Con lo de la nevada y tal como que no mola lo de salir de casa... Pude haber tenido este pensamiento pero... a las 11.00 ya había quedado con Gema, que se presenta preparada para ir a escalar, para ir a patear, para ir al roco o lo que haga falta... En la calle hace un frío que pela, pero lo determinante no es eso, sino que el cielo está de un gris plomizo que oculta el sol. Contra eso no podemos ni recurrir a "San Vellón", esa irreductible escuela de escalada al margen de cualquier parámetro lógico en cuanto a climatología se refiere.
Nos decantamos por La Pedriza. Con la cantidad de nieve caída debe estar preciosa y seguro que un paseito nos relaja y nos deja de mejor talante. Ojalá no haya salido mucha gente de casa y la podamos disfrutar como si se tratase de un pase privado.Llegando a Manzanares llamo a Guzmán, el guarda del refugio, un tío de puta madre con el que siempre, siempre, te sientes a gusto, al igual que con su compañero Luis. Averiguo que están abiertos y que la barrera de Cantoco está bajada. Es todo lo que necesitamos saber. En una hora larga de pasear, oler, y no cansarnos de mirar nos aproximamos al Refugio, con la memoria de la cámara echando humo. Nunca, nunca, había visto La Pedriza así. Supongo que otra gente más habitual sí... pero nosotros, tal cantidad de nieve y a tan baja cota era la primera vez... y flipamos.
Las lentejas del Guzmán son cojonudas. Cojonudas porque le salen bien y porque la pateada, el frío y el entorno refuerzan la satisfacción que sientes al comerlas. Lo mismo pasa con el segundo plato, se llame como se llame, con la cerveza de lata, con el yogurt y con la infusión en vaso de plástico. Es el entorno y es que tanto él como Luis, su colega y compañero, te lo ofrecen con un trato tan agradable y fraternal que sientes que estás como en familia.
Con María pasé largas tardes en el Refu comiendo y jugando al ajedrez. María eligió vivir eternamente en La Pedriza y seguro que por allí andaba el sábado, "partiéndose la caja" con la bochornosa partida que jugamos Gema y yo. (no te preocupes Meri, que mejoraremos) es que hacía mucho, mucho tiempo...
A las 17.30, casi sin habernos dado cuenta, tenemos que bajar hacia el Tranco, el sol está apunto de retirarse y habíamos olvidado que el coche no lo habíamos podido subir a Cantocochino, así que salimos zumbado para abajo, casi a la carrera.
Bajando al trote nos cruzamos con caras conocidas del Espacio Acción. Mario, Víctor y otro chaval que no conozco... Gente agradable y muy montañera que tampoco perdona un fin de semana, haga el tiempo que haga. Los dejamos atrás con sus mochilas y sus piolet y con ganas de tener más tiempo para preguntarles por donde han andado.
Llegamos al coche con las últimas luces del día, contentos, a gusto y sintiéndonos bien. Ya solo faltaba un cine para rematar el sábado.
¡Qué gozada!
ResponderEliminarSlds
Me ha entrado hasta hambre ;)
ResponderEliminarSalu2
A ver si un día quedamos para comer lentejas todos junticossss... que una vez quedamos con Josito, javi y nosotras y no nos encontramos en Cantoco....
ResponderEliminarBsssssss, MuMu
Hola peña, cuando queráis compartimos unas ¿eh? no es mal lugar para una quedada masiva ¿verdad?
ResponderEliminarMumu, ya ves, recuerdo aquel día, aún no conocía a Zulema. Por lo demás tú ya sabes que yo con vosotr@s voy al fin del mundo...