cuestión estaba dentro del Hueco de las Hoces, un paraje singular, abrupto, poco transitado y de una belleza aplastante. Sin embargo, no es precisamente un lugar para pasear. Ya había estado allí 2 veces antes, pero en sentido descendente; la primera fue con María y Lola y lo pasamos un poco mal porqué nos salíamos continuamente del camino y se nos agotaba la luz del día... desde luego que este no es el mejor sitio para que te pille la noche. La segunda fue con Javi después de escalar la Ignatius y también nos despistamos varias veces del camino.
Al tran tran, llegamos a pie de vía. El camino es largo y da para irse conociendo un poco. Cuando nos ponemos los arneses ya no somos tres desconocidos.Ni me planteo hacer un largo de primero, las dificultades de la vía no me impresionan, salvo el 6c+/A1, pero no estoy habituado a instalar yo los seguros y no quiero cometer errores, gustoso me hago cargo del "mochilon de pared" y acepto mi papel secundario en esta aventura.
La escalada va más o menos bien hasta que llegamos al largo de 6b, Vlady lo pasa regular pero se tira el largo como un jabato: protegiéndolo, escalándolo y echándolo arrestos en la desconocida parte expuesta. Al salir yo se me escapa el gato de una contraposición en la pared y resbalo hasta el suelo... no pasa nada, varios raspones para la colección y punto. Lo que si hago es dejar la mochila en la reu, es una Quechua Vuarde de 40 litros y es lo más antiergonómico que existe para escalar con ella. liberado del monstruo y al tope rope, no me corto un pelo en acerar todo lo que voy encontrando a mi paso... evidentemente falta un parabolt en la placa de salida de la travesía, que es fácil, pero que si se te va un pie te das un péndulo que te da la risa. A medio largo Jose Miguel decide no subir, no lo ve claro y no quiere ser un lastre. Por unanimidad nos retiramos sin sentimiento alguno de culpa... no nos faltaban razones: Faltaba el largo de 6c+/A1, no íbamos a hacer cumbre porque no llevábamos zapatillas para bajar andando y sobre todo, porqué no nos apetecía separarnos.
En el regreso estábamos los tres de buen humor y no paramos de cascar. Las risas atenúan el dolor de las castigadas piernas y nos hacen volar hasta Cantocochino. Inmediatamente ingerimos cerveza, durante la ingestión, echamos un ojo a las fotos y, tras alegre conversación damos por finalizada esta Historia de Montaña de saldo netamente positivo.
Qué hay Free:
ResponderEliminarMe ha encantado como lo has contado!
Seguro que coincidimos en otra historia de montaña ;)
Salu2
PD: Te hurto una foto Ok?
Ktal Vlady? La vía ha quedado pendiente, con un poco menos de calor no me importaría volver a atacarla en serio. ¿te apuntarías?
ResponderEliminarPasa hasta la cocina y coge lo que quieras.
un abrazo.
¡Uf!
ResponderEliminarAsí que ya conoces a Vlady... estás perdido, tron.
Slds
Pendiente queda...aunque en su momento recordaras que dije no me apetecía volver a pasar de primero por esa travesía...pero ya sabes que cuando pasa un poco de tiempo, la mente te engaña para volver a intentar lo que un día no pudiste terminar. ;)
ResponderEliminarTe cojo una cerveza de la nevera vale? ;)
Fer...tú también estas perdido, reconocelo ;)
Salu2