Hoy he vuelto al Vellón, y junto a la arenisca de sus muros de piedra me he reencontrado con Javi, una de esas personas a las que sin necesidad de tener contacto a diario, puedes llamar amigo en toda la extensión de la palabra. Javi es un magnifico escalador, no solo escala grado, Javi escala bonito; su forma de escalar me recuerda mucho, salvando las ditancias, a la de Patrick Edlinger (imprescindible su pelicula "La Vie au bout des doigts") y sin embargo su mejor cualidad no tiene que ver con su faceta de escalador, además de ser una excelente persona, Javi se significa por su capacidad para hacer sentir bien a todo el mundo.
Junto con Javi, he compartido cordada nuevamente con Jorge, un auténtico apasionado de la escalada, un torbellino de energía que desprende ilusión contagiosa por encaramarse a toda pared rocosa que se le ponga por delante. Su gusto por la música... bueno, es diferente al mío.
Jorge y yo nos movemos en el mismo grado y compartimos objetivos, fanatismo y manera de entender una jornada de escalada.
Con gente así te aseguras una buena mañana y escalar se convierte en una actividad exigente, placentera y completa en satisfacciones.
El guión del día fue el siguiente:
La "Miami Vicio" 6a fue la vía de calentamiento, quizás luego hicimos la "Balón de Nivea" 6b y estoy seguro que luego le dimos sendos pegues a la "Escorpión" 6c y "La Hora de los Fantasmas" 6c... no las detallo porque además de estar ya descritas en este blog y encadenadas (el año pasado se me atascó la de "La Hora de...") El objetivo no era otro más que ir cogiendo tacto, callos y fuerza... La "penúltima reunión" la hicimos en un bareto de Pedrezuela regentado por unas chicas muy simpáticas y de cuyo nombre no puedo acordarme.
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